Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Javier Sierra. Escritor
-Su libro bien podría ser una guía alternativa a las oficiales para visitar el Museo del Prado. ¿Le han propuesto algo en teste sentido?
-Es ya la guía oficiosa del Museo del Prado, porque desde que presentamos el libro son muchos los visitantes que lo llevan debajo del brazo, algo que he podido comprobar en persona porque soy un activo visitante, veo a mucha gente con un ejemplar debajo del brazo y he dedicado muchos libros en sus salas últimamente. El libro está en la fase de internacionalización, se está preparando la edición polaca, la rusa y se está ultimando el lanzamiento del libro traducido al inglés para EEUU. Me parece muy pertinente que se presente el libro en el Festival de Poesía, porque hay una conexión muy importante entre el arte y la poesía ya que ambas disciplinas fueron concebidas en la noche de los tiempos para buscar grandes respuestas a los interrogantes humanos. Los poemas más antiguos de la humanidad, que tienen más de 5.000 años, son de carácter trascendente, caso de la Epopeya de Gilgamesh, que es la búsqueda de este rey sumerio, que lo tiene todo en su vida, de la vida eterna. Lo que yo planteo en mi libro con el arte es que también sirve para eso, que quien lo pintaba se interrogaba sobre las grandes cuestiones de la vida.
-Por cierto, que si Indiana Jones hubiese comprado su libro no habría tenido que liar la que lió para encontrar el Santo Grial. En 'El maestro del Prado' se apunta la teoría de que Juan de Juanes pintaba en sus cuadros una copa que se custodia en la catedral de Valencia y que, para algunos, es el verdadero Santo Grial. De hecho, ha sido utilizada por Juan Pablo II y Benedicto XVI en las misas que han dado en el Levante.
-Hemos perdido la función narrativa del arte. Yo me fijo en pinturas del Renacimiento que no se hicieron con un propósito estético, se hicieron con el propósito de contar historias. Pero nos hemos olvidado en este mundo de prisas, de internet y de lo instantáneo de buscar esos símbolos, descifrarlos y exprimir lo que nos tienen que contar. La novela, en una clave fácil, accesible, invita a leer los cuadros, no sólo a verlos.
-En su web hay un apartado en construcción que se llama 'biografía oculta'. ¿Qué esconde Javier Sierra?
-Nada, lo que intento mostrar es que, detrás del novelista de éxito, está el niño de ocho años que escribía sobre misterios, fantasmas, el Triángulo de las Bermudas... . Esa parte es básica para entender quién soy. En realidad, con casi 43 años, escribo los mismos relatos que cuando tenía 8, con más disciplina, más oficio, otra visión, pero la semilla es la misma, es la curiosidad, ser un hombre capaz de fascinarse con una placa de un cementerio.
-Si alguien cree en la virginidad de la madre de Cristo es religioso, si se interesa en lo paranormal es un 'friki'...
-Es que hay cosas, entre comillas, frikis, que a costa de ser repetidas a lo largo de los siglos se convierten en tradición, y de ahí saltan a ser gran cultura. La lección que yo saco de esto es que sin el misterio no existiría cultura, algo que pasa desde la invención de la pintura, que nace con un interés chamánico. Cuando el hombre se acomoda ya no se interroga por las cosas. En Occidente nunca hemos sido tan cómodos, creemos que todo está explicado y es agradable ver el mundo a través del televisor y no sufrir el viento en la cara. Pero hay gente que se enfrenta al misterio y al viento.
-A lo largo de su trayectoria, ¿hay alguna teoría utópica en su momento que se haya confirmado después?
-Uno de los temas que me generan más fascinación es el Descubrimiento de America, la posibilidad de que Colón sabía dónde iba y que incluso pudo hacer un viaje secreto en 1485, un año negro. Las Capitulaciones de Santa Fe dan una pista porque en ellas no se habla de los territorios que se descubrirán, se habla en presente de indicativo, de tierras descubiertas. Es decir, Colón sabía que había algo. Cada vez hay más indicios y creo que se acerca el día en que se confirme esta teoría.
-De confirmarse, ¿pasarían siglos hasta que los historiadores oficiales lo admitan?
-La oficialidad está siempre apoltronada, pero la verdad siempre acaba abriéndose paso, lo que diga el catedrático 'x' hoy importa poco, porque el catedrático 'y' dirá lo contrario dentro de un siglo.
-Es curioso que los divulgadores de lo desconocido generan unas adhesiones parecidas a los de los equipos de fútbol. Los que siguen a uno aborrecen al otro...
-Hay algo de verdad en eso. Pero yo no hago hooligans, busco tener cómplices. El trabajo de un divulgador es prender la curiosidad, no convertirse en un objeto de veneración.
-Hay gente molesta porque en los programas se mezclan asuntos de investigación política o histórica con lo paranormal, momento en el que cambia de canal de televisión o de radio. ¿Por qué se juntan si, en principio, son cosas que no tienen nada que ver?
-A veces pasa, es cierto. Pero siendo un poco crítico y viendo cómo se divulga hoy y cómo se hacía hace 20 años en España, hemos avanzado mucho. Si se fija en el nivel de los invitados que acuden a televisión, por ejemplo a Cuarto Milenio, son cada vez mejores. Por citar a un granadino, está Miguel Botella, que es una autoridad mundial en lo suyo. Queda mucho por avanzar porque, hasta ahora, estos grandes expertos pensaban que los medios de comunicación eran algo marginal en su actividad, ¿para qué hablar con un periodista? Pero cada vez se acepta más que una parte del trabajo de los científicos es transmitir el conocimiento, algo relativamente reciente en España. Pero en EEUU, los grandes físicos tienen programas en televisión.
-Hay un 'top ten' de temas, como las pirámides de Egipto o la Sábana Santa. Si se pasa por un quiosco, siempre hay alguna revista que aborda estas temáticas destacadas con grandes titulares en la portada...
-Es que hay temas recurrentes, pero la prensa general no sale del caso Bárcenas, por poner un ejemplo. Hay momentos en que repetimos hasta la saciedad ciertos contenidos porque una portada ha tenido éxito comercial y le das una vuelta al asunto. A veces es difícil saber cuándo una portada tiene realmente algo nuevo y de interés.
-Recientemente se ha publicado que el misterio de la Sábana Santa tiene su origen en un terremoto...
-Eso es muy discutible. Hay un problema aquí, no es compatible la visión de este objeto desde la fe y desde la ciencia. El análisis del carbono 14 que se hizo en su momento, en los mejores laboratorios del mundo, es concluyente sobre el hecho de que es de la Edad Media. Yo eso no lo discuto, pero ahora hace falta saber cómo se hizo la Sábana Santa en la Edad Media y a eso no está respondiendo la ciencia. La Sábana Santa se comporta como un negativo fotográfico, eso dice que, si es un fraude medieval, como dice la ciencia, alguien conocía los rudimentos de la fotografía en esa época... Eso es más fascinante que si la Sábana Santa es de la época de Jesucristo.
-¿Es usted un escéptico dispuesto a creer?
-Es que en España el escepticismo está mal entendido. Conozco a escépticos de otros países, que tienen la duda, pero no el apriorismo de que lo que se está estudiando es falso. En España, un escéptico es un negador, que no aporta nada al debate de la investigación. Aquí hay una corriente negativista y te encuentras con que la mayoría de los movimientos escépticos de este país están vinculados a instituciones religiosas, algo muy curioso.
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