El movimiento memorialista de Granada recupera la figura de Agustina González, la 'zapatera prodigiosa'
Memoria Democrática
Varias asociaciones se unen para mantener vivo el recuerdo de los asesinados durante la Guerra Civil, entre ellos el de esta mujer, que inspiró a Lorca en su obra teatral
Política, escritora y dibujante, llegó a ser muy conocida en la ciudad durante la Segunda República
Agustina 'La Zapatera'
La vida de Agustina González comenzó en la Plaza de Cauchiles, a las espaldas de Puerta Real, en 1891 y terminó, como la de tantos otros, entre Víznar en 1936. Apenas medio siglo de vida que le bastó para convertirse en una de las figuras más importantes del siglo XX, inmortalizada para siempre en La zapatera prodigiosa de Lorca, amigo íntimo de la granadina. Ahora, 87 años después de su asesinato, el movimiento memorialista de Granada rendirá homenaje a su figura y legado con la iniciativa El último paseo, que partirá el próximo viernes de Víznar en dirección a Alfacar, en recuerdo de las víctimas del franquismo.
Figura activa en la política granadina de la Segunda República, junto a Maria Lejarraga, fueron sus mítines callejeros los que empezaron a granjearle amores y odios; en uno de los cuales encabezó una suscripción para pagar una multa que el Consejo de Ministros le impuso al Duque de San Pedro de Galatino.
Pero no solo cultivó la práctica, también la teoría. Suyo es el Reglamento Ideario del Entero Humanista Internacional, donde desarrolla parte de su ideario. Así, entre sus páginas puede leerse la defensa de lo que ella definía como "el casamiento precioso internacional" dando la impresión de que se proponía la posibilidad de la unión homosexual, lo cual era realmente chocante para aquella Granada de 1930.
Con este programa pedía la zapatera el voto a humanistas, socialistas, sindicalistas y comunistas libertarios para presentarse como diputada a Cortes Constituyentes por el Partido Entero Humanista, que ella misma fundó, por "las 49 provincias españolas y sus pueblos", según redactó en uno de sus textos. A esas mismas elecciones se presentó también Juan José Santa Cruz, el ingeniero que diseñó la carretera que une la capital Granada con Sierra Nevada, y que consiguió cerca de 13.000 votos frente a los 15 de Agustina.
Más allá de ese casamiento, las ideas de González incluían también la igualdad entre hombres y mujeres, el vegetarianismo, el karma, la reencarnación de las almas, un lenguaje único universal (cuya base plasmó en La eskritura futurista de 1916) o incluso una moneda única en Europa. Ideas desconcertantes para su época que, sumadas a su forma de ser (una mujer independiente, incluso económicamente, y que vestía muchas veces usando ropa de hombre), le granjeó muchas veces la desaprobación social.
De hecho, según afirmaba Francisco Ayala, por las calles de Granada la ofendían al paso; unos la llamaron loca, otros puta, otros más soeces, tortillera; de todo le decían cuando aparecía vestida de hombre con su gran sombrero, su capa celeste y traje de húsar paseando por la ciudad y entrando sola a bares y cafés. Según ella misma escribió, la razón era que la libertad no le estaba permitida a las mujeres, de hecho hubo médicos que trataron de curar su “histeria”.
Además de escritora y política, Agustina González cultivó la faceta de dibujante, aunque con su muerte también desaparecieron todas sus obras, las cuales firmaba con el pseudónimo de Amelia, un nombre que, nuevamente, volvió a inspirar a García Lorca para dar vida al personaje homónimo de La casa de Bernarda Alba.
Con el estallido de la Guerra Civil, fue apresada, junto a otras muchas mujeres y trasladada al Convento de San Gregorio, en el Albaicín, convertido en cárcel provisional y, posteriormente, llevada a Víznar para ser asesinada. Según cuentan, cuando fue a morir, en vez de encomendarse a Dios lo hizo a las estrellas.
Un nuevo último paseo
Junto a la de Agustina González, la iniciativa de El último paseo también reivindicará la figura de Federico García Lorca, el asesinado más conocido en Víznar y cuyo cuerpo aún no ha sido localizado.
El acto, que comenzará a las 18:00 horas, estará presentado por el periodista Francisco Vigueras, y contará con la lectura de un manifiesto y la colocación de una placa para reivindicar que La Colonia de Víznar sea declarada Lugar de Memoria Histórica. Además, se hará una visita a las fosas, donde el arqueólogo Francisco Carrión y el historiador Rafael Gil Bracero informarán sobre la tercera campaña de exhumaciones que se desarrolla con especialistas de la Universidad de Granada.
Cerrará el acto el cantautor Aníbal Menchaca, con una canción en homenaje a Dióscoro Galindo, profesor de la Segunda República asesinado junto a García Lorca y cuyos restos mortales aún se siguen buscando.
Pionera en enseñar los pechos a modo de protesta
De una forma algo más mundana, Agustina González también fue pionera en su época en mostrar sus pechos desnudos como escudo y valentía frente a la represión, una situación que, casi un siglo después, sigue generando polémica.
Fue en 1919, en medio de una huelga general en Granada cuando realizó este acto, en la Plaza del Ayuntamiento, frente a los policías que ya cargaban armas ante los manifestantes. Una situación que llevó a González a movilizarse y anteponer su cuerpo entre la policía y sus compañeros.
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