Muere el dibujante Ándres Vázquez de Sola

El artista gaditano residente en Monachil ha fallecido a los 97 años de edad

Vázque de Sola, el pintamonas irreverente

Andrés Vázquez de Sola en una imagen de archivo. / Archivo

Granada/Luto en el mundo de la cultura. El dibujante gaditano Andrés Vázquez de Sola ha muerto este jueves a los 97 años en Monachil, localidad en la que se encontraba afincado desde hacía años. El artista, figura consagrada del humor gráfico en el siglo XX, deja un amplio legado de obras gracias a una prolífica trayectoria que comenzó desde muy joven. A primera hora de la mañana de este jueves, Ángelica, su esposa, ha dado a conocer el fallecimiento.

Andrés Vázquez (1927, Cádiz), periodista, escritor, humorista gráfico y pintor pero sobre todo dibujante, ha fallecido a los 97 años de edad. Aunque nacido en la localidad gaditana de San Roque -que ha declarado tres días de luto oficial- llegó pronto a Granada, que era la cuna de su familia paterna y donde ha residido buena parte de su vida. Aunque el padre conciliaba la práctica del Derecho con su vocación literaria como poeta y colaborador en distintas publicaciones granadinas de la época, Vázquez de Sola se inclinó por su ascendencia artística en detrimento de la tradición jurídica inherente al apellido paterno. Doctor humoris causa por la Universidad Autónoma de Madrid, por su aAportación al Derecho en clave de humor, entre las muchas distinciones recibidas a lo largo de su vida, sobresalen las del trofeo internacional de dibujo humorístico Palma d‟Oro (Italia, 1972), el prestigioso premio Nasreddin Hoca (Turquía, 1974) y la presidencia de honor del Festival internacional de la Caricatura (Francia, 1994). Además, en 2014 fue distinguido por la Junta de Andalucía con la Medalla de Oro de la Comunidad autonómica.

Trayectoria

Así, tras abandonar los estudios de bachillerato en el colegio del Sacromonte, ingresó en la Escuela de Artes y Oficios con la intención de hacerse escultor, pero la influencia ejercida por uno de sus profesores más admirados, el célebre Gabriel Morcillo, terminó por orientar su futuro hacia la pintura y el dibujo. Su estreno como dibujante de prensa lo hizo en el diario Patria, donde estuvo firmando como Chaládez hasta que, con motivo de una de sus primeras exposiciones públicas en Granada, el entonces alcalde de la ciudad, Antonio Gallego Burín, a quien le parecía poco serio el seudónimo, le aconsejó cambiarlo por Vázquez de Sola, que eran los apellidos de su padre y que él adoptó ya como propios a partir de entonces.

En 1951, ante la falta de mejores oportunidades profesionales, se trasladó a Madrid para probar suerte en la prensa capitalina, compaginando durante los años siguientes sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo con su trabajo como dibujante en el diario Madrid, al tiempo que colaboraba en algunas publicaciones de Gráficas Espejo como Diez Minutos o Marisol. Más adelante, tras la puesta en marcha de TVE, estuvo también colaborando como dibujante en uno de los primeros programas de entretenimiento que se emitía los sábados, donde durante los dos últimos años de aquella década se encargó de realizar ante las cámaras, en directo y en pocos segundos, las caricaturas de los participantes. Por aquel entonces, sus inquietudes políticas le habían llevado a contactar en la clandestinidad con el PCE y, avisado por un compañero del programa de que iba a ser detenido, en 1959 Vázquez de Sola decidió autoexiliarse en Francia.

Una vez en París, y tras no pocas penalidades, trabajando de albañil o en lo primero que encontraba, incluso durmiendo a veces bajo los puentes del Sena, un golpe de suerte le abrió un día las puertas del prestigioso semanario satírico Le Canard Enchainé, en cuya redacción entró a colaborar y cuya publicación de La Gran Corrida Franquista tuvo tal acogida en los quioscos que la empresa editora decidió realizar una tirada especial de un millón de ejemplares. Convertido ya en personal fijo del periódico, Vázquez de Sola se mantendría luego en Le Canard durante las tres siguientes décadas, llegando incluso a formar parte de la dirección, aunque sin dejar por ello de colaborar como dibujante de manera esporádica con otros importantes medios de la prensa gala, como Le Monde, Le Monde Diplomatique, L’Humanité, Le Quotidien de Paris o Liberation, además de participar en diferentes programas de radio y televisión.

Sin embargo, una vez jubilado en 1985, decidió regresar ya definitivamente a España, adonde solo había vuelto antes de manera esporádica tras la muerte de Franco, y desde donde siguió durante algún tiempo colaborando en Francia con Le Canard, a la vez que lo hacía aquí con periódicos como Mundo Obrero, Diario de Cádiz o El Independiente, y revistas como Triunfo, Interviú o Páginas del Sur. Asimismo, puso en marcha y dirigió durante sus dos primeros números el semanario satírico El Cocodrilo, que pretendía convertir en el equivalente español de Le Canard, viéndose pronto obligado a dimitir al negarse a publicar un escabroso reportaje sobre la vida íntima de un importante gobernante socialista del momento, comprobando así que la empresa editora se situaba en las antípodas del modelo crítico e ideológico que él proponía.

Y, desde entonces, optó por dedicarse ya en exclusiva a la pintura y la literatura. Como escritor, Vázquez de Sola atribuye su vocación literaria a la necesidad de completar con palabras las historias de sus dibujos, lo que le llevó a buscar inspiración más allá de la actualidad de la prensa, terminando por aficionarse tanto a los libros que, además de leerlos, decidió también escribirlos, cambiando entonces la dinámica de escribir para rellenar las historias de sus dibujos por la de dibujar para ilustrar las historias que escribía. Fue así como vio la luz en París su primer libro, La triste vie d’un homme triste ( La triste vida de un hombre triste), publicado en 1968 por el prestigioso Claude Offenstadt en sus Editions Azur y reeditado diez años más tarde por Editions Candeau, en versión más barata y popular, con el nuevo título de Putain de vie (Puta vida).

Tras el éxito de aquella experiencia, Vázquez de Sola siguió publicando libros, habiendo dado a la imprenta en los 50 años posteriores numerosos títulos, como El polvo del camino y viceversa (2015), Vida y milagros de Jesulín de Nazaret (2018) y La verdadera historia del Gayumbo milagroso (2020).

Como artista plástico, son innumerables las exposiciones individuales y colectivas en las que Vázquez de Sola ha participado a lo largo de su vida, tanto en España como en su país de adopción política y otros varios europeos, con temas y títulos tan significativos como Vida y milagros del General Franquísimo, Caricaturas de la Cultura Española, Ya tenemos Constitución, Federico García Lorca y sus amigos, Homenaje a las víctimas del franquismo, Las mujeres de mis sueños,Volad, canciones, volad: 50 años de canción de autor en España, La Generación del 27, Homenaje a Francisco Ayala, Andaluces para la Humanidad, Paco de Lucía y los suyos, Besitos desde Sodoma, A la pintura y Las hordas marxistas.

En su haber artístico destacaba, igualmente, su participación en diferentes exposiciones colectivas en París, junto a firmas tan relevantes como las de Picasso, Kandinski, Manuel Ángeles Ortiz, Saura, Tapies, Guinovart, Genovés, Gordilllo, Úrculo, Canogar, Chillida, Henry Moore, Equipo Crónica, etc. Su primera exposición en nuestro país tras la muerte de Franco fue la titulada Caricaturas de la Cultura Española, inaugurada en Madrid en junio de 1976.

Actividad política

En cuanto a su actividad pública en la vida política española, participó en la campaña de las primeras elecciones generales, las del 15 de junio de 1977, en las Rafael Alberti y Andrés Vázquez de Sola encabezaron, respectivamente, las candidaturas del PCE al Congreso y al Senado por la provincia de Cádiz. Menos conocida es su actividad clandestina durante el régimen franquista, de la que conservaba el mal recuerdo de su detención y encarcelamiento en Ceuta durante un viaje supuestamente turístico por España en el que en realidad estaba realizando una serie de crónicas periodísticas y reportajes radiofónicos sobre la actualidad social española para el diario L’Humanité y la emisora Radio España Independiente, más conocida como La Pirenaica. Después de un mes en prisión y dos más retenido en libertad provisional, una campaña de protesta organizada desde Francia consiguió finalmente su regreso al país vecino.

La experiencia carcelaria inspiró al artista una importante serie de dibujos que fueron expuestos en la primavera del año siguiente bajo el título de Mis cartas marruecas, con un lírico texto del francés Claude Roy y el explícito añadido de Con la verdadera historia del Minotauro que no quiso degenerar en buey. Su segundo procesamiento ante la justicia española estuvo motivado, ya en plena democracia, por la publicación en las páginas del periódico La Tribuna de Marbella, de una serie de veinte dibujos en los que Vázquez de Sola satirizaba la actuación del presidente Felipe González y otros miembros del gobierno socialista durante la campaña del Referéndum de 1986 para la salida o la permanencia de nuestro país en la OTAN. Un grupo de periodistas y juristas de prestigio internacional constituyeron un comité de apoyo a Vázquez de Sola y, finalmente, tras su comparecencia y declaración en el juzgado, el procesamiento debió quedar en suspenso

Desde hacía varias décadas residía en la localidad granadina de Monachil, siendo socio fundador y presidente de la asociación Granada por la República.

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