La catástrofe que hizo desaparecer un pueblo de la Alpujarra en el XVIII: una exposición profundiza en la historia de Cáñar y Barja

Vista parcial de Cáñar. / R. G.
B. R.

16 de julio 2024 - 13:40

Granada/El patrimonio documental que custodian los archivos históricos esconde una rica historia de los municipios granadinos. Una investigación sobre el territorio del actual municipio de Cáñar, cuyo término municipal comprende Cáñar y el desaparecido Barja, ha permitido profundizar en su trazado urbano y arquitectura característica, sus infraestructuras hidráulicas como acequias y molinos, y su entorno natural privilegiado, encajonado entre veredas, balates y cultivos. Este entorno no solo es estéticamente valioso, también constituyó un recurso maderero crucial para la economía española en el siglo XVIII. Estos y otros datos se recogen en una exposición sobre El Catastro del Marques de Ensenada que puede verse hasta el mes de septiembre en la Casa del Pueblo del Ayuntamiento de Cáñar.

La exposición

La muestra, que lleva por título El Catastro de Ensenada. Magna Averiguación Fiscal para Alivio de los Vasallos y Mejor Conocimiento de los Reinos (1749-1756). Cáñar y Barja 1752, es el resultado de un esfuerzo coordinado entre diversas administraciones e investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Impulsada por la Dirección General del Catastro del Ministerio de Hacienda y Función Pública y cuenta con el apoyo del Archivo Histórico Provincial de Granada, el Instituto Universitario de la Corte en Europa (IULCE-UAM, Madrid) y el Centro de Estudios Históricos del Valle de Lecrín y La Alpujarra (CEHVAL). Fruto de ese trabajo conjunto, la exposición detalla la vida cotidiana, las profesiones y el entorno de Cáñar y Barja, ofreciendo una ventana al siglo XVIII.

Comisariada por los investigadores Raúl Ruiz Álvarez (UCA), Ángel Aguilar Cuesta (UAM) y Concepción Camarero Bullón (UAM), examina minuciosamente casas, tierras, árboles, trabajos, rentas y familias, así como aspectos de género, espacio y economía en Cáñar y el despoblado de Barja. Este análisis proporciona información excepcional sobre el proceso de catastración de la Corona de Castilla a mediados del siglo XVIII, destinado a mejorar el sistema de recaudación. El objetivo catastrar la Corona de Castilla era proceder a un profunda reforma fiscal, que pasaba por simplificar el complejo conjunto de impuestos, denominados Rentas provinciales. Estas debían reemplazarse por una Única Contribución, más justa y equitativa, al ser proporcional a la riqueza de todos y cada uno de los vasallos, incluidos la nobleza y la Iglesia. Para calcularla esa carga fiscal se hizo necesario conocer sus riquezas: bienes, rentas, cargas y utilidades por trabajo, comercio, etc.

Una imagen de los documentos consultados. / R. G.

La catástrofe

Así se conoce que en 1752 Cáñar contaba con 114 vecinos (familias). La actividad principal era la agricultura, principalmente el cultivo de trigo y cebada. El suministro de agua provenía de una acequia alimentada por el río chico. Entre las profesiones se encontraban el maestro molinero de pan, labradores, jornaleros y un soldado miliciano, lo que sus comisarios segun sus comisarios muestra "una comunidad laboriosa y diversificada". Aunque no se registra oficialmente el trabajo de las mujeres, los investigadores señalan que su contribución en las actividades agropecuarias es evidente, con ejemplos como María de Yuste, quien gestionaba múltiples propiedades.

En Barja se contaban con 62 vecinos. Entre las profesiones, destacan el sacristán lego, el escribano de fechas, el acólito y el maestro molinero de pan, además de los labradores y jornaleros. Estas profesiones muestran una estructura económica centrada en la agricultura y oficios relacionados con la producción de alimentos básicos y la administración local. Los comisarios destacan también una "nota trágica en la historia de Barja": en 1816 una devastadora riada arrasó el casco urbano, llevándolo a su desaparición. "Este desastre natural marcó el fin de una comunidad cuya historia quedó registrada en documentos como el Catastro de Ensenada, que permiten hoy recordar y valorar su legado".

La importancia

Aquella operación catastral de los lugares de Cáñar y Barja realizada en 1752 registró un monte con abundante producción de robles y encinas. Además de contar con numerosos castaños y morales, útiles para la seda, los recursos naturales del monte permitían producir miles de cargas de madera de roble y encina al año, así como otros frutos como la bellota.

La importancia de la marina en la economía española y la gestión de los recursos naturales se refleja en cómo se manejaban estos bienes. "Zenón de Somodevilla , primer marqués de Ensenada, ascendió a hasta llegar a ocupar el Despacho de Hacienda, Guerra y Marina, un puesto clave desde el cual dejó una impronta duradera. Su incansable afán por comprender todos los matices de la realidad, también en lo concerniente al dominio de los océanos, lo llevó a concebir y ejecutar políticas innovadoras, entre las cuales destacaba el control meticuloso de los recursos forestales, considerados vitales para el poder naval y económico de la nación. Esta política de control y gestión de recursos naturales se reflejaba de manera palpable en la Administración de Marina, y es que la Guerra de Sucesión había dejado una penosa situación no solo en las arcas, sino también en la Armada. En 1726, se reorganizó el territorio en tres departamentos marítimos: Cartagena, Cádiz y Ferrol, marcando un hito en la gestión y control de los recursos naturales en función de las necesidades navales y económicas del país. Cáñar y Barja pertenecieron al de Cádiz, realizando visitas y reconocimientos al monte y obligando a los concejos y vecinos a mantener un número de plantíos. Informes que han legado una valiosa información sobre los recursos naturales".

El catálogo

En el catálogo que acompaña la exposición, que se inauguró el 29 de junio, ofrece una perspectiva detallada y reflexiva sobre los aspectos más relevantes de la historia de España y en concreto, de estos lugares. Incluye una revisión crítica del Catastro de ambos lugares realizada por Raúl Ruiz Álvarez y Ángel Ignacio Aguilar Cuesta. Se presenta documentación transcrita y datos de las familias del Catastro de Ensenada, así como una introducción al Diccionario Geográfico de Tomás López. Del mismo modo, el visitante de la muestra podrá explorar cómo el Catastro de Ensenada ha sido fundamental para la creación del catastro actual, reflejado en los 16 paneles de la evolución desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

La Dirección General del Catastro lleva desarrollando desde hace años una labor de divulgación de sus actividades a través, entre otros medios, de exposiciones itinerantes, de los trabajos catastrales desarrollados a lo largo del tiempo con especial interés en la divulgación del Catastro de Ensenada porque consideran que el proyeccto "ideado a mediados del siglo XVIII por Somodevilla para la profunda transformación de la Hacienda Pública constituye una referencia indiscutible para entender la fiscalidad actual de España y ofrece una imagen excepcional del territorio y la sociedad de aquella época". 

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