Música amazigh (bereber)

En los márgenes

La música amazigh o bereber tuvo una presencia histórica importante, así como una influencia en el folclore musical de Andalucía

Grupo de música de la Cabila Argelia / GH

Las grabaciones de la música amazigh o bereber que se realizaron con motivo de la Exposición Universal de París de 1900 o los trabajos de Bélà Bartók en la Cabilia de Argelia en 1913, en donde grabó más de 200 piezas, fueron hitos importantes. Mencionar la obra pionera de Alexis Chottin (1933), o los estudios de Miriam Rovsing Olsen (1997) y de Bernard Lortat-Jacob (1980), entre otras. Una de las grandes obras sobre esta cultura es la Encyclopédie Berbére, iniciada en 1984 bajo los auspicios del Consejo Internacional de Filosofía de la UNESCO y con la dirección de Gabriel Camps, hasta el momento se han publicado 39 volúmenes.

Actualmente podemos distinguir tres grandes núcleos, las músicas de la Cabilia de Argelia, las de Marruecos y las de los tuareg en el Sáhara y el Sahel.

Se trata de una poesía, música y danzas populares de transmisión oral, vinculada a los ciclos de la naturaleza, del mundo nómada y agrario, así como de los ciclos vitales. La poesía tiene una gran importancia y la improvisación. Podemos distinguir los cantos rituales, las músicas de las fiestas y las que realizan los bardos o cantantes profesionales.

En el mundo rural bereber es especialmente importante el ciclo de la cebada, en el que se realizan cantos de carácter religioso. La siega, la trilla con los animales que pisotean (burros, mulos y mulas) en donde los hombres se alternan cantos agudos no medidos de carácter triste sin acompañamiento instrumental (en nuestro folclore los cantos de muleros son muy característicos); el aventado para separar el grano de la paja, conforman un repertorio que marca el devenir natural anual y el ciclo agrario.

Los esponsales forman un ciclo propio de gran importancia. La boda sella un pacto entre dos familias, en ocasiones entre dos tribus. La boda congrega a cientos de invitados a los que hay que dar comida y alojar varios días. El ritual y la música canalizan los diversos momentos de la fiesta.

Por último mencionar algunas figuras y agrupaciones características:

Podríamos considerar cierto paralelismo sobre la relación de estas músicas bereberes que se implantaron en las zonas montañosas de al-Andalus con el folclore posterior andaluz, como los trovos de la Alpujarra y de la serranía de Córdoba, lo verdiales de los montes de Málaga, la flauta y el tamboril rociero de Huelva, las décimas improvisadas de Canarias, las sevillanas corraleras de Lebrija, la zambomba de Jerez y los repentistas cubanos e hispanoamericanos.

La matrilinealidad de algunos pueblos amazigh, como los tuareg, reforzada por el pueblo gitano, donde la mujer es la transmisora de valores, de repertorios, canciones y educación de los pequeños, puede ser el origen de denominaciones matronímicas del flamenco como Paco de Lucía, Niño de Pura, Tío Luis el de la Juliana, Pepe de la Matrona, etc.

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