Querido Alejandro

Granada/Es difícil encontrar las palabras adecuadas en un momento como este. La noticia de tu partida ha dejado un vacío inmenso en mi corazón y en el de todos los que tuvimos la suerte de conocerte. Aún recuerdo la semana pasada, cuando estuviste en mi casa, compartiendo experiencias y sueños. Tu entusiasmo al contemplar la colección de Emilia Llanos era contagioso; se iluminaba tu rostro y, por un instante, el mundo parecía más brillante.

Eras un verdadero artista, un escultor que no solo moldeaba los objetos, sino también las vidas de quienes te rodeaban. Tu pasión por el arte y tu amor por el mundo lorquiano nos inspiraban a todos. Hablábamos de proyectos, de ideas que queríamos llevar a cabo, y ahora me duele pensar que esos sueños se quedarán en el aire, como ecos de lo que pudo ser.

Te recordaremos siempre como un amigo leal, un emprendedor valiente y un alma creativa. La forma en que veías el mundo, con esa mirada única y profunda, es algo que siempre llevaremos con nosotros. Aunque ya no estés físicamente, tu legado vivirá en cada obra que creaste, en cada exposición que dirigiste y en cada corazón que tocaste.

Espero que, donde quiera que estés, encuentres la paz y la belleza que tanto amabas. Te prometo que seguiré adelante con nuestros proyectos, honrando tu memoria y tu pasión por el arte. Gracias por haber sido parte de nuestras vidas, por compartir tus sueños y por dejar una huella imborrable en nuestros corazones.