Omar Sosa: “Todos queremos ser libres, y el jazz abre esa puerta”
Jazz en la Costa
Soy un percusionista al que le gusta tocar el piano
El jazz es la filosofía de la libertad
La tercera sesión del Festival Internacional de Jazz de Almuñécar nos lleva a adentrarnos, precisamente, en el Mediterráneo, pero con la presencia del Caribe, ya que estamos en la Costa Tropical. Es la colaboración entre el trompetista italiano Paolo Fresu y el pianista, percusionista y compositor cubano, Omar Sosa, dos grandes de la escena jazzística actual que vienen colaborando desde hace mucho tiempo, y que ofrecen un sonido íntimo y profundo en su último trabajo: Food. Hablamos con el polifacético músico de Camagüey.
-Ambos, usted y Fresu, tienen un especial lirismo, casi mágico… ¿cómo se conocieron?
-Todo sucedió cuando Paolo me invitó a Berchida, en Cerdeña, donde tiene un bello y ya longevo Festival y donde tuvimos la posibilidad de tocar juntos. Desde ese día, nuestra complicidad ha dado el fruto de varios discos.
-Parece que se tienen cariño ¡tres discos ya juntos!: Alma, Eros y el año pasado Food
-Tenemos una hermandad y comunicación que va más allá de las palabras. Aunque en nuestras composiciones hay algunas estructuras, la base de nuestra música es la libertad y la espontaneidad. Para ello, debemos y tenemos que estar juntos, sentirnos, comunicarnos y tener un universo sonoro común. La verdad, debo decirte que siempre hemos sido uno en el escenario. Es lindo e interesante tocar juntos, pues mientras lo hacemos no sabemos qué va a suceder, pero estamos seguros de que algo que sale de nuestras almas sucederá y será traducido en música.
-Revisando la relación infinita de músicos con los que ha colaborado… ¿a que se debe tantísima promiscuidad musical?
-(risas) Es muy simple: te entiendes o no te entiendes con la persona que compartes música y creación. Para tocar el tipo de música que hacemos, donde el 80%, e incluso más, es improvisación, tienes que estar conectado si quieres que la magia sea la columna vertebral del discurso sonoro. Nos entendemos, nos escuchamos y el respeto mutuo hace que el camino esté limpio y podamos decir lo que sentimos sin ningún tipo de inconveniencias.
-Le conocimos en Granada cuando actuó con Nardy Castellini, que vivía aquí, no sé si lo recuerda. También estaba el gran tumbador Tata Güines, que falleció poco después
-Claro que recuerdo ese bello momento. Nardy es como mi hermano, es mi mejor amigo y hemos compartido en nuestra juventud muchos momentos mágicos tanto en la música como en nuestras vidas. Tantas giras juntos cuando teníamos un grupo que se llamaba XL Talla Extra, que acompañaba a la gran cantante cubana Xiomara Laugart. Tantas experiencias y aprendizaje mutuo en nuestra Cuba natal que siguen vivas en nuestros corazones, como si hubiese sido ayer. También he tenido el placer de haber participado en uno de sus primeros proyectos, fue en su disco Orígenes.
-Usted siempre dice que es sobre todo percusionista…
-Pues sí, soy un percusionista al que le gusta tocar el piano, que también es un instrumento de percusión. Esa noche, cuando tocamos con el Tata, uno de nuestros grandes de siempre, fue algo inolvidable ¡imagínate, tocar con el Rey y sentirte cerca de él! Fue uno de esos momentos que te llevas por siempre contigo e iluminan la oscuridad cuando se presenta sin avisar. Toco el piano como si estuviese tocando 88 tambores, de ahí que ha salido el título del documental sobre mi vida, titulado 88 well tuned Drums, dirigido por el realizador estadounidense Soren Sorense, que saldrá al mercado a mediados de octubre y va justo sobre tu pregunta.
-En capítulos anteriores nos dijo que ‘el jazz era una filosofía y una forma de vida’ ¿podría entrar algo en detalle?
-El Jazz como filosofía nos da la energía, la plena libertad de poder expresar a través de la música lo que sentimos, simplemente porque es la filosofía de la libertad. No tiene barreras ni límites, el jazz lo absorbe todo, está abierto a todo, respeta todo, siente todo y es capaz de darle espacio a cualquier voz que exprese un discurso honesto. El jazz es la filosofía de la libertad, y todos, de una manera u otra, queremos ser libres, así que el jazz abre esa puerta para que entres en su maravilloso universo que, al final, es tu verdad interior, tu universo.
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