Pablo Rivero: “Nunca llegamos a conocer a quienes nos rodean, y eso es terrorífico”
Libros
El intérprete, célebre por ser uno de los protagonistas de ‘Cuéntame’, publica una novela, ‘El rebaño’, en la que aborda los temores cotidianos “que forman parte de nuestra realidad”.
Homenaje a la memoria de la zarzuela

El narrador y actor Pablo Rivero (Madrid, 1980) publica El rebaño (Suma), una novela que se sumerge, desde el conflicto, en la educación, la familia y las redes sociales.
Pregunta.–Imagine que una persona, en una librería, le pregunta: ¿Por qué debería comprar El rebaño? ¿Qué le respondería?
Respuesta.–Hay que leer El rebaño si te gusta el thriller, si quieres una novela con ritmo trepidante y que hable de temas importantes. Las diferencia de esta novela con otras muchas es que se trata de un reflejo de la sociedad actual. Abordo el costumbrismo, desde una serie de pequeños detalles que se pueden volver pesadillas. Y cómo el terror cotidiano es la peor pesadilla, porque esos terrores forman parte de nuestra realidad.
P.–En su novela, la familia y el colegio, que deberían ser espacios positivos y enriquecedores, lo son de conflicto.
R.–Es que cuando ves hechos reales en los que suceden cosas tan desagradables y escabrosas como las que yo cuento, los responsables suelen estar en los entornos. Nunca llegamos a conocer a quienes nos rodean, y eso es terrorífico. Más allá del thriller, en El rebaño trato de plantear aquellos asuntos que a mí me empujan a debatir y que me dan miedo, sobre todo si están relacionados con la educación de nuestros hijos. Abordo la relación entre padres e hijos, entre los alumnos, entre los propios padres y, sobre todo, la relación entre los padres y los profesores. La gestión de responsabilidades y la importancia de los pastores que guían a los rebaños.
P.–En su novela hay una denuncia velada sobre una serie de situaciones que estamos normalizando como sociedad y que, tal vez, no deberíamos tolerar.
R.–Se habla mucho del bullying. Pero en mi novela los protagonistas, más que los niños, son los padres. Me interesa mucho hablar del bullying de los mayores. Como grupo, como sociedad, los padres son un reflejo de las redes sociales, creando opiniones de las que no podemos salir. Con eso también hacemos bullying, y podemos destrozar la vida de otras personas, en demasiadas ocasiones cegados por el odio.
Me interesa hablar del ‘bullying’ de los mayores. Los padres son un reflejo de lo que se ve en las redes sociales”
P.–La educación, como ámbito y sistema, ocupa un papel protagonista de la novela. ¿Hay padres que creen que los colegios deber ser casi los únicos responsables de la educación de sus hijos?
R.–Es muy contradictorio. La gran pesadilla es que, socialmente, nos dicen cómo debemos ser. Ya hay hasta manuales. Por mucho que nos impongan un modelo de paternidad, hay muchos aspectos que debemos tener en cuenta. También hablo mucho de los abuelos, que parece que siempre lo hacen mal, han criado bien a sus hijos, pero al nieto no saben educarlo… Hay algo como de niños de cristal que estamos creando, sin darnos cuenta de que mucha parte del tiempo lo pasan en los colegios, con otros niños, y con los maestros. Y ahí es donde está batalla, porque por una parte les pedimos que hagan milagros y por otra les quitamos autoridad. Hoy en día los profesores están muy cuestionados, muy vigilados, y los profesionales son ellos.
P.–¿Vivimos tan mediatizados por el entorno como señala en su novela? ¿Por miedo, por necesidad de aprobación?
R.–Por las dos cosas. En El rebaño creo una telaraña de personas y todos hablan de esos dos aspectos. Todo el mundo necesita vivir en un rebaño y ser aceptado. Encajar. Por eso muchos niños son manipulados, porque no saben decir que no al grupo. Pero los padres nos comportamos del mismo modo. Y hay una necesidad de tapar y esconder, porque dentro del hogar en ocasiones pasan cosas terribles que no queremos terminar de ver. Y el rebaño, que con frecuencia es un chat de padres, son un reflejo de lo que podemos ver en X o en otras redes sociales. Sentenciamos, juzgamos, creamos una opinión social de la que es muy difícil salir, estamos muy condicionados. Y ahí está el bullying.
P.–Con demasiada frecuencia, muchas obras buscan el horror en situaciones extraordinarias, cuando tal vez sea el que encontramos en nuestro entorno más rutinario el que más nos puede impactar.
R.–Escojo los temas por cosas que me pasan y que me sacuden en la vida real. Yo he extraído situaciones que he vivido en el colegio de mi hijo para escribir esta novela. A veces entramos en el terror por la manipulación de un grupo de chat. Hay padres que sueltan píldoras, bombas, hasta que todo explota. Hay mucho de tirar la piedra y esconder la mano, en situaciones extremas que se dan en la simple salida de un colegio. Algunos padres, en ese momento de caos, porque llegan tarde, porque no pueden aparcar o porque llevan un mal día, se transforman. Nunca sabemos lo que nuestros hijos son capaces de hacer, pero tampoco sabemos hasta dónde podemos llegar nosotros mismos por creer que los defendemos.
En mis novelas no trato de adoctrinar a nadie, pero pongo sobre la mesa temas para que la gente se cuestione”
P.–Los monstruos también tienen padres, madres, hermanos… Y por regla general no suelen ser monstruos a tiempo completo.
R.–Es que a algunos los identificamos, pero hay muchos monstruos en la sombra. Todos queremos formar parte de un rebaño, para estar protegidos por un pastor, pero qué pasa cuando el lobo está dentro del rebaño. A veces lo más fácil en los colegios es no analizar con detalle lo que les sucede a nuestros hijos, lo que hay detrás. Sobre todo cuando se ocultan las cosas. Cuando excavas aparecen los monstruos.
P.–Dicen que los grupos de WhatsApp de los colegios pueden llegar a ser muy peligrosos, que algunos parecen estar cargados por el mismo diablo.
R.–Hay algo de humor negro dentro de la catástrofe, y es que muchos chats de padres son terribles. Pero no deja de ser un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Todos concebimos la educación de nuestros hijos, o nuestras propias vidas, de una manera, y eso lo transformamos en una olla a presión que en cualquier momento puede estallar. Y hay que poner límites para que no estalle.
P.–¿Le han preguntado ya sobre la coincidencia de la publicación de El rebaño con el estreno de la serie Adolescencia (Netflix), creada y protagonizada por Stephen Graham?
R.–Es maravilloso que me lo pregunten con frecuencia, porque los temas no surgen porque sí. Yo en mis novelas no trato de adoctrinar a nadie, pero sí trato de poner sobre la mesa muchos temas, que te hagan cuestionarte algunas cosas. En la serie y mi novela hay hechos coincidentes.
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