Los 16.000 tesoros del Padre Suárez
Centenario del IES Padre Suárez
Además del Museo de Ciencias, el Instituto Padre Suárez cuenta con una valiosísima biblioteca, un fondo documental inmenso y pinacoteca
Granada/Cuando Benito Ventué Peralta, catedrático de Agricultura del Instituto Padre Suárez, publicó sus Estudios cobre el cambio y mejoramiento en la Vega y demás territorio de la provincia de Granada (1882) plantó la simiente de una auténtica revolución. Sus trabajos propiciaron la introducción del cultivo de la remolacha. Aquella producción, además de azúcar, propició el desarrollo de infraestructuras que hoy se antojan entelequias, tranvías que unían la capital con núcleos del Cinturón en trazados que hoy son fantasía, y el tren, que no sólo unía Granada con Madrid, también con el Levante. Granada se conectó con el mundo gracias a la dulce remolacha. Y a los inversores que regaron aquella semilla plantada por el catedrático Ventué Peralta.
Hermógenes Ruiz, vicedirector del IES Padre Suárez, insiste en la labor de don Benito. “Todo el desarrollo económico se sustentaba en el conocimiento y en lo que ahora se llama emprendimiento”, resume. En su despacho del magno edificio que da la cara a La Normal, luce como un auténtico relicario la caja fuerte, encargada a principios del siglo XX a un taller marsellés y que custodia desde hace un siglo algunos de los volúmenes más valiosos de la colección del centro público así como los expedientes de Federico García Lorca, Francisco Ayala o Asunción Linares, entre otros ilustres ex alumnos. María Ruiz, la directora del centro –primera mujer que ocupa el cargo–, muestra los tesoros que se guardan en el centro, próximo a finalizar los actos conmemorativos por sus primeros cien años de vida en su actual ubicación. “En la Exposición Universal de Barcelona de 1888 se le dio la medalla de oro por el material didáctico que presentó el centro”.
Aquel vigor vino en buena parte por un entorno, entre los siglos XIX y XX, que quiso contar con un centro en el que las nuevas generaciones recibieran formación. En 1845 se creó el Instituto mediante la Ley Pidal-Gil de Zárate. En 1849 se unió al Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago. Precisamente allí tuvo su primera ubicación. En 1904 se coloca la primera piedra del IES en Gran Vía, donde comenzaron las clases en 1918, hace ahora 101 años. Para cerrar el primer centenario, el próximo 29 de enero el centro recibirá la Granada de Oro por parte del Ayuntamiento de la capital mientras que el 13 de febrero se ha programado otro acto, en el que se prevé la participación del antiguo alumno más longevo, Juan Rubio Moscoso, de 108 años y residente en Valladolid.
Estas actividades dentro de la efeméride han querido destacar el papel capital del centro –que siempre ha sido público y es el único en la provincia catalogado como Instituto Histórico Educativo– en la vida de Granada. Cuenta con un notable Museo de Ciencias, en el que la labor de Luis Castellón, ya jubilado, ha servido para mantener un patrimonio científico y tecnológico único por sus características. Hoy continúan con esta labor José Luis Rodríguez-Campra y José Emilio Padilla. “El museo sigue vivo, activo”, señala la directora. También cuenta con una colección de pintura destacable, formada por donaciones, algunas de sus propios profesores de Dibujo. Es el caso del cordobés Tomás Muñoz Lucena, catedrático del centro, que durante 25 años trabajó en Granada y del que se conservan los retratos de Federico Gutiérrez Jiménez, que llegó a senador; Joaquín María de los Reyes García, director honorario del Instituto; y Francisco Suárez, jesuita que da nombre al centro; además de una pequeña obra, sin título, de una mujer cogiendo naranjas. De Asterio Mañanós, que trabajó para el Senado, se conservan los retratos oficiales de Natalio Rivas, granadino que fue ministro de Instrucción Pública; y Antonio López Muñoz, político onubense y que fue catedrático del Instituto.
Otro que revela lo notable del patrimonio que atesora el centro es su Biblioteca Histórica, una de las más antiguas de Andalucía y en la que se guardan unos 16.000 volúmenes, explica su responsable, Antonio Requena. El tomo más antiguo de 1560, un comentario al Dioscórides, señala Requena, que también muestra otra de las joyas un tratado de botánica –Historia Plantarum Universalis Oxoniensis de Robert Morison– de 1680 “único en el mundo”, editado el Oxford y del que se conserva una primera edición. La del Padre Suárez es una de las pocas bibliotecas granadinas que están disponible en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español de la Biblioteca Nacional de España.
En su archivo también se conservan más de 100.000 expedientes, entre ellos los de alumnos como el ya mencionado Natalio Rivas, Federico Olóriz, Ángel Ganivet, Manuel Ángeles Ortiz, Luis Mariscal Parrado (el más brillante, con 25 matrículas de honor), los hermanos García Lorca, Rafael Guillén o Emilio Orozco.
Obras en latín, griego, hebreo, árabe, euskera, gallego, alemán o esperanto
La Biblioteca del IES Padre Suárez, destaca su directora, María Ruiz, conserva los fondos que en su momento consultaron alumnos tan destacados como Francisco Ayala o los hermanos García Lorca. Esos mismos textos están hoy a disposición de los alumnos que cursan Secundaria y Bachillerato en este centro público. La colección bibliográfica, destacan desde el centro, es una de las más antiguas de Andalucía oriental. Su origen está en los fondos depositados durante los años que ocupó el Real Colegio Mayor san Bartolomé y Santiago, fundado en 1649. Creció gracias a adquisiciones y donaciones y regalos. Con la separación del Instituto y el Real Colegio entra en disputa la propiedad de los fondos. Finalmente, en 1893, la polémica se soluciona con una Real Orden que declara que la Biblioteca pertenece al Padre Suárez.
En su actual ubicación –antes el Instituto estuvo en el Colegio Mayor y en el Victoria Eugenia– se dota a la Biblioteca de un espacio amplio, de altos techos y funcional para el estudio. Ya en el siglo XXI se comienza la “ingente tarea” de catalogar los fondos y de restauración y limpieza de armarios y volúmenes. Entre los fondos destacan las obras del siglo XVI, “tres joyas de esta época” se guardan en el edificio:dos volúmenes de los Commentarii... Dedacii Dioscoridis Anazarbei de Medica Materia, de Pietro Andrea Mattioli (1560 y 1565); la Historia Generalis Plantarum de Dalechamps (1586); y Philolophia Secreta de Juan Pérez de Moya (1585). También se guardan un centenar de documentos de temática árabe y hebrea, de “rara presencia en otras bibliotecas de la época”, se destaca. También hay obras en latín, griego, alemán, euskera, gallego, catalán, francés, alemán, italiano o esperanto.
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