Un paseo de la mano de Javier Egea

Gran homenaje de la UGR al escritor

La Universidad de Granada inaugura la primera muestra sobre el poeta granadino desde que el legado descansa allí

El Hospital Real exhibirá unas 400 piezas, entre manuscritos, libros, imágenes y objetos personales, hasta el 22 de abril

Una imagen de Javier Egea y Juan Marsé en primer plano. Detrás, retratos suyos en la exposición del Hospital Real. / Carlos Gil
Isabel Vargas

29 de enero 2020 - 00:00

Granada/Una chica se emocionaba ayer al ver la primera exposición sobre Javier EgeaJavier Egea desde que su legado descansa en la biblioteca del Hospital Real de la UGR. Descubrió la poesía del granadino en mayo de 2011, entre indignados y protestas, cuando un joven recitó Otro romanticismo entre la multitud. La sacudió por dentro. Todavía no sabía quién era, qué pensaba sobre la literatura y la vida, quiénes lo inspiraron, con quién se relacionó en la Granada efervescente de los 80, qué música escuchaba, qué leía. Todo eso y más descubrirá el público con la muestra Sobre el papel. Los libros de Javier Egea, un paseo 'de la mano' de Quisquete por su vida y obra ideado con mimo por Alfonso Salazar y Jairo García Jaramillo con la ayuda de Open Cultura, el personal de la biblioteca del Hospital Real y la Asociación del Diente de Oro.

El Hospital Real exhibirá hasta el 22 de abril 400 piezas, entre manuscritos originales y a máquina del autor; libros del escritor y ediciones de los mismos; fotografías -algunas de ellas inéditas hasta el momento-; y objetos personales como sus inseparables gafas redondas. "A partir de su legado y los materiales que deja en casa, Alfonso y yo hemos construido su figura. Hemos intentado abarcar su imaginario, pero básicamente es un recorrido por sus manuscritos y sus libros", precisó ayer Jaramillo, uno de los mayores expertos en la obra de Egea.

La primera mesa dedicada a 'Troppo mare' está llena de manuscritos del mismo, diferentes ediciones y libros de Juan Carlos Rodríguez , que le influyeron enormemente. / Carlos Gil

Programa del seminario

5 de febrero

Conferencia: 'Javier Egea y la poesía de los años 70' por Francisco Díaz de Castro.

Mesa redonda: José Carlos Rosales, Eduardo Castro y Álvaro Salvador.

Lugar: aula García Lorca (Facultad de Filosofía y Letras).

Hora: 12:30.

Conferencia 'Javier Egea y la poesía de los años 80' por Jairo García Jaramillo.

Mesa redonda: Luis García Montero, Ángeles Mora, Teresa Gómez y Antonio Jiménez Millán.

Lugar: Palacio de la Madraza.

Hora: 19:00.

6 de febrero

Conferencia: 'Javier Egea y la poesía de los 90' por Pablo Carriedo.

Mesa redonda: Alfonso Salazar, Javier Benítez y Gracia Morales.

Lugar: aula García Lorca (Facultad de Filosofía y Letras).

Hora: 12:30.

Conferencia: 'Significación actual de La Otra Sentimentalidad y de Javier Egea' por Miguel Ángel García.

Mesa redonda: Andrés Soria Olmedo, Margarita García Candeira y José Rienda.

Lugar: Palacio de la Madraza.

Hora: 19:30.

7 de febrero

Recital de poemas y canciones en La Tertulia.

Hora: 21:00.

8 de febrero

Proyecciones de dos reportajes sobre Javier Egea realizados por Eduardo Castro y Juan Vida. Se celebrará una mesa de debate con las poetas Erika Martínez y Rosa Berbel.

Lugar: Centro Lorca.

Hora: 19:00.

Antes de la inauguración de la muestra, la rectora Pilar Aranda presentó un completísimo seminario dedicado al autor junto a su coordinador Álvaro Salvador, catedrático y amigo de Quisquete. Las jornadas, previstas del 5 al 8 de febrero en el Palacio de la Madraza y la Facultad de Filosofía y Letras, ofrecerán cuatro conferencias y otras tantas mesas redondas en las que participarán una veintena de poetas, profesores, investigadores y fieles de Egea. La Tertulia celebrará un recital el 7 de febrero y el Centro Lorca organizará una serie de actividades al día siguiente.

El investigador literario, autor de Javier Egea: la búsqueda de una poesía materialista, no conoció personalmente a Javier, pero si ha escuchado "testimonios de familiares, amigos, gente que estuvo cerca de él". "Siempre he considerado a Egea, más allá de idealizaciones, una persona honesta y coherente con su forma de ver y entender el mundo", destacó Jaramillo, que define a Quisquete como "uno de los poetas más importantes de los últimos 40 años de la poesía española". "Él se tomaba en serio la poesía. Eso ya le honra, teniendo en cuenta los tiempos que corren donde vemos que cualquiera parece que puede ser poeta. Él es un ejemplo de respeto a la poesía y de amor a la poesía bien hecha. Fue consecuente con su ideología, con creer en la revolución y querer transformar el sistema de vida", subrayó el profesor.

Ángela Egea contenía la emoción al recordar a su hermano: "Tengo sentimientos contradictorios. Por una parte, este dolor que no se termina de superar. Pero por otra, está la alegría de ver que por fin se saca a la luz lo que él vale, la gran persona que era y el legado que ha dejado, que ha estado silenciado demasiado tiempo". Preguntada sobre la minuciosidad de Javier a la hora de elaborar cada libro, dijo: "Era detallista y ordenado. Recuerdo esa famosa frase: "todos los poemas los escribía en servilletas de papel". Alguno pudo haber. El grueso de su obra lo tenía controlado y planificado, y lo iba desarrollando conforme se inspiraba".

Una familia apegada a la cultura

El investigador literario Jairo García Jaramillo, uno de los comisarios de la muestra. / Carlos Gil

Antes de los 15 años, Javier consideraba la literatura su "gran secreto". "Hablaba poco sobre la escritura porque pensaba que podía crear conflictos familiares. Siendo adulto no alardeaba ni nos leía", reconoció. José Manuel Egea contó que en casa "había un ambiente de respeto a la cultura". "Mi hermano Luis, el segundo hijo, era un hombre tremendamente culto y tenía una biblioteca muy grande. Inició un poco al resto. Mi hermano Juan Bautista también tenía inquietudes culturales. Nuestro padre siempre estaba leyendo o estudiando. Mi madre había hecho piano", relató entusiasmado.

La exposición recibe al público con una foto del poeta cedida por la Tertulia. Al lado, una pantalla proyecta el documental Javier Egea, la soledad de un poeta. La primera vitrina dedicada a Troppo mare, una de sus obras capitales, está llena de manuscritos como el del poema Materialismo eres tú, otro con el membrete personalizado con su dirección de entonces. También hay un mapa de la época que señala la Isleta del Moro (Cabo de Gata, Almería), idílico lugar donde escribió el poemario; una foto de Pasolini, uno de sus referentes; y diferentes ediciones, entre ellas una cubana. No podía faltar en esa mesa el ejemplar personal de Egea de Teoría e historia de la producción ideológica de Juan Carlos Rodríguez. "Alfonso y yo nos encontramos con una anotación al principio: "Este libro es una increíble joya". Fue escalofriante. También se pueden ver los prólogos que Juan Carlos le hizo a sus lecturas o la lectura de Troppo mare en la Madraza en el 80", señaló.

Dos vitrinas destinadas a los libros El paseo de los tristes y Raro de luna exhiben un manuscrito de Inventario de urgencia para seguir adelante; El largo adiós de Chandler; el Requiem de Fauré; los dibujos originales de Alberti para la portada de Raro de luna; un entrañable cuaderno de Nesquik; poemas en servilletas y hasta un mantel del tren de vuelta de su último viaje a Barcelona.

Sin olvidar la sección de cartas, donde aparece una de Gil de Biedma que le mandó desde Filipinas cuando trabajaba en la Compañía de Tabacos y otra misiva enviada a la Tertulia para Javier; y la vitrina dedicada a la biblioteca del escritor, donde sobresale La arboleda perdida dedicada por Alberti. Imperdible la estampa del escritor en una fotografía, puño en alta, donde aparece junto a Juan Vida frente a un cartel de la agrupación comunista de arte y cultura Antonio Gramsci de Mundo obrero. Un paseo por la vida y obra del autor, que animó con sus versos a la resistencia frente al poder.

Algunos textos del catálogo

Justo Navarro

Éramos comunistas, y entonces nos llamábamos con otros nombres, nombres de guerra les llamábamos: era el deseo de ser otros. Él fue Juan y yo Félix, o algo así, ya casi da lo mismo. Estuvimos en la misma célula. Qué palabras, qué tiempos: célula. Pero estar en la misma célula suena a compartir algo vital, íntimo. Creíamos luchar por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Por lo menos nos jugábamos nuestra libertad, y, en premio, alguna vez nos sentimos libres, iguales y fraternales.

Olalla Castro

La verdad del poeta es la verdad de la herida, de esa fractura incurable, de ese dolor que le causa el sentirse, no ya extraño en el mundo externo, sino extraño en su propio mundo de conciencia, penetrado también en su interior por el discurso del poder (no olvidemos que es el poder quien produce parte de nuestra subjetividad, y que su huella es profunda y difícil de borrar, por más que tratemos de detectarla y combatirla). Y, como la herida de Egea es tan profunda, como las magulladuras visten a diario al poeta y el dolor es la espina dorsal que paradójicamente le sostiene, no sólo la realidad exterior se vive con extrañeza; también los propios sentimientos, las relaciones personales, las palabras, el amor, la cotidianidad en todas sus facetas, se tiñen de desconcierto. No hay diferencia, pues, entre la lucha ideológica, pública, y la batalla interna, en la que el yo poético se juega a reconocerse a sí mismo.

Luis García Montero

Javier, Álvaro Salvador y yo hicimos muchos recitales juntos en institutos, colegios mayores, facultades y centros culturales. Cuando se trataba de un instituto, Javier solía empezar leyendo 19 de mayo, porque le gustaba explicar el día que perdió su virginidad ante un auditorio de jóvenes con los ojos muy abiertos, sorprendidos de que la poesía no fuese una disciplina solemne y enclaustrada en los libros de textos, sino un modo de empezar a pensar seriamente en la vida. [...] En 19 de mayo, junto al anuncio de de la mejor poesía de Javier, hay una evocación de las miserias provincianas de la Granada de posguerra y de los bajos fondos de la autodestrucción. La plenitud de la sexualidad conquistada roza con un decorado sórdido, frío, perteneciente a unos años sin duda anteriores a nosotros, pero que él se precipitó a vivir de un modo estremecedor.

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