TERRIFIER 3 | CRÍTICA
Crece el idilio entre Art el payaso y su público
Entrevista: Jordi Sánchez. Cantante de OBK
Años noventa. OBK. Un dúo formado por Jordi Sánchez y Miguel Ángel Arjona hacía historia en el mundo de la música española. Más en concreto, el pop electrónico se rendía a sus pies con su primer disco Llámalo sueño (1991). Casi tres décadas después, gracias a su público, OBK sigue existiendo, ahora con Jordi Sánchez –cantante y compositor–, en solitario (desde 2012), y con muchos de sus sueños de juventud más que cumplidos. Canciones como Historias de amor, La princesa de mis sueños, Tu sigue así, El cielo no entiende o Falsa moral forman parte del repertorio colectivo de una generación, o tal vez dos. Canciones que el próximo sábado, 7 de marzo, OBK volverá a tocar en directo en el Festival de los 90s que se celebra en Fermasa (Armilla -Granada). Una cita remember que contará con otros grupos como Viceversa, KU Minerva o Chimo Bayo.
–OBK aportó algo distinto a una época en España, una música electrónica muy personal... se podría decir que fuisteis un fenómeno comparable a Rosalía en la actualidad, entendiendo que son diferentes estilos...
–El bombazo de Rosalía es mundial; el nuestro fue nacional, pero la verdad es que sí. Fue un momento, el verano del 92 con Historias de amor, La princesa de mis sueños sonábamos en todos los sitios, éramos un grupo a conocer, un soplo de aire fresco en el top nacional y con muchísimas ventas. Un gran impacto pero nosotros sabíamos que no queríamos solo ese disco, queríamos muchos más y lo conseguimos.
–Después de 29 años de carrera ¿Qué ha aprendido de la música?
–Muchísimas cosas como de la vida. Me siento un privilegiado en el sentido de que mi pasión, mi sueño, era dedicarme a la música y lo he conseguido con creces. Veintinueve años de carrera son muchos y ahora que tengo la experiencia me siento muy orgulloso de todo lo conseguido y de poder seguir disfrutándolo a día de hoy.
–El sueño de adolescente se hizo realidad...¿Con qué sueña hoy Jordi Sánchez?
–Conservar la pasión que tengo a día de hoy de intentar demostrar cada vez que me subo a un escenario, o sale una canción nueva de OBK, que no era el sueño solo de sacar un disco... Esa pasión es súper importante para mí, para que la gente vea que aquello era una propuesta muy sincera, honesta y coherente con la música electrónica. Algo que no había pasado en nuestro país de la manera que pasó por nosotros. Llegar a la gran masa y sobre todo hacer canciones que tocaban el corazón, con un tipo de producción y estilo musical no acostumbrado. Eso marcó la diferencia. La pasión es muy importante, sin ella es imposible llevar adelante un grupo como OBK porque como siempre he dicho, me considero más que un artista un artesano. Cuando eres creador de canciones, cuando le das un toque tan personal, si no tienes esa pasión es muy difícil conectar.
–En más de una ocasión ha dicho que le encanta el sonido del piano... Lo cierto es que, qué habría sido de OBK sin este instrumento
–Nunca me atrajeron las guitarras o las artes del rock... Esos grupos, sobre todo, en Inglaterra con sintetizadores fueron los que me marcaron para siempre. Aunque reconozco que mi primera gran influencia fue Umberto Tozzi, un cantautor italiano; esa tristeza que tenía en sus canciones fue un compendio de muchas cosas que hizo ese sello tan personal de OBK. Juntas electrónica con canciones de desamor, con esa melancolía, tristeza...pero sobre todo con esa emoción, porque todas las grandes canciones de la música tienen que llevar el componente de la emoción. Y desde el primer disco la gente eso lo vio claramente, éramos un grupo electrónico que intentaba hacer canciones emocionadas y emocionantes.
–Las letras de las canciones de OBK hablan de amor, desamor, e incluso, tratasteis abiertamente temas de la comunidad gay en unos tiempos complicados...
–Sí, aparte de una manera muy sincera, porque nosotros no somos gays, pero nos han atraído los temas de la vida. He sido una persona muy observadora y me ha interesado todo lo que pasaba a mi alrededor. Esta fue nuestra opinión más sincera e inocente cuando teníamos 20 años y no entendíamos tantas trabas. La verdad es que hay muchas canciones que hablan de eso. El amor es el motor de la vida, y mientras no hagas daño a nadie, es la cosa más bonita que tenemos en este mundo.
–¿Considera que el amor se transforma a lo largo del tiempo o se mantiene intacto?
–El amor es un trabajo diario. Igual que la música si no tienes pasión el trabajo se va al carajo, en el amor sucede lo mismo. Buscar detalles para que esa llama nunca se acabe, querer comerte la vida llena de cosas maravillosas para inspirarte con grandes sueños, fantasías que hacen que tu día a día sea mucho mejor en todos los aspectos. Hay que trabajar en positivo para que las cosas sucedan, si bajas los brazos y no luchas estás destinado a una vida dura, triste y gris.
–La letra a la que más cariño le guarda es La princesa de mis sueños ¿quién es esa princesa?
–Mi primer gran amor. Fue una canción que salió del corazón. Una canción que escribes cuando eres adolescente y con el tiempo te das cuenta de que has sabido utilizar las palabras, y que mucha gente ha sentido algo similar y cuando la canto y la analizo un poco y veo la repercusión que tiene... ¿Quién no ha sentido eso? Esa capacidad de empatía es muy importante para un creador, que debe estar abierto, curioso para sentir esas historias que te llegan y que bajo la visión de tu prisma personal conviertes en canciones... ¿Lo más bonito? Es que la gente comparte contigo esos sentimientos. ¡Ah! Otra de las canciones de la que más orgulloso estoy es Falsa moral.
–¿Cómo es tocar en estos festivales remember que te traen a Granada, el sábado 7 de marzo?
–Muy bonito, es un reencuentro con los que me vuelve a ver, a los que OBK les ha marcado y una ilusión para los que me descubren por primera vez, me considero un principiante. Me pasa muchísimo, hay gente que escuchan mucho las canciones de OBK pero nunca me han visto en directo o no saben cómo soy... y eso me mantiene con la ilusión del chaval que empezaba. De todos modos, cada vez que me subo al escenario como es el caso de Granada, en Armilla, es una manera de seguir manteniendo esa llama que se llama OBK.
–¿Hay algo que eche de menos de aquella década?
–No, me gusta la vida tal y como es. Antes me ponía muy nervioso, con el tiempo te vas relajando, vas sabiendo quien eres, a lo que llegas, lo que puedes hacer, es importante también saber decir que no a ciertas cosas. Es un camino de vida. Yo nunca separo al creador de la persona. Jordi siempre ha sido así y vamos de la mano. No cambiaría nada, tanto lo bueno como lo malo hace que mi vida haya sido hasta la fecha muy satisfactoria. ¡Ojo! Los grandes temas, los que más llegan al corazón suelen ser los que hablan del dolor, no de felicidad.
–¿Queda algo musicalmente hablando que le gustaría hacer?
–Todos mis sueños a fecha de hoy se han cumplido. No hemos sido un producto prefabricado, ha sido algo tan natural y de corazón, que es lo que me hace sentir más feliz. Si tuviera que terminar mañana para mí sería una carrera más que satisfactoria. Lo he dado todo, he hecho todo lo que soñaba... la vida me ha dado más de lo que le pedí.
–¿Habrá algo para los 30?
–Estoy en ello y espero que sí. Pero como te decía tengo que sentirlo, no quiero hacer algo por hacerlo.
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