Entre polkas y valses

Crítica música

La OCG, durante un momento de su actuación.
La OCG, durante un momento de su actuación.

OCG: Concierto Sinfónico VI. Obras: Johann Strauss (hijo): Obertura de 'El murciélago'; 'Polka de Ana'; Polka 'Bajo rayos y truenos'; Obertura de 'El barón gitano'; 'Perpetuum mobile'; Polka 'De caza'; 'A orillas del bello Danubio azul'; Josef Strauss: 'Valses de las transacciones'; Antonin Dvorák: 'Danzas eslavas núm. 1, 8 y 2; Federico Chueca: 'Gavota' de 'El bateo'; Federico Chueca y Joaquín Valverde: 'Pasacalles' y 'Mazurca' de 'El año pasado por agua'. Orquesta Ciudad de Granada Director: Salvador Mas. Lugar: Palacio de Congresos. Fecha: 15 de enero de 2010.

La Orquesta Ciudad de Granada recibió en este año que empieza a su público con un concierto festivo y alegre en el que los valses y las polkas marcaron la tónica general. Con música de la familia Strauss, pero también con la presencia de autores como Dvorák o Chueca, Salvador Mas y todos los miembros de la OCG dedicaron su interpretación a la audiencia que, durante veinte años, ha contribuido al éxito de este proyecto cultural.

El concierto se abrió con la obertura de El murciélago, quizás la opereta más conocida de las escritas por Johann Strauss hijo. Esta obertura refleja en sus alegres aires vieneses la sociedad imperial en la que los Strauss desarrollaron su actividad como directores y compositores, un régimen algo conservador que, desde el oropel de los bailes de gala y las intrigas palaciegas, volvía la espalda a los nuevos vientos de cambio político y a las dificultades sociales del momento. Aún así, aquellos aires le fueron beneficiosos a la familia Strauss, que hizo fortuna y aseguró su posición gracias a los encargos de los distintos teatros y salones de baile, además de obtener el reconocimiento de la nobleza. Salvador Mas atacó con la rotundidad que requiere la citada obertura, como también lo hizo en la Polka de Ana, de aire pomposo y un interesante contrapunto entre cuerdas y vientos que refleja el carácter francés de la obra. Tras estos dos claros ejemplos de lo que viene siendo el repertorio de Año Nuevo se interpretó el algo menos conocido Vals de las transacciones del hermano menor de Johann, Joseph Strauss; su carácter más delicado y la interesante construcción temática de la obra ofrecieron un sutil contraste en el programa de la noche.

La primera parte se cerró con la interpretación de tres Danzas eslavas de Antonin Dvorák. Sin duda, la mayor densidad y complejidad de estas danzas son muestra de la bondad creativa y el profundo trabajo de revisión que caracterizan a Dvorák. Escritas con una intención bien distinta, pues son un claro ejemplo de escritura nacionalista, su alegría y su dinamismo no desentonaron dentro del ambiente festivo de la noche.

En la segunda parte la OCG y Salvador Mas ofrecieron un punto de inflexión al introducir tres números de música española, del repertorio de uno de los grandes dramaturgos del siglo XIX: Federico Chueca. Sin embargo, de su producción se entresacaron tres danzas de corte europeo, eso sí, reinterpretadas dentro del lenguaje tipista de Chueca. El concierto se cerró nuevamente con la presencia de Johann Strauss. El buen sonido y empaste de la OCG y el acierto en los tiempos y dinámicas de Salvador Mas hicieron de la noche toda una fiesta para los sentidos. Como es tradicional en este tipo de conciertos, los dos últimos números fueron el evocador vals A orillas del bello Danubio azul y, fuera ya de programa, la Marcha Radetzky. La prolongada ovación del público obligó a ofrecer una segunda propina, escogiendo para el caso el Intermedio de Las bodas de Luis Alonso, en donde destacó la magnífica labor de la percusionista Noelia Arco a cargo de las castañuelas.

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