El problema de aparentar lo que no se es


Es un problema de fuerzas. Y de posición. Edward Zwick suele acometer empresas para las que carece de fuerzas, como si se creyera más de lo que es. Tal vez porque ha tenido la mala suerte de tener un poquito más de talento que los realizadores de mero oficio pero mucho menos que los creativos. Lo primero le hace creerse capacitado para grandes empresas y lo segundo las hace naufragar en una banalidad agravada por su pretenciosidad, énfasis vacío o hueca espectacularidad. Por eso podrá tener los éxitos que quiera -que los ha tenido: Tiempos de gloria, Leyendas de pasión, En honor a la verdad, Estado de sitio, El último samurai, Diamantes de sangre- pero correrá, seguro, la suerte de esos toreros de los que un gran cronista dijo que fracasaban cortando orejas todas las tardes. Será tan olvidado como olvidadas son sus películas, pese a las pretensiones épicas y poéticas de algunas de ellas, apenas se encienden las luces.
En este caso opta claramente por la épica con tintes realistas al abordar el episodio histórico de la resistencia armada de unos partisanos judíos bielorrusos durante la Segunda Guerra Mundial, emparedados entre los nazis y los también hostiles comunistas rusos. Atraído por los argumentos históricos infrecuentes -la participación de los negros en la Guerra Civil americana (Tiempos de gloria) o la vida del militar americano encargado por el emperador de modernizar el ejército japonés (El último samurai)-, Zwick ha querido abordar la lucha armada de los civiles judíos bajo la persecución nazi, dando una imagen distinta a la habitual de fatalista sumisión ante la aniquiladora máquina de despersonalización y muerte puesta en marcha por el nacional socialismo.
Lo que logra es una sólo correcta película de mediano entretenimiento. Lo que no sería poco, tal y como están las cosas, si no la lastrara la dichosa manía de Zwick por enfatizar su discurso a base de recursos visuales y sonoros patéticamente pretenciosos que nada positivo añaden y mucho restan. Sin este ponerse de puntillas para aparentar ser el "Autor" que no es, Zwick sería un director apañado y Resistencia una película bélica de entretenimiento al estilo de las muchas que se rodaron cuando este género era popular.
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