Visto y Oído
Broncano
noni López. cantante de lori meyers
Granada/El primer disco de Lori Meyers, Viaje de estudios, supuso un soplo de aire fresco al panorama pop rockero español en 2004. Casi todos recuerdan canciones como Ham'a'cuckooo, Parapapa y Tokio ya no nos quiere. La banda granadina, una especie de cruce entre los Brincos, Teenage Fanclub y los Beatles, aterrizó en el momento justo. Desbancó a todas las bandas de corte independiente y dejó claro que los de Loja habían llegado para quedarse. Dos décadas después, soplan las velas de su 20 cumpleaños llenando salas y acudiendo a festivales como el En Órbita, que hoy celebra su segunda edición en la Feria de Muestras de Armilla. "Lori Meyers no entiende de religiones o de política. Es un monstruo musical", afirma su cantante, Noni López. El músico opina que las bandas granadinas han jugado con ventaja porque se las ha respetaba más, pero "se espera mucho más de ti, es como ser el hijo de Julio Iglesias".
-Este 2018 se cumplen 20 años del nacimiento de Lori Meyers. ¿Qué principios fundacionales se han mantenido intactos en estas dos décadas?
-Ninguno [ríe]. Los vamos cambiando para no aburrirnos de nosotros mismos. La clave en nuestro caso es que somos amigos desde muy jóvenes. Alfredo, Alejandro y yo siempre nos hemos complementado bien. Cada uno ocupa un lugar fundamental en la banda.
-¿No entiende un grupo si no se hace con amigos y para pasárselo bien?
-Claro. Nosotros fundamos un grupo de rock en Loja porque no teníamos mucho que hacer. Si no nos divirtiéramos haciendo esto, no se lo transmitiríamos al público y éste se aburriría. Si ese componente no está en la música, para mí es complicado que algo salga bien. A no ser que hablemos de un producto comercial.
-¿Cómo una banda no se acaba convirtiendo en un producto cuando le invitan a festivales multitudinarios y tiene miles de seguidores como es vuestro caso?
-Siempre hemos dicho la verdad. Los dos primeros discos lo sacamos con una independiente y luego cuando nos fichó Universal seguimos haciendo lo que queríamos. Si investigas el catálogo de la discográfica somos lo únicos de este palo. Los demás son triunfitos, cantantes como Bisbal. Esos son nuestros compis [ríe].
-¿Se han tenido que ceñir a parámetros más comerciales con Universal o hay mucho mito detrás de las multinacionales?
-No. Tuvimos más problemas con un sello independiente en los dos primeros discos por la portada, por el orden de las canciones... Por casi todo. Sin embargo, en la multinacional, al tener tantos grupos y ser nosotros los únicos de este rollo, nunca nos han dicho nada. No he enseñado maquetas en Universal y nadie me ha dicho nunca allí: "No me fío de sacar tu disco". Seguro que hay grupos que han tenido malas experiencias con grandes discográficas y ahora están encantados con una indie, y viceversa.
-Imagino que el deseo principal de una banda es ganarse la vida de esto. ¿Qué ocurre cuando uno llega a fin de mes? ¿Cuál es la siguiente meta?
-Profesionalizar el grupo todo lo que puedas. Nosotros hemos sido conscientes de esto y hemos actuado en consecuencia. Invertir dinero en música es siempre un acierto. Siempre hemos intentando invertir todavía más en nuestro grupo, en el espectáculo, en comprar instrumentos nuevos. Vivir está bien, pero es secundario para nosotros.
-En diciembre del año pasado se publicó una recopilación de temas suyos, además de su primera maqueta, Las cinco ventanas, inédita hasta el momento. ¿Se reconocen en ella?
-Sí. No existiría nada sin el principio. No nos arrepentimos de nada. Todo paso que dimos en su momento fue para mejorar el grupo.
-Me refería al salto de sonido. Evidentemente, era un sonido más amateur, más sucio, más grunge incluso.
-Menos mal que hemos aprendido a tocar [ríe]. Ahora podemos ofrecer algo más creativo, unos arreglos distintos. Es raro que uno vuelva a ser tan amateur como entonces. Ahora sé hacer el mi mayor.
-El sonido de los 60 sigue sobrevolando de vez en cuando Lori Meyers. ¿Por qué?
-Lo hemos mamao de la discoteca de nuestros papás. Pertenecemos a una generación con vinilos de papá y mamá en casa. Había muchas cosas que nos gustaban. Los principales son Los Ángeles, que era el grupo que más le gustaba a mi familia. Luego los Módulos y los Brincos. Toda esa música de los 60 nos dejó huella.
-Ayer os reescuchaba y sonabais a grupo salido de la escena beatle. Me sorprendió bastante. ¿Les pasa eso cuando se vuelven a escuchar? Me refiero a la sensación de sorpresa.
-Revisitar está bien, pero intentamos no hacerlo demasiado. Nosotros tampoco escuchamos mucho nuestros discos. Los hacemos cuando estamos grabando el disco. Te sueles pegar tal paliza que acabas hartísimo del disco. Seguramente por el 20 aniversario sacaremos un audiolibro con colaboraciones de amigos, maquetas antiguas y anécdotas. Me he tenido que obligar a escuchar canciones antiguas, y no es una cosa que esté guay [ríe].
-¿Le es más cómodo, con el paso del tiempo, componer las letras de las canciones?
-Que va. Cada vez es más complicado porque eres consciente de que hay más gente que te escucha y tienes una responsabilidad con ellos. Al principio, si te doy sincero, no nos acordamos de mucho. Íbamos a los estudios, estábamos tres días y de repente habíamos grabado el disco.
-En este sexto disco habéis sido mucho más críticos con el mundo que nos ha tocado vivir.
-La sociedad vive en un estado de desasosiego, todo está corrupto y hay mucha información que no sabemos asimilar al final. Esto se tiene que reflejar en los discos. Había que hablar de ello porque a mí me ha servido. Siempre habíamos hablado de una relación de amor odio entre dos personas, pero nunca sobre el amor odio que sentimos hacia nosotros mismos. Esa sensación que tienes cuando te miras al espejo y te dices: "Tienes 30 años y todavía no sé quién soy". Eso es En la espiral. Los discos difíciles de parir son los que luego te ayudan a ser mejores personas.
-¿Le parece bien que la mayoría de festivales musicales en los que participa tengan a grupos eminentemente masculinos y sólo unos pocos femeninos?
-En el mundo, en general, se ha manejado de manera desequilibrado y el machismo lo hemos vivido en primera persona desde pequeños. Quiero pensar que llaman a Anni B Sweet, mi pareja, porque está despegando, no porque esté cubriendo un cupo. En el mundo del arte, el musical concretamente, sólo entiendo de gente válida. Me da igual su género.
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