Profundidad y lirismo entre brumas
Paolo Fresu y Omar Sosa trajeron un aire zen al Parque El Majuelo
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Omar Sosa: “Todos queremos ser libres, y el jazz abre esa puerta”
PAOLO FRESU & OMAR SOSA
37 Jazz en la Costa Festival Internacional de Almuñécar
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Paolo Fresu, trompeta, fliscorno y electrónica
Omar Sosa, piano, teclados y sartén
Fecha y lugar: jueves, 24 de julio, Parque El Majuelo, Almuñécar
El jazz, a veces, se acelera, persiguiendo un discurso que siempre está por construir, que se está tocando mañana, como hizo Bird. Sin embargo, en otras ocasiones, adquiere un aire cool, se inunda de una bruma mediterránea, o caribeña, y se convierte en pura sensibilidad y quietud, necesarias para percibir el pequeño rumor de cada ola. Paolo Fresu y Omar Sosa trajeron ese aire zen al Parque El Majuelo, de Almuñécar, pero sin dejar de contar cosas bellas en sus improvisaciones, haciendo siempre un jazz extraordinario. Tuvieron tanta delicadeza y sensibilidad, que no perdimos la atención ni un segundo, a riesgo de convertir este concierto en el mejor de la edición de 2024, con el permiso de Lakecia Benjamin. La excusa fue el hilo conductor de la comida, ya que se centraron, en gran medida, en su último trabajo discográfico juntos, Food, aunque esa conexión temática la ven ellos, seguramente, con más claridad que el resto del mundo.
Recordaremos la noche por la puesta en escena, “como en una nube”, afirmaba Adelina a la salida. Ese paisaje fue también sonoro y onírico, con los efectos controlados por Fresu y también por Sosa, tanto en la ecualización como en la emisión de trompeta, fliscorno o teclados. Además, el artista italiano comenzó explicando detalladamente el proyecto, aportando títulos y datos contextuales que siempre ayudan a entender mejor un trabajo discográfico. Fue el caso de la descripción del tema compuesto por Peter Gabriel, What is inside, solo grabado por ellos en su disco Eros, en una noche que, por el aire de profundidad y calma, no dejó de tener sus momentos de humor e intensidad. Un ejemplo fue el obligado cierre cubano con el que el gran Omar Sosa decidió dar por finalizada la noche, bailando sartén en mano. En los desarrollos del pianista de Camagüey, por cierto, hay claramente una base rítmica, un juego de silencios y contratiempos, en la que nos recuerda que él se siente, ante todo, un percusionista que toca el piano.
Lirismo sostenido, belleza sonora y visual, juegos melódicos sencillos, pero profundos, algún in crescendo, incluso una fugaz aparición del Rap, con permanentes adornos y complementos de sampleo. Quién sabe cómo serán estos festivales, a corto plazo, cuando sea común el uso de la inteligencia artificial. Paolo Fresu y Omar Sosa tienen marca, un estilo muy concreto. Por eso son una referencia en el jazz actual. Es un sonido perfecto para embarcar al amanecer y adentrarse en el océano.
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