Rafael Alberti, el poeta que se convirtió en mito

El congreso que acogerá la capital la próxima semana es una oportunidad única para revitalizar el legado y la figura de Rafael Alberti

Granada celebra el centenario de ‘Marinero en tierra’ con un congreso internacional

Alberti recibe las llaves de la ciudad de Granada de mano del alcalde Antonio Jara / Archivo

Granada/A comienzos de febrero de 1980, un Rafael Alberti septuagenario decide emprender una nueva campaña por la autonomía andaluza, un camino que le llevaría el 25 de febrero a entrar en Granada. La hizo, de manera simbólica, por la Puerta de Elvira, donde fue recibido por el alcalde de la época Antonio Jara, que portaba una bandera andaluza, y que le hizo entrega de las llaves de la ciudad.

El poeta portuense cumplía así la promesa que no pudo cumplir con su primo Federico García Lorca de visitar la ciudad, y que inspiraría su Balada del que nunca fue a Granada. Después de aquello, la relación entre el autor de Sobre los ángeles y la ciudad de la Alhambra se afianzó poco a poco, creando una red tan firme que sigue vigente casi medio siglo después, ya que la ciudad acogerá un congreso internacional, cuando coincide una doble efeméride: por un lado, el centenario de la publicación de Marinero en tierra y, por otro, los veinticinco años de la muerte de su autor.

Será precisamente la viuda de Alberti, María Asunción Mateo, la encargada de dar la conferencia inaugural en la Facultad de Ciencias de la Educación, centro neurálgico del congreso junto a la Biblioteca Provincial. Mateo llega a Granada también con una doble condición, que plasmará en esa inauguración. Según cuenta a este periódico, se presentará ante el público de la Facultad “con la visión de una persona que ha compartido casi 20 años de vida con él, pero a la vez como especialista en su obra”, explica la también directora de la Fundación que lleva el nombre del poeta y licenciada en Filología Hispánica.

Pese a todo, insiste en mantenerse en un segundo plano –pese a su papel no está implicada en la organización del congreso– y deja el protagonismo a “los casi 40 especialistas y catedráticos” que se encargarán durante los tres días de poner en valor la obra del poeta. 

Así, tras la inauguración por parte de Mateo, y los representantes institucionales, será el turno de los expertos, entre los que se encuentran, por ejemplo, Jaime Siles, uno de los mayores expertos en la Generación del 27; Francisco Javier Díez de Revenga, especialista en las vanguardias y de la Generación del 27, sobre las que ha publicado numerosos estudios; y la crítica Ana Caballé, que reflexionarán sobre el papel del Premio Nacional de Poesía, que precisamente estrenó Alberti con Marinero en tierra. 

Junto a los académicos en este congreso también tendrán cabida los poetas. Así, durante los actos de la tarde tendrá lugar un recital con algunos poetas granadinos, como Begoña Callejón, Javier Bozalongo, Gerardo Rodríguez Salas o Daniel Rodríguez Moya, por citar algunos. Como punto final de este primer día, se ha preparado una actuación de Paco Ibáñez, uno de los amigos más cercanos al poeta, en un recital en el que estará acompañado por la guitarra de Mario Mas.

Todo ello es señal de la influencia y el legado de la figura del gaditano, aunque su viuda insiste en la complejidad de valorar el impacto de la obra del poeta, siendo necesario, dice, “una visión temporal más amplia”. Pese a todo, Mateo, quien en su etapa como profesora de instituto enseñó durante muchos años la obra de Alberti, insiste en que Rafael “ha tenido que influir de manera definitiva en la poesía, no de ahora, sino de todo el siglo XX”, y pone como ejemplo Sobre los ángeles, un libro de 1929 que para la directora de la Fundación es el texto que “marcó la senda para muchísimos poetas”.

Tampoco ayuda a medir su influencia el carácter multidisciplinar de Rafael Alberti. Aunque considerado tradicionalmente como poeta, durante sus casi cien años de vida cultivó “una obra gigantesca”, según su viuda. Así, se dedicó a la pintura –entre otras muchas obras realizó el cartel anunciador de 1988 de la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla y del Carnaval de Cádiz de 1992–, escribió obras de teatro, firmó dos guiones de cine –La dama duende y El gran amor de Bécquer, ambos a cuatro manos junto a María Teresa de León, su primera mujer–, incluso editó sus propias memorias y coqueteó con la política, llegando a ser diputado por el PCE.

Y es que Alberti tuvo, añade su viuda, una larguísima vida (murió a los 96 años). Casi un siglo de vivencias que le han dado para mucho, pues en su biografía figuran épocas como el exilio tras el fin de la Segunda República, con el consiguiente regreso a España durante la Transición; entabló amistad con algunos de los grandes nombres de la poesía, como Pablo Neruda, su segundo hermano junto a García Lorca; y entabló relación con algunos miembros de la política de su época, como La Pasionaria. Todo ello, concluye Mateo, confieren a Rafael Alberti casi la categoría de mito y su obra, en una joya, aunque a renglón seguido puntualiza, entre risas, hablar como especialista y no como esposa.

Leer para resucitar

“Ha muerto el auténtico andaluz universal. Leerlo será como resucitarlo. La ley de la muerte parece más dura pues en este caso desaparece el poeta de la calle; el testigo de la guerra terrible y de la posible reconciliación tardía y el último vestigio de la Generación del 27”, dijo Antonio Gala, otro de esos nombres vinculados a la arboleda que fue la vida del poeta, tras conocerse la marcha de Alberti.

Durante los próximos tres días, el congreso sobre la figura del poeta gaditano buscará promover la lectura de su poesía en el siglo XXI como una herramienta de construcción y desarrollo de la identidad para una ciudadanía concienciada con la relevancia del vínculo entre ética y estética en las obras artísticas.

Un paso clave para esto parece ser llevar el congreso tanto a las facultades como a las bibliotecas, en un intento de acercar al público joven, universitario, a la figura del poeta. “Los expertos que van ya conocen perfectamente su obra”, reconoce María Asunción Mateos, pero “el público joven irá conociendo poco a poco su obra, no solo Marinero en tierra, sino que tiene una variedad de registros amplísimo”.

Quizá aquí, en ese punto entre el academicismo y la calle, cobre sentido lo que dijo Francisco Umbral, quien llegó a viajar a Italia para conocer al portuense, cuando vaticinó que “toda su obra poética perdurará, porque es una poesía al mismo tiempo culta y popular”. 

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