La realidad pierde su contexto
l La exposición de Paco Pomet se podrá ver en el Palacio de los Condes de Gabia hasta el próximo 15 de abril de 2012.El artista granadino Paco Pomet expone en el Palacio de los Condes de Gabia una colección de obras que yuxtaponen las imágenes para jugar con el mundo
Desde que empezó, me interesó infinitamente la obra de este artista. No era normal, en aquellos años 90, con los intereses plásticos muy decantados hacia planteamientos ajenos a la figuración, que un pintor se adscribiera, sin cortapisa alguna y abiertamente, a unos desarrollos ajenos por completo a lo que dictaban las modas, que por entonces, pasaban por desentrañar los registros de una abstracción a la que se profesaba, sin resquicios para la duda, una fe inquebrantable. Paco Pomet lo tuvo, desde un primer momento, muy claro y se adentró por unos caminos de muchísima personalidad y con mucho recorrido dentro de una realidad a la que él somete a sus más apasionantes ajustes y desajustes. Todavía conservo en la memoria aquella maravillosa y espectacular obra en la que un imposible campo de fútbol llenaba una especie de isla irregular y planetaria.
La exposición de Paco Pomet en los Condes de Gabia es absolutamente justa y necesaria; un artista de esta categoría merecía sin ninguna duda una muestra en el que es uno de los espacios emblemáticos de la ciudad. El artista granadino presenta ese trabajo redondo en el que una serie de secuencias son ajustadas a unas formas plásticas que potencian la realidad, al tiempo que la someten a una nueva dimensión significativa. Escenas extraídas del cine, de la historia, de la sociedad mediata e inmediata, del entorno cotidiano, del mundo de los tebeos... son manipuladas matéricamente para que acentúen su poder expresivo, al tiempo que, desde un nuevo juego de intenciones, plantean desenlaces ilustrativos con distintas connotaciones a las que desarrollan su habitual sentido representativo.
Paco Pomet yuxtapone las imágenes, les impone una nueva potestad y les infiere una realidad que deja en suspenso su primitivo discurso. A veces, crea nuevos registros donde lo real asume una nueva posición identificativa, un novedoso proyecto semántico por el cual la línea argumental cercana pierde su posición expresiva y se adentra por episodios de una especie de surrealismo, de una festiva intencionalidad y de un discurso muy a contracorriente.
A este artista, los caminos representativos habituales se le han quedado estrechos; necesita nuevos márgenes para que entre ellos transite una identidad distinta de la realidad, un proceso visual nuevo donde cualquier parecido con lo que se presiente, se conoce, se sabe o se asume como verdadero es una pura casualidad. La pintura de Paco Pomet deja entrever un realismo mucho más poderoso, más feliz y menos encorsetado que el que nos toca vivir. Por eso su pintura tiene tantos buenos registros, tanta potestad ilustrativa, tanta jocosa emotividad y tanto feliz carácter.
Estamos, bajo mi punto de vista, ante uno de los mejores pintores figurativos del momento; un artista que transgrede sistemáticamente los presupuesto de una cotidianidad para convertirlos en felices episodios de un nuevo sistema ilustrativo.
La exposición de los Condes de Gabía nos vuelve a convocar ante un artista importante cuya pintura no deja indiferente. La obra de Paco Pomet convence a todas las instancias, llega a todos los estamentos porque es sencilla dentro de su complejidad, comprometida dentro de su cercanía, moderna desde su bien cuidado clasicismo; es una realidad desvirtuada por la mirada exuberante de un artista distinto y poseedor de un lenguaje único, absolutamente intransferible aunque ya se sientan atisbos de querer imitar su inimitable sentido artístico.
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