Sergio de la Puente, granadino nominado a su segundo Goya: "Esto es una carrera de fondo que no tiene meta"

Granada/Sergio de la Puente se sentará este próximo sábado 8 de febrero en el Auditorio del Palacio de Congresos de Granada como nominado al Goya por la banda sonora de Verano en diciembre. Es la segunda vez en un lustro que aspira a este galardón por sus composiciones musicales. La primera vez fue en 2020 con su canción Nana de las dos lunas, de la película La noche de las dos lunas, dirigida por Miguel Ferrari, con el que ya había colaborado en la cinta de 2012 Azul y no tan rosa, que logró el Goya a mejor Largometraje Iberoamericano. Pero los filmes que han contado con los acordes del granadino y la atención de la Academia de Cine Español a la hora de otorgar sus máximas distinciones han sido varios más. Por ejemplo, La Dama y la Muerte, que se hizo con el cabezón al mejor corto de animación en 2009 y que consiguió incluso una candidatura a los Oscar. El trabajo dirigido por Javier Recio fue producido por Kandor graphics, un estudio de animación ya desaparecido que produjo a su vez otro de los trabajos con música de Sergio de la Puente que han optado al Goya: El Lince Perdido, mejor película de animación en 2008 y también preseleccionado para representar a España en Hollywood. El músico es, a la chita callando, un veterano en los grandes premios del séptimo arte en España y en Los Ángeles.

Este martes le ha costado más de la cuenta levantarse porque el lunes por la noche fue la cena de los nominados de esta 39 edición. Allí coincidió con los otros granadinos incluidos en la nómina de candidatos: Mayte Cabrera, presente en el equipo de La infiltrada y La estrella Azul, ambas cintas compitiendo al mejor sonido, y Cristalino, candidato a Mejor Actor Revelación por Segundo Premio. "Nos tomamos una cerveza juntos y estuvimos hablando. Disfrutándolo".

Pregunta.-¿Cómo estaba el ambiente en esa cena de candidatos?

-Tenso, todos somos contrincantes, pero estuvo muy bien.

P.-¿Se alargó la noche?

-No terminó tarde, a las doce estábamos casi todos de vuelta, pero me ha costado levantarme un poco. Son días intensos, este miércoles tenemos un montón de actos, entre ellos actúo en la gala de premios de Días de Cine, el programa de televisión. Además, desde este martes a las 12:00 hasta el próximo día 24, estamos en plan campaña porque están abiertas las votaciones.

P.-¿Cómo se hace una campaña para los Goya?

-Hay unos 2.400 académicos de los que la gran mayoría tienen derecho a voto y se trata de que les llegue tu trabajo. Pero claro, es lo de siempre, la maquinaria no es la misma para una película que tenga 14 nominaciones, como El 47; que la puede tener Verano en diciembre, solo con una a Mejor Música Original. Hay que hacer que el máximo número de personas vea tu trabajo, pero es más fácil lograr eso con El 47 o La infiltrada, que cuenta con 13. También es verdad que nuestra película está gustando mucho a los académicos, lo difícil era la nominación. Eso lo decimos siempre, porque para la candidatura competíamos 210 películas. A partir de aquí es complicado saber para dónde va el viento.

P.-¿Al final ganan las que más suenan porque se han visto más?

-A veces hay sorpresas. Los grandes entre ellos se debilitan porque se reparten los votos. Los outsider, que tenemos una nominación sola, podemos contar con muchos factores: el corazón tira como la promoción. Y tener a Granada también tirará. No sabemos qué puede pasar, pero Mayte Cabrera por ejemplo tiene muchas opciones: está en dos nominaciones de equipos de películas grandes, y además ha hecho un trabajo espectacular.

P.-¿Qué recuerdos tiene de la otra nominación?

-Al final esto hay que disfrutarlo, yo la otra vez lo hice aunque no me llevase la estatuilla porque el hecho de que la Academia te nomine ya es mucho.

P.-En las categorías técnicas, que dependen menos de las modas del público, sí que pesará bastante para el trabajo una nominación.

-Una nominación es una forma de que la industria te haga ver, valer y notar. Sobre todo valer, porque yo ya llevo 20 años haciendo música para cine, los que empezaron conmigo de becarios ahora son productores. Cuando me viene gente que está empezando en el mundo de la música les digo lo mismo: esto es una carrera de fondo que no tiene meta. Y si la tiene, es vivir de esto. Lo de los premios es secundario. Y no es pose, están muy bien, esto es un sueño, pero tienes que trabajar y que se vea tu trabajo.

P.-Aunque también hay compositores de bandas sonoras que son auténticas estrellas, como John Williams.

-Siempre decimos que Williams es historia y sigue vivo, es Dios, está a la altura de Bach o Beethoven. También me gustan mucho otros como Sakamoto, de Feliz Navidad Mr. Lawrence y El Renacido, o Yann Tiersen, de Amelie. Me atrae ese tipo de música más intimista. Aunque empecé como todo el mundo con el cine americano de las grandes producciones, con los años me he visto más a gusto y reconocido con el cine independiente, que es el que más me llama la atención aunque soy consumidor de todo.

P.-¿Y cómo ve una película un compositor de bandas sonoras? ¿En qué se fija?

-Por deformación profesional estás pendiente de la banda sonora, aunque hay veces que la película es tan buena que ni te das cuenta de la música. Ocurre si el conjunto es genial, porque para mí el director no dirige sino que coordina, es un trabajo de equipo. Aunque a veces no puedes evadirte y te fijas en la música, imagino que igual que un periodista al leer un artículo: si es muy bueno, te lo comes; si no lo es tanto piensas, ¿por qué ha empezado por aquí? O te sorprende, dices ¡qué bien esto!

P.-En el caso de la directora de 'Verano en diciembre', Carolina África, era su ópera prima, pero la cinta cuenta con actrices como Carmen Machi, Bárbara Lennin, Irene Escolar o Vicky Luengo. Que la única nominación sea la suya resultará importante porque mete la película en la lista de títulos para visionar de la Academia de Cine.

-La directora también venía del teatro y la obra llevaba funcionando diez años. Estaba muy acostumbrada a trabajar con actores y ha hecho muy buen trabajo. Las artes escénicas y el cine beben de fuentes paracidas. Es cierto que esto es una forma de visibilizar la cinta y están todos contentísimos. Una de las actrices me decía: "Gracias a ti estamos en los Goya". También es una película especial, es muy bonita porque está hecha desde el corazón. Por eso desde que empezamos a hacer la banda sonora sabíamos que también iba a ser especial. Lo notábamos cuando trabajábamos en el estudio y el reconocimiento ha sido para ese equipo fantástico. A ellos se suman los músicos que interpretan esa banda sonora. También es importante destacar que hay una canción que se llama Traviesa, que es un reguetón, y está nominada a los Premios Carmen del Cine Andaluz. La hice con otra granadina, Carmencita Calavera, que por problemas burocráticos no ha aparecido en los títulos y me gusta subrayar su nombre en prensa para que se sepa.