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Crónica
Granada/Aunque la tarde de cielos nublados y algunas gotas al principio amenazaron la representación, finalmente se pudo cumplir la promesa del Festival de Música y Danza de Granada con Manuel de Falla. Y esa promesa no era otra que la representación de El sombrero de tres picos en el escenario del Generalife en el centenario del estreno de la obra del gaditano. Y nada menos que a cargo de la Compañía Nacional del Danza, que recuperaba por encargo el ballet original en una apuesta para la que parece creada ex profeso la formación.
El motivo de esta simbiosis perfecta es que la reposición del ballet original recupera las raíces del ballet clásico español en una proporción que aúna tradición y modernidad, los fines para la que nació la Compañía Nacional, que ha contado además en esta ocasión con la colaboración de Lorca Massine (hijo del coreógrafo Leónide Massine que ya se encargó de diseñar el baile en 1919).
Bajo las órdenes de José Carlos Martínez (el cual será sustituido en septiembre por el bailarín Joaquín de Luz), el ballet mostró su soberanía con un programa que, además de El sombrero de tres picos, incluyó Sonatas, (del propio Martínez) y un bellísimo Por vos muero, del exdirector Nacho Duato.
El Festival –que volverá a rendir tributo a Falla en la noche de su clausura el próximo 12 de julio con el propioPablo Heras Casado– recuerda así una efeméride que conjuga mucho talento: en el Teatro Alhambra de Londres se estrenaba El sombrero de tres picos. La música era compuesta por Manuel de Falla, íntimamente ligado a Alhambra, el libreto literario pertenecía al genio de la escritora María Lejárraga, basado en el libro homónimo de Pedro Antonio de Alarcón, los diseños y escenografía surgieron de la mente de Pablo Picasso y la coreografía era creación de Léonide Massine.
El responsable de la coreografía, Lorca Massine ha construído un espectáculo como se construye una catedral, “piedra a piedra” y el resultado es un encaje perfecto: “Es la realización de la poética de la simultaneidad, todas la artes hermanas se complementan la una a la otra, aunque no sean parecidas”.
En el rol de la molinera (la Señá Frasquita en la novela de Alarcón) Aída Badía mostraba el día de antes su satisfacción, como “amante de la profesión”, por poder dar vida a este personaje en una pieza que es “una joya de la danza”.
La representación es un homenaje del Festival Internacional de Música y Danza de Granada y la Fundación Archivo Manuel de Falla, en el centenario del estreno de la obra de Falla. Por eso, en paralelo, la Fundación celebra estos días un congreso internacional bajo el título Repensar El sombrero de tres picos y la exposición El sombrero de tres picos (1919-1920). Un singular proceso creativo.
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