La singularidad de las esdrújulas
Esdrújula Ediciones es el nombre de un nuevo sello editorial que apuesta por la calidad, no por la cantidad En los próximos días llegarán sus primeros lanzamientos
En mis años de estudiante de Filología, un profesor de la Facultad de Filosofía y Letras nos habló de las palabras esdrújulas como de la aristocracia del lexicón hispano. A mí, esa presunta nobleza suya no me interesaba tanto como su especial sonoridad: las esdrújulas deben ser como mínimo trisílabas, requieren una articulación compleja, permanecen más tiempo en nuestros labios y en ocasiones se bastan y sobran ellas solitas para introducir una aliteración en la frase; ahí están: libélula, tarántula, gárgola, fósforo, etc.
Las esdrújulas también destacan por su escasez. En la página web de Esdrújula Ediciones se nos informa de que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española incluye unas escasas seis mal palabras de esta categoría; el 7% del total; el 6,9% para ser exactos. "Las esdrújulas son, pues, una excepción, tanto que las reglas de acentuación que las palabras agudas y llanas observan les son ajenas: todas las esdrújulas, para demostrar su singularidad, se tildan", leemos en la página de bienvenida de este nuevo sello editorial. Víctor Miguel Gallardo Barragán y Mariana Lozano Ortiz, sus artífices, estuvieron dándole vueltas a diversos nombres hasta dar con el definitivo. Cuando tropezaron con él se hizo la luz. Y en tiempo tan oscuros como los nuestros, con tanta gente a ciegas, ¡vive dios!, ver la luz es importante.
La experiencia previa de ambos es vasta y juntos suman más de dos. Víctor Miguel Gallardo Barragán -que en su día fue el presidente más joven de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror- ha batido el cobre en sellos como Ediciones Parnaso y Ediciones Dauro, así como en el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Granada. Mariana Lozano Ortiz también pasó por Dauro y ha colaborado en la edición de medio centenar de títulos en calidad de editora, correctora o maquetadora.
En Esdrújula Ediciones han puesto este bagaje y la ilusión imprescindible para poner en pie una marca con unas reglas de acentuación exclusivas, basada en la calidad, dicen, no en la cantidad. Para tal fin han diseñado diversas colecciones: una dedicada a la narrativa, Sístole, otra a la poesía, Diástole, una tercera a obras inclasificables, Etcétera, una cuarta a la literatura juvenil, Meteórica, y una quinta al libro electrónico, Ecléctica (Nótese que los nombres de las susodichas son también esdrújulos). El primer lanzamiento de Sístole será Pasaje a las dehesas de invierno, una novela de magia y esoterismo ambientada en Barcelona y escrita por Francisco Jota-Pérez; el primer volumen de Diástole, De amor y furia. Epigramísticos de la mexicana Minerva Margarita Villarreal, recurre a la tradición clásica del epigrama para componer un poemario de una gran sensualidad, procaz si se quiere, feroz por encima de todas las cosas.
Otra cita inexcusable para el lector digno de llamarse tal (que no todos los que dicen serlo merecen ser considerados tales) es la edición facsímil y bilingüe de Aventuras de Alicia bajo tierra, el relato de Lewis Carroll que está en el origen de Alicia en el País de las Maravillas, uno de esos textos de los que uno ha oído hablar reiteradamente y aún no ha tenido la oportunidad de leer. La iniciativa es un acierto mayúsculo: este año se celebra el 150 aniversario de la publicación de la inmortal obra de Carroll. Habrá que echarle un ojo asimismo a la edición en formato electrónico de la obra completa de Javier Egea a empezar por Serena luz del viento, el primer libro de ese vate único, insustituible, que fue nuestro paisano. Ambas publicaciones serán debidamente presentadas en la próxima Feria del Libro.
Además, la editorial anda liada en la organización de dos eventos que darán de qué hablar. Uno de ellos es la celebración en nuestra ciudad de una Convención Nacional de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror, bien surtida de conferencias y mesas redondas; otro, el Congreso Independientes (en colaboración con la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía) en el cual autores, editores y distribuidores hablarán del mercado literario actual desde la independencia; es decir, desde la no pertenencia a los grandes leviatanes de nuestra industria.
Este punto da pie a preguntarles cómo ven ellos el panorama. Víctor Miguel Gallardo Barragán me responde con estas palabras: "El mercado editorial no pasa por sus mejores momentos. No es solo que la crisis le haya afectado como al resto de sectores, que también, sino también que el cambio de modelo de consumo ha pillado a contrapié a libreros, distribuidores y editores. Es paradójico, pero con los datos en la mano parecería que, justo cuando menos se lee (o, mejor dicho, cuando menos se compra), más se está editando. Las nuevas tecnologías, sobre todo la impresión digital, han favorecido la aparición de editoriales que ofrecen obras a precios competitivos. Ya no hace falta hacer tiradas de miles de ejemplares en offset para abaratar costes. Esto tiene un lado positivo, la diversidad, pero también uno negativo, la saturación del mercado. Se editan cientos de títulos a la semana y el mercado no puede, literalmente, soportar ese volumen. No vamos a entrar en otras problemáticas del sector, como por ejemplo la existencia de dos grandes grupos editoriales que dejan poco espacio para el resto: esto pasa en todos los sectores productivos y no es específico del nuestro, así que no tiene nada de reseñable. Hay que aprender a vivir con ello y ofrecer al lector libros de calidad. No hay más".
No cabe sino desearles una suerte a la altura del empeño. Una suerte esdrújula.
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