Susana Girón: "En la fotografía documental muchas veces buscamos lo más difícil, lo más lejos, lo más peligroso y nos olvidamos de lo que tenemos al lado"
La fotógrafa granadina, recientemente galardonada con el Premio Andalucía de Periodismo, ha expuesto 'Unlimited Youth', una llamamiento a que la ilusión no tiene edad
Orgullosa de ser de pueblo, considera que "la fotografía es arte si emociona"
Un rebaño de solidaridad: una foto, una oveja

Granada/La fotografa Susana Girón, natural de Huéscar, va de libre por la vida. Ha hecho de la fotografía su gran pasión y su profesión. Entre sus numerosos reconocimientos destaca el último que ha recibido: el Premio Andalucía de Periodismo en la modalidad de Proyección Internacional de Andalucía por un reportaje fotográfico sobre el yacimiento arqueológico de Orce, un trabajo que fue publicado en distintos medios internacionales, entre los que cabe destacar especialmente las ediciones portuguesa y española de la revista National Geographic, y en la BBC (Reino Unido y Estados Unidos), así como en varios diarios como La Nación, de Argentina. Durante el último mes ha expuesto en la Sala Zaiza Unlimited Youth, un trabajo de 42 fotografías que se realizaron entre 2015 y 2019 en distintos campeonatos de atletismo en categoría máster con tres denominadores comunes: tercera edad, salud y deporte.
Pregunta.Se considera una freelance pero trabaja con grandes publicaciones como National Geographic.
Respuesta.Sí que tengo colaboraciones con ellos pero para trabajar en Nacional Geographic tienes que tener una especie de vínculo con ellos y estoy en su círculo de colaboradores. Me encargan trabajos pero no me han contratado por un millón de euros ni nada por el estilo.
P.Llegó a la fotografía tras licenciarse en el Instituto Nacional de Educación Física. ¿Tardó en ser consciente de su vocación?
R.Estudié INEF en Madrid porque ahí estaban mis padres trabajando y yo era la enamorada número uno del INEF. Lo que pasa que siempre, desde chiquitilla, me encantaba hacer fotos pero no tenía nada, simplemente que mi padre me regaló por mi Primera Comunión una cámara de las compactas de bolsillo y yo me gastaba todas las semanas los veinte duros que me daba mi padre en comprar carretes y hacer fotos... a mi tío, a mi pueblo, a la Semana Santa…, las comidas de familias. Me gastaba todo en eso, en revelarlo y en comprar los carretes. Tenía esa inquietud pero nunca le había hecho mucho caso más allá de que me fascinaba. Cuando acabé la carrera monté una empresa de turismo con mi hermano y mi madre me regaló una cámara de fotos para que hiciéramos fotos para la publicidad de la empresa de deportes de aventura, de escalada, que es lo que yo hacía siempre. Fue la excusa. Tenía la carrera acabada, la empresa montada en Sevilla que me iba súper bien e hice un curso a una escuela de fotografía y cuando entré en esa primera clase como que me enamoré de de lo que era una cámara de fotos.
P.Y notó la llamada de la fotografía.
R.Sí. Amaba el deporte, pero me dije ¡ostras!, esto es más. Entonces estuve un año haciendo cursos y formándome. Vi que podía compaginar bien mi trabajo, que era lo que me daba de comer y las clases que daba. Me enteré que en Elche la Universidad Miguel Hernández daba un postgrado universitario de fotografía y artes visuales y estuve todos los fines de semana viajando de Sevilla a Elche para poder asistir a las clases.
P.¿Cuántas noches estuvo a duermevelas diciéndose que tenía que dar el paso o fue un proceso muy rápido?
R.No me di cuenta que lo estaba dando porque cuando tienes pasión por algo, y yo soy una persona que me considero bastante apasionada por las cosas, me daba cuenta de que todo era quitar tiempo al sueño y a todo para dedicárselo a la foto. No me daba cuenta de que estaba creando un camino sin darme cuenta. En 2009, cuando la Caja de Ahorros del Mediterráneo me encargó mi primer trabajo, fue cuando dije eso de que había que dar el salto. Fue fácil porque en el fondo me apasionaba.
P.¿Que hace que la fotografía sea arte?
R.Al final la fotografía, como cualquier disciplina artística, es arte si emociona. La clave es la emoción, te tiene que tocar el corazón, que te deje pensando en aquello que has visto y te haga sentir algún recuerdo, una risa, lo que sea, pero que provoque algo. En otras palabras, que sorprenda y que emocione, que toque la fibra.
P.¿Le costó mucho arrancar profesionalmente?
R.Sí, claro. Al principio, cuando di ese salto con un mortal, tenía que seguir cogiendo trabajos de la empresa que tenía en Sevilla y durante muchos años compatibilicé las dos cosas: el turismo y la foto. Así hasta que hubo un momento en que la fotografía me dio todo el sustento económico y pude soltar el otro remo. Fueron años de que no llegabas y, ahora le dedicas 24/7 porque no te puedes relajar.
P.Todo empezó, entonces, con el encargo de la CAM.
R.A partir de entonces empecé a irme a por toda Europa a donde había una revisión de Portfolio, que es como un casting de expertos de fotografía, y presenté uno que tenía hecho a mi madre, a mis tías… que era mi trabajo de fin de curso de postgrado universitario. Me fui por todos los comisarios de fotografía y todos los expertos a todos los festivales que había de Europa. Todos mis ahorros eran para enseñar mi trabajo y así empecé.
P.Un primer trabajo en el que ya estaba ese gusto por fotografiar lo cotidiano. ¿Qué hace que el día a día sea excepcional en una foto?
R.Muchas veces pensamos que lo extraordinario siempre está en lo exótico, en lo lejano, en lo raro, y esto nos hace perder la perspectiva de que lo más cercano tiene una importancia no relativa, sino completamente suprema. Se trata en poner en valor justamente eso. Muchas veces, en la fotografía documental y el fotoperiodismo intentamos siempre ir a lo más difícil, lo más lejos, lo más peligroso y nos olvidamos de lo que tenemos al lado. Un porcentaje muy alto de lo que hago es mi entorno más cercano porque me parece súper inspirador y me hace mirar de otra manera.
P.¿Cree que ser de pueblo hace ser más sensible a lo cotidiano, a las cosas de de la calle?
R.No lo sé. A mí, tener ese vínculo que tengo con los pueblos de mi padre, que era Galera, y de mi madre, que es de Huéscar, hace que mire como miro y sienta como siento, algo que no tendría si no tuviera ese legado que ellos me han dado. En mi caso es así, no sé en los demás.
P.El nombre de Susana Girón ya es un referente en el mundo de la fotografía. ¿Sigue con la vista puesta a corto plazo o ya se atreve a mirar al futuro?
R.-Yo soy freelance y tengo que pensar en que tengo pagar mi autónomo todos los meses y no tengo una nómina que me garantice nada. No me puedo quejar en absoluto de nada. A mí me mueve la pasión. Mi futuro es mi presente y siempre estoy con el radar puesto de qué historia quiero fotografiar. Intento siempre cambiar y añadir cosas, sorprender de alguna manera. Cuando encuentro una historia que me apasiona, ya no pienso en si lo voy a rentabilizar, sé que tengo que hacer eso y lo voy a hacer. Luego ya veremos por dónde sale.
P.Su primer premio fue el Fernando Quiñones, en Cádiz, ¿qué significó ese primer premio y cuál de todos los conseguidos valora o le ha emocionado más?
R.Para mí el premio es vivir de esto y trabajar de esto. Un premio siempre motiva y la verdad es que me siento afortunada porque me han dado un montón y me presento a pocos. Un premio me dura un día. Cuando te lo dicen es como un subidón, te da una alegría, pero ya está porque hay que seguir trabajando al día siguiente, pues no se vive de los premios. Me sirve como un refuerzo, una forma de decirme que vas bien y ahora sigue trabajando.
P.Y el más reciente, el Premio Andalucía de Periodismo, que recogió el pasado diciembre.
R.Me hizo mucha ilusión y me hizo muy feliz porque fue por un reportaje fotográfico sobre el yacimiento arqueológico de Orce y los que me conocen saben lo que yo quiero a la comarca de Huéscar y el Altiplano. Me tomo como un reconocimiento a un trabajo y también para la comarca que también se lo merece.
P.¿Qué premio le ha sorprendido por inesperado?
R.Pues quizás el de Los días sin tactos, el de mi padre. Trabajé durante toda la pandemia en donde estaban los puntos duros, no de la pandemia, y cada día volvía a fotografiar a mi padre. Y monté esta historia y la presenté a varios premios de fotografía. Y entonces me llamaron que me han dado el primer galardón de los Premios Atlanta de Fotoperiodismo, que son como unos súper premios en Estados Unidos. Me hizo un montón de ilusión, no solamente porque fuera mi padre, sino porque es un premio internacional importante a una pequeñez de historia, una historia que, para ellos, fue la que mejor representaba el confinamiento del covid. Es la historia de un abuelo perdido en un pueblo…
P.¿Qué es la familia para usted?
R.Lo mejor que me ha pasado en la vida. No tengo más que dar gracias por mi familia.
P.Durante el último mes ha estado en la Sala Zaida Unlimited Youth, una exposición que aúna fotografía y deporte, dos de sus pasiones.
R.Soy licenciada en educación física, pero curiosamente ha sido la primera vez y casi la única en el que he tratado el tema del deporte. Bueno, hace poco fue a Ucrania y volví a tocar el tema con los atletas olímpicos ucranianos entrenándose en medio de una guerra. Pero no es el deporte una cosa que yo suela fotografiar gustándome como me gusta. Creo que lo bueno de Unlimited es que vamos allá del deporte, porque de lo que estás hablando es de las personas mayores y de salud.
P.¿Qué cree que han enseñado los protagonistas de las fotos a los que han visto la exposición?
R.Sobre todo a tener ilusión por vivir. Muchas veces pensamos que la tercera de edad es una parte de la vida que se arrincona pensando que ya está todo dicho cuando es todo lo contrario. Lo que a mí me han enseñado y que me gustaría que transmitiera la exposición es que ellos son un referente. Cuando se ve a una persona de 80, 90 o cien años corriendo, lanzando y saltando de la manera que lo hacen me parece algo muy inspirador para que los demás nos lo apliquemos en nuestra vida.
P.¿Qué otras disciplinas y expresiones artísticas le emocionan?
R.La música, la escultura, la literatura.... Si me tuviera que quedar con alguna, quizá la música, porque te transporta, te lleva, te evoca te te da, te pone el revés...
P.¿Qué diferencia hay, si es que la hay, entre Susana Girón con cámara y sin cámara?
R.Creo que soy la misma persona, tengo la misma curiosidad, tengo la misma pasión por hacer cosas, por vivir. La cámara lo único que me transforma es en una cosa y es que me da una licencia, pues la cámara me abre las puertas.
P.Publicar en el National Geographic, ¿ha sido lo más en su carrera?
R.En fotografía documental siempre hay medios de que son como muy referencia. Tengo contrato de colaboración con el New York Times y con el National Geographic. Creo que son dos publicaciones de referencia a nivel internacional
P. Verse en esos medios le hará pensar que tanto esfuerzo ha merecido la pena.
R.Para mí era un sueño y era de esas cosas que siempre me decía: jo, si algún día ya publicaran en algo. Recuerdo que no pude dormir cuando National Geographic me pidió por primera vez una foto y luego el ‘raw’ para comprobar que la foto se podía publicar. Pero no quiero normalizar esto. Aunque he publicado con ellos varias veces y hay una relación fluida, sigo siendo consciente de que esto no es normal. Hay una crisis grandísima en el género, en el periodismo. Cada vez es más difícil publicar, cada vez es más difícil que te cojan para publicar una historia, sobre todo para una freelance. Así, cada vez que suena ese teléfono de un editor me da igual que sea del New York Times o del Granada Hoy. Sigo considerando que tengo que dar las gracias siempre, que tengo suerte porque hay tantos fotógrafos buenos. No soy mejor que nadie.
P.¿Quiénes son su referente?
R.Admiro a muchísimos fotógrafos. Una clásica es Cristina García Rodero. Su primer trabajo, España oculta, es una obra maestra. He tenido la suerte de conocerla y admiro la pasión que pone a trabajar, la búsqueda de la percepción constante y 70 años la sigues viendo en todas las manifestaciones del orgullo y en todas las fiestas populares de todo el mundo. Es un ejemplo para contagiarse porque a pesar de lo que es ahí sigue trabajando. Pero admiro a muchos otros, como Walker Evans y Anna Romanova.
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