El testimonio de Lobras, un pueblo olvidado

En todos sus trabajos, el fotógrafo Leo Simoes (Durango, 1968) ha demostrado un interés especial por "las historias pequeñas". Después de las espléndidas imágenes de Días de lluvia y sol, tras varios viajes entre 2005 y 2009 y más de 8.000 kilómetros por el Marruecos contemporáneo, Simoes quiso pasar página y hablar de la despoblación de los pueblos en España. Esta vez el objetivo era distinto: si en Marruecos quiso mostrar su propia experiencia personal ahora lo que intentaba era tratar de contar la experiencia del otro. En ese momento encontró el dato. Lobras era el pueblo con menos habitantes de la provincia de Granada. Por eso lo escogió. Silencio y olvido es el testimonio de su gente, personas que se resisten a abandonar su territorio, aunque su territorio parezca haber sido olvidado por el resto del mundo.

Los habitantes de Lobras y sus anejos Tímar y Los Morones resisten al paso del tiempo en lo más profundo de la Alpujarra granadina. "Las fotografías", explica Simoes, "representan a la población de este municipio, pero metafóricamente podría ser la de cualquier otro en las mismas circunstancias". El libro que hoy presenta el autor, junto al director del Centro Andaluz de la Fotografía, Pablo Juliá, es como un documento antropológico donde retrata a sus protagonistas no como héroes ni derrotados, sino como personas que viven su propio destino ajenos a la vida en las ciudades. "Las imágenes hablan del paso del tiempo, de la familia, del hogar, del pasado y del futuro, del ser humano...". Como ocurre en la mayoría de los pueblos de interior que han ido quedando vacíos, las paredes de las casas se convierten en auténticas galerías del pasado. Cuelgan de sus paredes retratos de matrimonios que parecen sacados de una película, fotos de comunión, cuadros con casi tanta historia como la propia casa. ..

"La experiencia ha sido fantástica", cuenta el autor. "Desde el principio creyeron en el proyecto y su complicidad ha sido máxima". Él, por su parte, los fotografía "con naturalidad y emoción. Desde el corazón". ¿Le importa la belleza o lo real? "Ambas cosas son compatibles", dice Simoes: "Todo puede ser bello, depende de los ojos con que se mire".

La realidad que el fotógrafo muestra a través de las 56 imágenes del libro es la realidad que cualquier persona encontraría si entrase en sus casas. Retratados de frente, sin focos ni luces artificiales, sin poses extravagantes. Sin florituras. Dice el artista que practica "una fotografía sencilla de una manera sencilla". Lo más difícil, en su caso, "es saber de qué quieres hablar".

Son matrimonios, viudos, solteros. Personas, la mayoría jubiladas, que sentadas cómodamente en su comedor, de pie en el patio o en la calle, son fotografiadas tras "un encuentro breve, de escasos minutos, o tras una larga charla. Después de haber compartido un paseo o una comida...".

Leo Simoes recuerda que se inició en la fotografía "a los 20 años con la intención de tener un oficio que me permitiera viajar y vivir experiencias que de otro modo serían imposibles. Años después, enfoqué toda mi atención en mis proyectos personales como senda vital, en un modo de vivir y relacionarme con los demás y conmigo mismo".

Entre sus proyectos y exposiciones están Encuentros (1990-2005), donde la fotografía es utilizada como poética de la vida cotidiana con momentos y vivencias del autor; La aventura con el otro (2006), que indaga en las relaciones personales, el trato mutuo, la imagen que nos creamos del otro y con la cual convivimos; Días de lluvia y sol (2005-2009), cuyas imágenes reflejan la experiencia personal del fotógrafo en el Marruecos contemporáneo; Territorios (2009-2011), que recorre lugares que escapan a lo geográfico y se centra en la experiencia personal e íntima del autor. En el último, retrata "un país que realmente necesita servirse de tonalidades si quiere transmitir su carácter pasional, lleno de viveza y sabor: Cuba".

Leo Simoes presenta hoy su libro a las 12:00 horas en la Mediateca CajaGranada su libro.