El triunfo de un fauno y una ninfa

Crítica

El triunfo de un fauno y una ninfa
El triunfo de un fauno y una ninfa
J. J. Ruiz Molinero

27 de junio 2018 - 02:32

La ficha

'ROYAL BALLET FLANDERS' Conjunto:Royal Ballet Flanders. Director artístico: Sidi Larbi Cherkaoui. Programa:El pájaro de fuego, coreografía de Sidi Larbi Cherkaoui, música de Igor Stravinski; Chronicle, coreografía y vestuario de Martha Graham; Faun, coreografía de Sidi Larbi Cherkaoui, música de Claude Debussy y Nitn Sawhney. Bailarines de Faun: Nicola Wills y Philipe Lens. Lugar y fecha: Teatro del Generalife, 25 de junio de 2018. Aforo: lleno.

Tras el sinfónico, el pilar del Festival se sustenta en el capítulo de danza. Los mejores conjuntos y estrellas han pasado por este escenario, como recordamos cada año, para nuevos públicos o desmemoriados. Y no sólo a través de los ballets clásicos, sino de la danza contemporánea trascendida, como titulé, el 2 de julio de 1986, la actuación de la Martha Graham Danza Company, de Nueva York, a la que el Ballet de Flanders recuerda en su actuación con una de las innumerables y geniales creaciones de la coreógrafa neoyorkina, Chronicle. Era la única coreografía que no llevaba la firma de Sidi Larbi Cherkaoui, el director artístico del Royal Ballet Flanders que iniciaba el programa con una versión elegante, muy académica y fría, de El Pájaro de fuego, tantas veces programado en el Festival, desde los primeros años, con el ballet de la Ópera de París, pero que distintos coreógrafos han dado su versión del cuento ruso y de la rompedora música que exige demasiado para plasmarla en imágenes corporales. La plasticidad escénica, con el juego de espejos y la conjunción estética, en cuanto a movimientos de máxima coordinación, hizo posible una aceptable pincelada de presentación, aunque le faltase fuerza comunicativa y la garra que todos esperan de esa exaltación fogosa del ave protagonista. Hace 35 años que el crítico comentó sus dos actuaciones en el Generalife y constata su natural transformación, en ideas creadoras que, en aquél entonces me parecieron un tanto pobres y distantes, incluso en dos obras programadas como Enigma, sobre música de la Quinta sinfonía, de Shostakovich y el estreno mundial en el Festival de Sinfonía en tres tiempos, de Stravinski, coreografiada por Nils Christi, presente en el teatro, donde recibió los aplausos del público.

Decía en la mencionada presentación de la compañía de Martha Graham -la manía de un crítico de mantenerse presente tantas décadas contemplando y enjuiciando el Festival- que todas sus creaciones revelan una concepción técnica e ideológica que ha marcado la historia de la danza contemporánea, como lo ha hecho otro conocido de este escenario, Maurice Béjart. La exaltación de la técnica, en todas sus variantes posibles, como trascendencia de la plástica natural del cuerpo, el movimiento, el ritmo, el músculo, la expresión corporal en todas sus posibilidades, aportaciones que quedarán no sólo como ejemplo, sino como escuela en la que se han formado infinidad de bailarines y coreógrafos actuales. Chonicle es una creación antigua, de 1936, donde la guerra y los fascismos imperaban en Europa, España, por desgracia, incluida. Pero en esta escenografía, exclusivamente femenina, con vestuario también ideado por ella, en tonos negros, salvo una de las mujeres de blanco, aparte de la figura inicial, con ribetes rojos de sangre, es difícil, como ocurre en toda danza, encontrar el argumento preciso, porque lo importante es la propia denuncia del cuerpo en movimiento, en su dramatismo. Una sobria interpretación de doce figuras femeninas, lanzadas al impulso de un neorrealismo que no desdeñó la coreógrafa norteamericana.

Sobre el tono un tanto grisáceo, en el que priva la idea del conjunto medido, era un grato regalo final ver dos cuerpos solos buscando, en sus entramados la esencia de la danza, superando el necesario academicismo para mostrar los valores comunicativos a los que siempre me refiero, sea en música o en danza. Sobre la base del Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy -a los que ha agregado Nitin Sawhney otras ideas que, por supuesto, fusila la partitura original, pero que sirve para alargar la coreografía-, Sidi Larby Cherkaoui ha logrado un paso a dos lleno de fuerza expresiva, en la que, esta vez, tienen nombre los ejecutantes, Nicola Wills y Philipe Lens, en un alarde de técnica y expresividad. El público necesita nombres, solistas, a los que expresar su agradecimiento. Y este fauno y su compañera la ninfa, sobresalieron sobre frialdades y los mencionados atisbos de mediocridad del programa, para dejar en el Generalife lo más puro de la danza que, no siempre, es sólo espectáculo.

stats