El triunfo del 'posthumor'

Abycine y Nausicäa coeditan una colección de ensayos sobre la 'Nueva comedia' coordinada por Jordi Costa

Ricky Gervais, o el patetismo de creerse el más gracioso en 'The office'.
Manuel J. Lombardo

27 de noviembre 2010 - 05:00

Podemos confirmarlo, Albacete existe. De Albacete son los chicos de Muchachada Nui, impulsores de ese posthumor manchego que encandila y define hoy a toda una generación de telespectadores chanantes. En Albacete se celebra también desde hace doce años un pequeño y modesto festival, Abycine, del que nos llega un interesante libro (Una risa nueva, coeditado por Nausicäa) que trata precisamente sobre el posthumor, las parodias y otras mutaciones de la comedia audiovisual, coordinado por uno de sus más destacados teóricos, el crítico Jordi Costa, y con la participación de autorizadas firmas como las de Carlos Losilla, Eduardo Galán, Miqui Otero, Jorge Riera, Alvy Singer o Roberto Cueto, aderezadas con los dibujos e historietas de Darío Adanti, Guillen Dols, Juarma López o el propio Joaquín Reyes, albaceteño profesional.

Definido por Costa como ese "humor de chistes que no hacen gracia" o ese "humor llevado al límite que no provoca la carcajada sino la incomodidad", el posthumor (o contrahumor, o antihumor, ustedes mismos) parece haberse instalado en la mejor comedia contemporánea (cine y televisión) para que, perplejos y desconcertados, nos rindamos a una nueva dinámica de los gestos y los cuerpos (adultos aunque con mentes infantiles), a una nueva esencia del fracaso o la inadaptación y a las nuevas manifestaciones del exabrupto y el absurdo que asumen las convenciones (del slapstick mudo al speed verbal de la screwball, de los guiones perfectos a la caricatura y la parodia posmoderna) del género para llevarlo a un territorio de autorreflexión y regeneración que, en cualquier caso, sigue apuntando al caos, la destrucción y el desafío al orden (público) establecido.

Como señala Costa, "la comedia ha sido el único género cinematográfico capaz de sobrevivir a la implosión de sus señas de identidad, el único género capaz de sobreponerse a su autodestrucción", planteándose sus propios límites y filtrándose en numerosas manifestaciones y tradiciones, de la historieta gráfica a la sitcom televisiva.

Habremos de situar esta Nueva comedia en una etapa posterior a Woody Allen en el cine americano, a los Monthy Python en el británico y a Jacques Tati en el francés, "tres discursos que suponen, en buena medida, la extenuación de la modernidad y la intuición de una posmodernidad, no como intento de superar la tradición, sino como pulso librado con todo lo que ha recorrido el género antes de llegar a este punto".

Son ellos los que, en cierto modo, siembran la semilla del post-humor que germina en el patético e irresistible personaje creado por Ricky Gervais en las series The office y Extras, en la sátira hiperrealista de Christopher Guest y sus falsos documentales (Very importan perros) sobre la clase media norteamericana, en la autocaricatura de Seinfeld y Larry David (Curb your enthusiasm), en las metaficciones de las spoof movies (o películas paródicas) de un desaforado Adam McKay acompañado por Will Ferrer (El reportero, Pasado de vueltas, Hermanos por pelotas), en la crisis de la subjetividad y los giros narrativos y formales de la comedia mainstream de Judd Apatow (Funny people), en la reivindicación de las raíces de un Roberto Benigni (La vida es bella) recuperado para la causa, en las comedias deconstruidas, abismales y autorreferenciales de Takeshi Kitano (Takeshi's), en el estilizado existencialismo del sueco Roy Andersson (Songs from the second floor) o en las elásticas aportaciones del último humor asiático a cargo de Stephen Chow (Kung-Fu-Sion) o Hitoshi Matsumoto (Dai Nipponjin), algunos de los protagonistas imprescindibles que se asoman a las páginas de este libro.

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