Los vecinos del Albaicín se movilizan ante los cambios de diseños en el empedrado
Patrimonio
Granada/El Ayuntamiento de Granada Ayuntamiento de Granada hace tiempo que da pasos en la recuperación de la singularidad de espacios patrimoniales de la ciudad con la intención de convertirlos en referentes turísticos. La ejecución de estas obras de mejora de pavimentación, iluminación y accesibilidad del entorno de espacios como la calle de Almireceros corría a cargo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano, Sostenible e Integrado de Granada (Edusi). Un ejemplo claro es todo el entorno de la Calle Elvira fue así reformado en 2022. Pero las obras en las ciudades siempre son proyectos con luces y sombras. Pocas veces llueve a gusto de todos y si a los contratiempos que implica el levantamiento del pavimento se les suman los cambios de criterios estéticos, la polémica acecha. Si además esa zona es el corazón del Albaicín, barrio con notorios problemas de movilidad y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la controversia está garantizada. Eso está ocurriendo con los nuevos empedrados, mucho más churriguerescos que los originales.
Así al menos opinan los vecinos que han visto amenazada la sencillez de la geometría original tan propia del barrio por lo que consideran unas abigarradas florituras de cantos brillantemente opuestos blancos y negros para subrayar las nuevas ornamentaciones. Por este motivo, han iniciado una serie de movilizaciones que está previsto con culminen en la próxima Junta Municipal de Distrito, que se adelantará al 22 de mayo por la festividad del Corpus Christi. Así al menos lo ha anunciado a Granada Hoy esta semana el presidente de la Asociación de Vecinos del Albaicín, Antonio Jiménez, quien ha mostrado su total apoyo a los promotores de la iniciativa ciudadana, que plantea también recoger firmas entre los inquilinos de la zona para frenar los cambios que se están produciendo en entornos tan singulares como la Placeta del Comino o la Calle Aljibe del Trillo.
Cambios de material
José Vigorra, arquitecto y vocal de la Asociación de Vecinos del Albaidín, refiere que el material ha cambiado. "Antes se empleaban cantos rodados de los ríos o las playas, que se habían fabricados a lo largo de milenios. Como ya no se pueden extraer de eso lugares, se fabrican artificialmente a partir de trozos de mármol. Eso da una textura última diferente y el blanco es muy blanco, por eso a la gente le choca tanto, porque la intensidad del color es mayor que antes. Con el paso del tiempo perderán ese brillo y se oscurecerán".
Cambios de diseño
A pesar de que el tiempo amortiguará el impacto del color, sí considera que se ha excedido el tema de los motivos, antes menos adornados. Incluso el arquitecto responsable de la coautoría del primer libro sobre el tema, Empedrado granadino. Historia y arqueología, que casualmente se ha presentado también esta semana coincide con esa percepción de la sobreabundancia de ornamentación. "Vivo en el Albaicín y soy consciente de lo que está ocurriendo. No queremos demonizar a las empresas que hace los empedrados, pero sí parece una estrategia equivocada de los que gestionan la cuestión. Los empedrados solían ser más sobrios pero ahora se ha puesto de moda la ornamentación y ahora está todo lleno de flores y figuras, como por ejemplo la rosa del os vientos".
"Los pavimentos tienen que renovarse pero sí parece necesario poner un poco de control sobre lo que se dibuja en unos sitios y en otros" comenta Acale, para quien el libro, que no entra para nada en esta discusión, sí puede servir para abrir el debate. "Nosotros lo que queríamos era poner el valor el tema de los empedrados históricos. Casi todos solían ser muy sobrios, los decorativos o artísticos estaban reservados para espacios singulares: por ejemplo el compás de la Iglesia de San Pedro o del Convento Santa Isabel la Real, en el que hay uno maravilloso del XVIII. Después, en el XIX, los artísticos pasaron al interior de los palacios".
Sin quitar los valores que tienen estas piezas ornamentales, considera que no tiene sentido su proliferación como no lo tendría colocar imitaciones de las ornamentaciones de la Alhambra en cada rincón de la ciudad, a pesar de su innegable valor. "El empedrado histórico tiene mucho valor, y este libro ayuda a reconocerlo, pero su abuso puede hacer perder interés. No sé muy bien quien tiene que legislar, pero hay que buscar un equilibrio y limitar la ornamentación a espacios singulares". Una medida que considera fundamental para evitar la saturación y que el plano del suelo no se convierta en una cosa anecdótica. "Tampoco sé si hay un criterio para decidir que en una calle se ponga un motivo u otro. Desconozco si hay un proyectista o es la empresa la que decide".
Aunque las intervenciones correspondientes tienen que ser aprobadas por el propio Ayuntamiento, con el visto bueno de Cultura, considera que es necesaria una reflexión profunda para darle a cada espacio su correspondiente valor.
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