"La visión alternativa no tiene que ver con la música, sino con la vida"

Fernando Pardo. Guitarrista de Sex Museum

La banda, verdadera representantes del 'undergound' hispano, encabeza la primera noche de rock en Sierra Nevada.

El grupo de rock Sex Museum abrirá el festival Por Todo Lo Alto de Sierra Nevada en su séptima edición .
El grupo de rock Sex Museum abrirá el festival Por Todo Lo Alto de Sierra Nevada en su séptima edición .
Enrique Novi / Granada

19 de agosto 2016 - 05:00

La séptima edición del Festival Por Todo lo Alto, que lleva hasta la estación de Pradollano el mejor rock cada mes de agosto, arranca esta noche con un cartel encabezado por los legendarios Sex Museum, un grupo que ha mantenido siempre sus constantes vitales fuera del radar de los grandes circuitos por vocación, por compromiso y por convencimiento. Su independencia se demuestra genuina echando un vistazo a una trayectoria de más de treinta y cinco años pero no deja lugar a dudas con un mínimo intercambio de opiniones con Fernando Pardo, guitarrista, fundador e impulsor de una banda que ha mostrado el camino a otras muchas sin pretender dar lecciones a nadie. O como decían Los Enemigos, un tío cabal, que nos cuenta sus impresiones antes de subirse al escenario más alto que jamás haya pisado… al menos aquí en Europa.

-Más de 35 años de carrera y miles de conciertos… ¿Alguna vez han dado alguno a más de 2.000 mts. de altitud?

-Pues yo creo que no… Sierra Nevada va a ser el primero, la verdad. Igual… Más de 2000 metros… (duda) México DF igual sí que está por encima, ahora que lo pienso.

-Efectivamente, Wikipedia nos confirma que Fernando, además de una vasta cultura, tanto musical como general, tiene tantos tiros pegados que sí, que Sex Museum han tocado a mayor altitud, pues el Distrito Federal supera en algo más de cien metros la altitud de Pradollano. A pesar de su experiencia, ¿tienen preparadas las botellas de oxígeno? ¿No le temen al mal de altura? Igual se ahogan con el derroche físico… ¿Está avisado Miguel?

-Sí, sí, claro. Para ese mal hay un elixir gallego, que se llama licor café, y lo llevamos preparado para el mal de altura. Conviene no pasarse porque entonces lo que ganas por un lado lo pierdes por el otro, pero si lo sabes dosificar bien funciona.

-En los últimos años usted y alguno más de los miembros de Sex Museum se han visto involucrados en otros proyectos, Los Coronas, Corizonas, de mucho éxito y que imagino les habrán ocupado gran parte de su tiempo. ¿Se siente en el ensayo con Sex Museum como cuando uno vuelve a casa?

-Totalmente, para mí Sex Museum es la nave nodriza, mucho más, es la familia (no olvidemos que con Fernando milita en el grupo su hermano Miguel Pardo y su esposa Marta Ruiz, además de Javier Vacas y Roberto Lozano), es el principio de todo. Sex Museum además fue como la continuación natural del típico grupo de delincuentes juveniles, o pandilla de barrio que éramos de adolescentes. Eso hace que le tenga un cariño especial. Luego el resto de grupos, hay que reconocerlo, son más asociaciones de músicos profesionales, que a veces mola más y a veces no tanto, pero comparado con el grupo de familia y colegas de barrio, siempre gana Sex Museum.

-He leído que para este año tienen previsto un nuevo álbum y un documental de celebración de esos 35 años de carrera. ¿Nos puede adelantar algo sobre estos proyectos, si el disco contendrá material nuevo, quién se encargará de filmar el documental, con qué enfoque?

-Es probable que ya se haga todo el año que viene, aunque el documental ya está prácticamente hecho, pero haremos que coincida con el disco nuevo. Porque claro, con lo que comentabas antes, como estamos metidos en esa vorágine de varias bandas a la vez, hay veces que si una de ellas tarda un poco más en sacar su trabajo, invariablemente afecta a las otras. Y estamos como al principio de la singladura del disco que hemos sacado con Corizonas, así que lo que había planeado para Sex Museum después del verano imagino que lo dejaremos ya para el año entrante. El disco será enteramente de canciones nuevas, y el documental está casi acabado.

-Y entre unos y otros proyectos, ¿Da la música para vivir de ella o aún hay que reservarse algunas noches para poner copas y música en los garitos de Madrid?

-Sí, sí, hay que reservar, desde luego. Con la música no tiras de todo. Pero también hay que decir que, a la vez que hemos conseguido afinar mucho más nuestra capacidad de supervivencia -con más bandas y más conciertos-, por otra parte nos hemos adaptado por fin a nuestra realidad, nos hemos despojado de aspiraciones demasiado grandes, en lo económico. Nos hemos dado cuenta de que vivimos mejor, o que le sacamos más partido al dinero viviendo con coches de tercera mano, alquileres más baratos… es decir, hay ciertos lujos que dejamos para la clase media-alta, y como músicos vivimos en una especie de falsa clase media-baja, adaptándonos a nuestros ingresos por los pelos, bajando un poquito el nivel de las expectativas.

-Ustedes han mantenido siempre una actitud ejemplar como grupo independiente, por su actitud, más allá de las etiquetas. ¿Qué opina del proceso que ha ido vaciando de contenido precisamente el concepto de independiente ahora que hasta el Dúo Dinámico se declara indie?

-Es que al fin y al cabo la música acaba siendo un reflejo de la sociedad donde se produce. Y la gente en general lo que quiere es un trabajo, más o menos fijo, poder tener unas cortas vacaciones… Lo que ha cambiado en estos últimos treinta años es la impresión de que no está tan mal vivir en esta especie de esclavitud encubierta, mientras tengas tu sofá y tu plasma delante, te da igual tener un curro de mierda, y que tus hijos no vayan a tener nunca algo mejor que ese curro de mierda. Pues la música que tenemos está un poco a esa altura. Eso sí, siempre hay una vía alternativa. Nuestra visión alternativa ya no tiene tanto que ver con la música sino que tiene que ver con la vida. Nosotros no perseguimos el desarrollo económico sino el personal, si quieres hasta el espiritual. La rebelión debe ser individual pero estoy seguro de que si eres capaz de apartarte de esas vías llegarás más feliz al final de tus días.

-Y en esa misma línea, ¿Qué le parecen estos macro festivales veraniegos que parecen clónicos unos de otros?

-Es que donde se han volcado todos los esfuerzos de la industria, de las grandes promotoras. Ya no se invierte en otras cosas, en radios, en prensa especializada, sino que va todo a estos macro festivales. La música como bien de consumo de usar y tirar.Está muy bien el festival pero si no existe una programación estable el resto del año que alimente a la cumbre de la pirámide, el festival, esta se vendrá abajo. Aquí no se cuida el pequeño festival ni el circuito de salas. En Australia, en Francia o en Inglaterra lo están cuidando; aquí no. Salvo un poquito los vascos y los catalanes, ninguna institución apuesta realmente por esto, así que la supervivencia depende de muchas pequeñas voluntades individuales, y nosotros, Sex Museum, somos un ejemplo de que se puede funcionar de otra manera.

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