“Siempre vuelvo a los grandes clásicos”

Jazz en la Costa

El hip hop es una extensión definitiva de lo que era y es la música negra

James Brown quería que la música fuera, exactamente, lo que él tenía en la cabeza

Fred Wesley
Fred Wesley / G.H.
Rafael Marfil Carmona

24 de julio 2024 - 04:30

El segundo concierto del Festival Internacional de Almuñécar tiene, indiscutiblemente, un aire funk. Además, con uno de los grandes del género, como es Fred Wesley, acompañado por una sólida formación, como es The New JB’s. Hijo de una profesora de instituto y del líder de una Big Band, Fred Wesley (Columbus, Georgia, 1943) empezó a estudiar piano de niño. Pasó pronto a la trompeta y, antes de los doce, tocaba en la escuela bombardino y trombón.

No solo se ha limitado a tocar para James Brown, a quien acompañó en los sesenta y setenta, época dorada de esta música, sino que comenzó con Ike y Tina Turner y ha colaborado posteriormente con los popes del género. Es especialmente destacable su faceta como arreglista, director y compositor. En la segunda mitad de los 70 también militó en las filas de los icónicos Parliament-Funkadelic, capitaneados por George Clinton. En 1978 ingresó en la Count Basie Orchestra y, a principios de los 90, cuando el mundo musical jazzístico se estaba poniendo tan extraño, montó los JB Horns con Pee Wee Ellis y Maceo Parker, todos “ex” del gran James Brown. Además, ha trabajado para Ray Charles, Lionel Hampton, Van Morrison, De La Soul, etc., transfiriendo ese conocimiento como profesor adjunto en la Universidad de Carolina del Norte. Su trayectoria es una enciclopedia biográfica de esta música.

-¿Cómo fueron sus primeros tiempos en la banda de James Brown?

-Cuando me uní a él por primera vez era un músico más, al irse Pee Wee Ellis pasé al liderazgo de la banda… Pensé que podía hacerlo a mi manera y Brown se negó (risas), quería que la música fuera exactamente como él la tenía en la cabeza, y tenía reglas para todo, sobre cómo actuar dentro y fuera del escenario. Era una persona controladora y muy exigente, lo que agotó a muchos músicos. Fue cuando lo dejé y me mudé a California para hacer estrictamente jazz… Pero James me necesitaba, y yo a él, así que acordamos mi regreso.

-Y de ahí pasó a la alucinada y alucinante factoría de George Clinton, ¿pasó del blanco y negro al color?

-Era una persona muy creativa que tenía una perspectiva diferente a Brown. Su ropa, sus expresiones, sus objetivos eran distintos: James Brown solo estaba tratando de hacer que el funk fuera elegante, con pajaritas, trajes y todo... George Clinton intentó ralentizarlo y hacerlo psicodélico y electrónico. Había compartido con los músicos de rock, y lo añadió, con guitarra y metales, creó un nuevo estilo de música, era funky, pero era funk moderno.

-Desde la energía física del funk, pasó a una institución como la Orquesta de Count Basie. ¿Cómo recuerda ese cambio?

-Ese fue un gran cambio para mí. Siempre quise tocar jazz, y siempre quise tocar con la orquesta de Count Basie. Aprendí a tocar música de Big Band con la Banda del Ejército. De hecho, aprendí a tocar profesionalmente y con gran maestría musical en el ejército; teníamos una gran Banda militar en el 55, en Huntsville, Alabama, así que de alguna manera sabía cómo tocar la música de Basie. Count Basie tenía un sentido del ritmo que nadie más tenía, era muy exigente, pero además había un buen entendimiento y afecto ente los músicos de su orquesta. Fui muy feliz en aquella época.

-Dicen algunas biografías suyas que también trabajó para Barry White. ¿Es correcto?

-No. Nunca trabajé para Barry White.

-Pero sí con Lenny Kravitz

-Efectivamente, pero tuve que elegir entre seguir con él y preparar mis propias giras, y aposté por mí mismo y los New JB.

-Después de más de medio siglo activo, ¿escucha a músicos nuevos o siempre vuelve a los grandes clásicos?

-Siempre vuelvo a los grandes clásicos. Escucho a Count Basie, Aretha Franklin, tengo algunos Isley Brothers y Burt Bacharach... Escucho a Troy Andrews... es un gran trombonista. Si me preguntas quién me gusta de todos los tiempos, tendré que decir Cannonball Adderley. Es uno de mis músicos favoritos de todos los tiempos. Escucho algo de música nueva si es de mi agrado, pero principalmente solo me gustan los clásicos.

-En su momento, el funk tuvo un gran impacto social y político. ¿El hip hop lo ha heredado?

-Bueno, ya sabes, los afroamericanos están deseosos de avanzar, de destacar, de ser uno mismo. Y el hip hop parece llevar eso a un nuevo nivel, donde los artistas y su gente parecen imponerse y ubicarse en el centro de atención como los afroamericanos del pasado. Así que sí, el hip hop es una extensión definitiva de lo que era y es la música negra.

-Y sobre el “sampleo” de sus piezas en esa escena ¿qué debemos saber?

-Al principio, cuando empezaron a tomar muestras, estaba molesto. Pensé: “¿Por qué esta gente no usa su propia música? ¿Por qué tienen que usar mi música?” Pero luego recibí el primer cheque de regalías y dije: “¡Vaya! ¡Muy bien, úsalo si quieres! (risas). Llegué a la conclusión de que “samplean” música de la misma manera que nosotros reutilizábamos música en el pasado. No teníamos una máquina que pudiera samplear directamente, pero solíamos inspirarnos en nuestros precedentes. Me gusta por esa razón, pero en el fondo deseo que la gente de hoy haga algo original

-Las últimas veces que ha venido a España ha estado con la sangre joven de Corradi y Match, ahora es con la formación más amplia de la banda. ¿Cómo será su concierto en Almuñécar?

-Va a ser con una nueva JB band, será su estreno. Estoy un poco al frente dando la cara, me toca (risas), pero también estoy en el fondo, porque la banda es la protagonista y yo solo soy el líder. Soy una parte de un verdadero equipo que puede llevar la música por sí mismo. Un gran equipo.

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