Roberto Scholtes
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La salud es lo que importa
La incidencia de la Enfermedad Renal Crónica aumenta cada año en España y ya afecta a más de 7 millones de personas. Esta patología se ha convertido en un problema de salud pública.
Los riñones son los órganos encargados de filtrar la sangre y extraer las sustancias tóxicas del organismo. Cuando dejan de funcionar correctamente se produce lo que se conoce como insuficiencia renal, y puede darse de dos formas: aguda y crónica. En el caso de la aguda se desarrolla súbitamente, por ejemplo, debido a una infección, inflamación, obstrucción de la vía urinaria, o una intoxicación, entre otras. Por el contrario, en la crónica se produce una pérdida gradual de la función renal. Cuando ésta llega a una etapa avanzada, pueden acumularse niveles peligrosos de líquidos, electrolitos y desechos en el cuerpo.
Con motivo del Día Mundial de Riñón, la Dra. Patricia de Sequera, jefa de nefrología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid y desde noviembre del año pasado Presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, me comenta que esta patología en España afecta aproximadamente al 10% de la población adulta y cerca del 20% en los mayores de 60 años. La enfermedad renal está aumentando su prevalencia, debido entre otros factores, al aumento de la esperanza de vida, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la hipertensión o la diabetes.
Según un estudio en el que han participado más de la mitad de los servicios de nefrología de nuestro país, la irrupción de la Covid 19 ha tenido un fuerte impacto tanto a nivel de hospitalización como de la actividad de consultas externas e incluso en el cuidado de los pacientes en programas de hemodiálisis y trasplante renal.
El diagnóstico de la insuficiencia renal crónica se basa en las manifestaciones clínicas que presenta el paciente, y en las alteraciones que se pueden apreciar en los análisis de sangre.
En la actualidad existen tres tratamientos de la insuficiencia renal crónica terminal: hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal. En la hemodiálisis la eliminación de toxinas y líquido sobrante se realiza a través de un filtro artificial. Requiere circuito extracorpóreo con necesidad de acceso vascular y consta de sesiones intermitentes de duración variable, de tres a cuatro horas.
En la diálisis peritoneal la eliminación de toxinas y de líquido se produce a través de la membrana del peritoneo la cual requiere una cavidad peritoneal íntegra con la implantación de un catéter de diálisis peritoneal para introducir líquido de diálisis dentro del abdomen. Es una diálisis continua, y es necesario el recambio del líquido de diálisis peritoneal tres o cuatro veces al día.
Entre las principales preocupaciones de Daniel Gallego, Presidente de ALCER, Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón, se encuentra la orientación y protección de los derechos de las personas con enfermedad renal, así como el abordaje social y ayuda psicológica y emocional en la enfermedad renal, aliviando la carga que suponen los problemas renales en la vida de las personas y sus familiares. Eso. Seguro.
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