Salud sin fronteras
José Martínez Olmos
La IA y la humanización
Al hilo del hecho de que han quedado sin adjudicar cerca de 250 plazas de formación para Médicos Internos Residentes (MIR) de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, de nuevo han surgido los debates en relación a la posible falta de atractivo que tiene esta especialidad para los jóvenes Licenciados en Medicina. Es más que probable que algo pasa desde hace tiempo para que, una y otra vez, esta especialidad tiene dificultades para que los aspirantes a la formación especializada en Medicina no tengan a la Medicina Familiar y Comunitaria entre sus prioridades de formación. Y si se quiere conseguir que esta especialidad cuente entre las preferencias de los jóvenes médicos Licenciados, habrá que pensar en un conjunto de medidas para ese fin.
Por una parte, aún cuando se han dado algunos tímidos pasos, en las Facultades de Medicina la Atención Primaria (AP) y la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria deben ser consideradas como una prioridad y, en el caso de la especialidad, una opción igualmente importante que el resto de especialidades. La creación de Cátedras de Medicina Familiar y Comunitaria o de AP es una iniciativa que debe aplicarse en el conjunto de Facultades; la experiencia de trabajo en el ámbito de la AP en nuestro país y en otros de nuestro entorno, ofrece suficientes bases para aprender de una aplicación práctica de los programa de salud y de las estrategias de actuación que tanto beneficio han causado y causan en relación a la salud de la población desde hace 40 años.
Por otra parte, avanzar en los procesos de reforma de la AP que se desarrollan por parte de las administraciones sanitarias es un objetivo esencial. La AP debe fortalecerse con la mejor capacidad de resolución posible y con la dotación de los equipamientos y de los profesionales que realmente se necesitan para atender las necesidades de salud de la población.
Se necesitan equipamientos y una enorme capacidad de acceso a las tecnologías y pruebas diagnósticas que permitan aplicar medicina basada en la evidencia ya que son aspectos clave para el fortalecimiento de la atención primaria. También, es fundamental dotar del número de plazas necesario tanto de medicina familiar como de enfermería, farmacia comunitaria, fisioterapeutas, psicólogos, geriatras o trabajadores sociales, con un replanteamiento de los equipos de salud en los centros de Primaria. Equipos que deben estar coordinados con los servicios hospitalarios, debiendo de ser este objetivo algo esencial para la medicina hospitalaria que, demasiadas veces, desatiente su obligación de coordinarse con el nivel de atención primaria. Hay que trabajar para que desde el ámbito profesional de la atención hospitalaria se considere que la efectividad de la atención sanitaria requiere una atención primaria fuerte que debe ser vista como una pieza esencial.
Finalmente, las retribuciones y las condiciones de trabajo para los Médicos de Familia (por supuesto para el conjunto de profesionales) deben ser dignas y adecuadas a su enorme contribución a la salud. De manera específica en el medio rural (la España vaciada), debe tener una atención específica que permita motivar y reconocer la labor en este medio.
Estás y otras acciones deben desarrollarse si queremos cambiar a medio plazo el nivel de desafección que los jóvenes Licenciados tiene para con la atención primaria. Es un reto nada fácil, pero merecerá la pena abordar con inteligencia y determinación.
También te puede interesar
Salud sin fronteras
José Martínez Olmos
La IA y la humanización
Visto y Oído
Voces
Visto y Oído
Sonia
Tercer recorte de la Fed en 2024
Lo último