Visto y Oído
Broncano
Hemos conocido recientemente la aprobación de la declaración unánime de los líderes mundiales en la 79 reunión de alto nivel en la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Se ha realizado un importante avance con un compromiso necesario para desarrollar un conjunto claro de objetivos y acciones para reducir de manera significativa los casi 5 millones de muertes anuales asociadas con la resistencia bacteriana a los antimicrobianos. El compromiso pretende reducir un 10% cada año el número de muertes hasta el año 2030.
La RAM se produce cuando las bacterias , los virus, los parásitos y los hongos dejan de responder a los antibióticos, lo que condiciona que las infecciones sean difíciles o imposibles de tratar y teniendo como consecuencia un mayor riesgo de propagación de enfermedades, una mayor gravedad de las mismas y, también, una mayor mortalidad.
Este es un asunto serio porque, al menos teóricamente, se podría evitar que muchas personas enfermaran e incluso se podrían evitar muertes en el caso de ser capaces de implementar medidas de prevención eficaces. Allá donde hay enfermedades que pueden ser susceptibles de prevención (más aún en el caso de muertes evitables), es imperativo que se adopten medidas y políticas de calidad con el máximo nivel de intensidad posible.
Varios son los aspectos que deben contemplarse en las políticas preventivas de las RAM para acercarse lo más posible al éxito de las intervenciones. Un asunto fundamental se refiere a la formación correcta a los profesionales.
Una formación que debe asegurar la transmisión continua y actualizada de las evidencias científicas que deben ser tenidas en cuenta para una práctica clínica adecuada en términos de prevención de RAM. Todo ello se debe acompañar de una política de uso de los antimicrobianos muy estricta en base al objetivo de no contribuir a la generación de resistencias y (cuando estas aparecen) no fomentar las mismas mediante el uso inadecuado de los fármacos.
En mi opinión, es loable el esfuerzo que las administraciones sanitarias en España están haciendo en materia de lucha frente a las RAM y, aunque hay avances, aún queda mucho camino por recorrer. Parte de los condicionantes de esta situación se ubican en el ámbito de la formación universitaria que podría mejorarse en lo que se refiere, tanto a los aspectos curriculares (aumentando contenidos relativos a esta materia), como a los aspectos de concienciación sobre un importante desafío de salud pública. Por otra parte no puede obviarse la importancia del desarrollo de políticas públicas adecuada en el ámbito de la sanidad veterinaria en el que hay un espacio amplísimo de mejora en los procesos de utilización de antimicrobianos. En demasiados casos, el ámbito de la sanidad veterinaria está ausente en las políticas preventivas que se desarrollan frente a las RAM aún siendo un espacio en el que anidan parte de las causas. También en la sanidad vegetal y ambiental en la que es competente la administración que gestiona la agricultura.
En definitiva, bienvenido el impulso de Naciones Unidas ya que puede ayudar a seguir avanzando en la lucha frente a este problema. También, trabajemos por una mayor involucración de los profesionales ya que en sus manos esta parte de la solución. Avancemos en el objetivo sin descanso, porque merece la pena.
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