En tránsito
Eduardo Jordá
Linternas de calabaza
Envío
Imagino que saben que esta cifra corresponde al número de abortos perpetrados en España en 2023. No se alcanzaba la cifra de 100.000 desde hace diez años, cuando era también mucho mayor el número de embarazos y de nacimientos. En 2023 se rompieron a la baja todos los registros de nacimientos desde que existen –nos quedamos en 322.075, un 2,2% menos que en 2022–, pero los abortos crecieron en un duro 4,8%. En total, más del 24% de los concebidos en este país acaban en un abortorio. Este es el panorama sobrecogedor al que debiera hacer frente la sociedad española, aunque pocos se sienten impelidos a hacer nada.
Las cifras del aborto en España tienen la cualidad de que cuanto más de cerca se observan, más claramente delatan el problema que tenemos encima. Este año ha crecido especialmente el número de chicas menores de 19 años que han sido empujadas al aborto (a esa edad debe emplearse esa expresión). También ha aumentado mucho el de mujeres de origen hispano. Lo que denota un grave y creciente conflicto educacional y social. Las más jóvenes y las más vulnerables son las que, nada sorprendentemente, recurren a esa solución de apariencia fácil impelidas por contextos educativos, familiares y laborales que, por una parte, facilitan una sexualidad cada vez más temprana e irresponsable y, por otra, dificultan la maternidad a las más pobres.
¿Cómo hacer frente a esta escalada favorecida desde el Gobierno y desde todos los ámbitos creadores de opinión? Hay que reconocer que el aborto ha sido normalizado gracias a una persistente campaña que oculta la terrible realidad que siempre es, comenzando por silenciar que se trata de la liquidación masiva y voluntaria de seres humanos. Y no podemos ignorar que el movimiento provida se encuentra en España en su momento quizá más bajo, falto de apoyos y muy afectado por la desgana de sus tradicionales protectores. Por eso resulta tan consolador que en este mismo mes de octubre, entre el 21 y el 27, vaya a celebrarse entre nosotros la XXXIX Semana de la Vida, organizada por Pro-Vida de Mairena del Alcor, la primera de todas las asociaciones existentes en España. En algún otro momento hemos hablado de su inmensa labor asistencial con madres y niños arrancados de la muerte. Los heroicos y tenaces maireneros nos proponen un programa de gran altura que alterna la reflexión con el testimonio y la convivencia. ¡Cuánta luz en la noche oscura!
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