Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
En tránsito
Hay gente que piensa que las últimas revelaciones de la trama Koldo-Aldama-Ábalos-¿Sánchez? van a ser letales para nuestro amado caudillo –el 1, tal como le llaman sus incondicionales–, pero yo tengo mis dudas. Para empezar, el dominio absoluto que el sanchismo ejerce sobre las cadenas de televisión generalista consigue que pasen desapercibidas estas noticias o que no reciban ningún tratamiento mediático. Los que recordamos los infectos casos de corrupción del PP –todo aquello que estalló hacia 2014– sabemos que las radios y las televisiones no paraban de dar informaciones infamantes sobre esos asuntos. RTVE también, por supuesto, aunque con cierta cautela. Pero podemos esperar sentados a que las grandes cadenas –salvo Antena 3, quizá– aireen los fétidos asuntos de la trama Koldo con sus bolsas de basura repletas de billetes y su corrupción policial y sus putitas que reclamaban un piso a cambio de sus favores. Puede ser que algunos medios de comunicación flaqueen si se huelen que el régimen sanchista se está viniendo abajo, y entonces cambien de chaqueta de la noche a la mañana y empiecen a publicar informaciones comprometedoras. Pero lo dudo mucho. Muchísimo. Todo está, a su manera, atado y bien atado.
El sanchismo tiene una base social tan sólida como la que tenía el franquismo. La del franquismo la constituían las beatas, los pequeños propietarios, las familias de orden y los funcionarios que no querían problemas a cambio de un salario fijo y muy poco trabajo (y conviene añadir a todos aquellos que habían conseguido una vivienda de protección oficial, y fueron muchos). Y el sanchismo tiene también su sólida base social: feministas, nacionalistas de todo pelaje, almodóvares, profesores, sindicalistas, ONG, jubilados, funcionarios que no quieren problemas a cambio de un salario fijo (y poco trabajo) y esos veganos que te quieren convencer de que un solomillo Wellington de boniato está mucho más sabroso que uno de buey (estamos hablando del paladar, eh). Y esa gente es muy testaruda y muy activista. Su argumento será que, si han robado Koldo y Aldama y Ábalos, también robaron en su día los del PP, que para eso eran y son un hatajo de fascistas y machirulos y terraplanistas.
Desengañémonos, amigos. El sanchismo, como el franquismo, tiene una base social muy sólida. Y aguantará lo que haga falta.
También te puede interesar
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
Rosa de los vientos
Pilar Bensusan
Érase una Navidad
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Niño-Dios de esta noche
Cambio de sentido
Carmen Camacho
Navidades de pueblo
Lo último