Envío
Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
Es Lunes de Pascua. Podríamos decir que, en la práctica, comienza hoy la campaña electoral para las elecciones municipales del 28 de mayo. En la capital, la batalla será dura. Todo indica que Marifrán Carazo ganará las elecciones. Está jugando con cartas (y estrategia) ganadoras y con todo el empuje de la maquinaria de la Junta, que no es poca cosa. Pero todo indica, también, que hay juego y que la izquierda no lo tiene todo perdido para que Paco Cuenca repita en el cargo.
Eso no solo depende de Paco. Depende también de si las candidaturas a su izquierda van a seguir ahondando o no en la ruptura del proyecto que levantó sonoras esperanzas hace unos años y que ha terminado con las mismas luchas y con los mismos vicios de los partidos de siempre. Sin embargo, la herida abierta en esta ocasión es más dolorosa aún dado que el pecado es más grave en quien se ha presentado como expiación de todos los males del sistema partidista de la democracia.
Ya es tarde para que las opciones a la izquierda del PSOE lo arreglen. Ya han demostrado por qué valores se mueven y qué buscan. Ahora lo único a lo que pueden aspirar es a no perder el poco crédito que les queda, según lloran amargamente sus fieles, ahora obligados a dividir su corazón. Me consta que muchos de ellos optarán, directamente, por votar al Cuenca.
Paco y Marifrán; Marifrán y Paco son las dos opciones para la Granada del futuro. Me gustaría una campaña propositiva, sin agresiones innecesarias, sin entrar en terrenos de fango pantanoso y donde prime la autenticidad. Mi consejo para ambos es que sean auténticos. Que la ciudadanía los vea estas semanas tal y como son y que expliquen tanto la situación actual como sus proyectos de futuro… tal y como son.
Empieza hoy verdaderamente la campaña electoral tras una Semana Santa histórica. Ha sido, quizás, la mejor que ha vivido nunca Granada. Y ha sido tan buena por la autenticidad de un trabajo constante y serio. Quienes más han crecido y más buen regusto cofrade han dejado en la calle han sido las hermandades que más han jugado a ser ellas mismas: las serias que siempre han sido lo mismo, y las luces y las auroras, por ejemplo, que siempre han sido las mismas.
Alerto, sin embargo, de cambios de rumbo sobrevenidos de algunas corporaciones que apelan a un granadinismo añejo e inexistente. Llamo la atención a aquellas otras que perdieron el rumbo, siendo las más grandes de su barrio; y a aquellas que intentan contentar a todos siendo todo a la vez sin ser nada que destaque a lo grande. Tened cuidado estas últimas porque podéis ir por el mismo camino de las que cayeron en el pozo de la irrelevancia. A las hermandades les aconsejo humildemente lo mismo que a los dos candidatos mencionados: autenticidad.
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