En tránsito
Eduardo Jordá
Linternas de calabaza
Mirada alrededor
Estamos en Corpus, fechas en las que se celebraban los tradicionales conciertos en el Palacio de Carlos V, prólogo del Festival Internacional de Música y Danza que este año cumple su 72 edición con una ‘atractiva apuesta por el sinfonismo y el universo vocal’, como titulé el análisis publicado en estas páginas el pasado 2 de marzo. Corpus musical que convertido en Festival gocé, desde sus comienzos, como joven pianista en ciernes y, poco después, como crítico y comentarista desde 1958 en medios locales y nacionales. Conocen los lectores los momentos inolvidables que el crítico ha recordado, con los mejores artistas, orquestas, ballets del momento. Y, naturalmente, basado en la excepcionalidad de la historia del certamen, el grado de exigencia siempre requerido para no diluirse en la mediocridad la más importante e internacional oferta cultural de Granada. Cuando se mencionan los nombres míticos de Rubinstein, Kemph, Richter, von Karajan, Fonteyn, Nureyev y tantos otros del pasado no es ataque de nostalgia por los desaparecidos, sino porque el presente y el futuro del certamen tiene que estar presidido por los números uno de la especialidad, por las figuras, nunca por segundones, por notables que puedan ser. Cuando he valorado actuaciones diversas lo he hecho desde ese listón, sólo accesible para elegidos
Aunque este año no estaré presente en diversas manifestaciones de esta edición no me impiden que esta ‘mirada’ se detenga en el querido acontecimiento, dejando a un lado las valoraciones de la actualidad política y social. Sentiré los primeros soplos musicales del Corpus y del Festival, en el concierto benéfico que la Institución presidida por la Reina Sofía programó anoche en el Palacio de Carlos V, con la Orquesta Ciudad de Granada, dirigida por Lucas Macías, abordando desde la Octava, de Beethoven, al Falla de El amor brujo, en la versión de 1915, con la cantaora Clara Montes. El martes, actuará Bob Dylan –en sus trece actuaciones previstas en España– y a partir del día 21 comenzará un ciclo importante que abre el centenario de El Retablo de Maese Pedro, con la compañía granadina Etcétera que el nieto de Hermegildo Lanz recordará, por segunda vez, con sus marionetas gigantes, el soplo genial surgido desde la Granada universal, en la que vivió Falla durante casi 20 años. Un programa notable, como ya comenté, con predominio de la voz y la recuperación del trascendente ciclo sinfónico-coral, vital en la historia del Festival, donde destaca el ciclo Mahler y presencia de directores destacados como Riccardo Chailly, con la Filarmónica della Scala.
Esta ‘mirada’ intentará alternar su ojeada a la actualidad política, con lo más sustancial que latirá estos días en la Granada universal que es su seña de identidad.
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