El catalejo
Sin tregua ni con la DANA
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YA tenemos candidatos para la elección del secretario general del PSOE. El 13 de julio iré a votar pero no les puedo decir a quien porque aún no lo se. En realidad, votaría con gusto a cualquiera de los tres pues son políticos diferentes pero todos representan bien lo que, a mi juicio, necesita España: un meneo serio en cuanto deben cambiarse muchas cosas pero hecho desde la sensatez, no desde la demagogia aventurista. Si quieren me llaman antiguo pero prefiero la reforma a la ruptura. En ese sentido, los tres representan un tiempo nuevo, sin apenas ataduras con el pasado y, por tanto, están en condiciones de liderar la nueva época en la que nos adentramos.
Eduardo Madina siempre me ha parecido un político diferente; de los que se niegan a utilizar los latiguillos habituales y habla después de haber pensado bien lo que va a decir; no al revés, como ocurre a menudo en política. Además su tragedia personal; no sólo la pérdida de la pierna en un atentado terrorista sino el drama familiar que ello ocasionó le ha dado una madurez impropia de su edad. Está preparado para todo.
Pedro Sánchez viene dispuesto a comerse el mundo; basta observarlo un poco para advertir un tesón y una capacidad de trabajo fuera de lo común. Sin duda, es de los que aprende rápido. Estamos viendo estas semanas como es capaz de atraer a muchas personas que no le conocían. Es una adrenalina que le viene muy bien a un alicaído PSOE, especialmente fuera de Andalucía o Extremadura.
Y que les voy a decir de nuestro paisano José Antonio Pérez Tapias que ustedes no sepan: un intelectual solvente y una persona íntegra, fiel siempre a sus planteamientos ideológicos, que ha dejado un rastro de fiabilidad en todos los puestos que ha ocupado.
Comprenderán, por tanto, mis dudas. En cualquier caso, hay algo sobre lo que no tengo dudas. Después de las primarias apoyaré al que salga elegido en la ardua tarea de reconstruir una alternativa política que supere el inmovilismo gubernamental actual pero sin querer cambiarlo todo en dos días. No es fácil. En estos tiempos convulsos vende más el extremismo de los diarios digitales que la moderación de la prensa escrita; la palabra gruesa y descalificadora del tertuliano que el análisis razonado. Y no es buen camino pues el extremismo sirve para destruir pero no permite construir nada al imposibilitar el acuerdo entre los diferentes. Por eso urge contar con una vigorosa opción socialdemócrata, que sea capaz de conciliar el decidido avance en igualdad que exige la crisis con el respeto a la libertad.
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