Érase una vez
Agustín Martínez
Presupuestos?‘destroyer’ para Granada
Mar adentro
SE llama Danilo Maldonado, aunque le dicen El Sexto. Cubano y grafitero, acaba de ser liberado en La Habana tras diez meses de prisión. Su delito habría sido motivo de risa en cualquier programa humorístico de un país con unos mínimos niveles de libertad de expresión. Pero en Cuba se le denomina delito a lo que en otros países se conoce como chiste e, incluso, a lo que en la propia Cuba, en tiempos mejores para las libertades, se le llamó choteo. En vísperas de Navidad, fecha en la que la matanza del cerdo es habitual en la isla, El Sexto pintó los nombres de Fidel y Raúl en el cuerpo de dos cochinos. El Sexto ideó un performance en una plaza pública donde soltaría a los puercos grafiteados. Pero no llegó a hacerlo: fue detenido mientras viajaba en un taxi en compañía de Fidel y Raúl, quiero decir, de los dos animales.
La Seguridad del Estado cubano, demostrando gran imaginación y una pésima opinión sobre los dirigentes del país, acusó a Danilo de "faltar el respeto a los líderes de la Revolución". Sin embargo, en estos diez meses no se atrevió a llevar al grafitero ante un juzgado. Llevar el caso ante un juez significaría, supongo que pensaban, aumentar su propio ridículo, no sólo por el hecho en sí, sino porque no cabe duda de que fue la Seguridad del Estado, y no El Sexto, quien apellidó a unos cerdos que tenían un nombre de pila tan corriente como cualquier otro.
El pasado 29 de septiembre Amnistía Internacional declaró a Danilo preso de conciencia. "Encarcelar a un artista por pintar un nombre en un cerdo es ridículo. Las autoridades cubanas están usando cualquier excusa cobarde para silenciar a Danilo y transmitir el mensaje de que no se tolerará ninguna crítica contra el gobierno y sus funcionarios", se lee todavía en la página web de la organización.
En los años 90, en ese país de chistes (en voz baja) que es Cuba se contaba el siguiente: Un alto oficial preguntaba a un amigo qué pensaba de cómo marchaba el país y el aludido contestaba: "Lo mismo que tú". De inmediato, el alto oficial replicaba: "Pues vas preso". Algo parecido le ocurrió a Danilo. La Seguridad del Estado, que en la isla supone una especie de brigada de pitonisos, leyó indicios (en Cuba los indicios son sinónimo de pruebas) del "Lo mismo que tú" en la propuesta (en Cuba las propuestas no realizadas equivalen a actos) del artista. Suficiente, en un país como Cuba, para merecer la cárcel.
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