Érase una vez
Agustín Martínez
Presupuestos?‘destroyer’ para Granada
La Escuela Bolera, también llamada baile español, fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 2012. Se considera que su nacimiento estaría en la fusión de los bailes cortesanos con los populares andaluces y españoles en el siglo XVII, consolidándose en el XVIII y difundiéndose internacionalmente en el siglo XIX. La guitarra y las castañuelas serán compañeros inseparables de estas danzas.
La editorial Almuzara acaba de publicar la segunda edición de La Escuela Bolera sevillana. La familia Pericet, (2020) de Marta Carrasco Benítez, de la que he tenido el honor de hacer el prólogo.
Marta Carrasco es investigadora, periodista y una de las grandes especialistas en danza de nuestro país. Crítica de danza en ABC de Sevilla y codirectora de la revista Dansart, especializada en danza, y colaboradora habitual de las prestigiosas revistas de danza, diccionarios y enciclopedias. Defensora y activista de los derechos de la mujer, de la naturaleza y de los animales. Entre sus numerosas obras mencionar: El maestro Granero (1999); junto a Eva Díaz: Salvador Távora: el sentimiento trágico de Andalucía (2005).
Marta Carrasco abre esta publicación con la constatación de que tras el fallecimiento de Ángel Pericet en 2011 y su hermano Eloy en 2016 "han dejado a la Danza Española huérfana de las enseñanzas de una familia que durante dos siglos se dedicó a la difusión y conservación de la Escuela Bolera, tan solo su hermana Luisa Pericet sigue en Argentina ligada al mundo de la enseñanza". De la documentación de la familia Pericet tendrán especial valor los Cuadernillos con el listado de bailes de la Escuela Bolera del siglo XVIII o los Cuadernillos de los tres cursos Pericet de Escuela Bolera. La danza bolera tendrá una rica iconografía siendo representada por Goya y una larga lista de pintores, dibujantes, grabadores, fotógrafos así como su presencia en el cine.
Cuando la familia Pericet llega a Sevilla se encuentra culturalmente con el imaginario orientalista de los viajeros románticos sobre Andalucía, y al mismo tiempo, con una visión anticastiza y antiflamenca de buena parte de la intelectualidad de la Generación del 98, Azorín, Baroja, Unamuno y sobre todo Eugenio Noel. Aparecen los nuevos inventos, fruto de la segunda revolución industrial, la fotografía, el cine, el fonógrafo de Edison (1877). Por otro lado el interés por lo popular y su investigación con la creación de Sociedades de Antropología y de folklore, donde destacan el abuelo y el padre, Demófilo, de los hermanos Machado. Finalmente la llegada de las vanguardias. Una realidad variada y rica pero que no debe dejar en el olvido una de nuestras señas de identidad a nivel internacional.
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