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El PP ha puesto a la Escuela Andaluza de Salud Pública en el debate político al determinar por ley su "extinción y disolución", quitándole una institución a Granada. Miles de asociaciones, profesionales y científicos de medio mundo han expresado su rechazo a esta ley.
Según el PP, pretende potenciar la investigación sanitaria creando una agencia administrativa denominada Instituto Andaluz de Salud. Sin embargo, esta ley no sirve para eso. Primero, deja fuera a la mayoría de los investigadores andaluces que permanecerán en sus hospitales y centros de salud. Segundo, dicen que pretende imitar al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), pero esta ley es radicalmente opuesta a lo que hizo este Instituto más recientemente, creando el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), que en una década se ha convertido en una de las instituciones de mayor impacto científico del mundo. El CIBER es un consorcio de instituciones españolas que tienen grupos de investigación de excelencia (entre ellos, tres de la EASP) y cuyo fin es promover la llamada "investigación cooperativa", la estrategia española (incluyendo los Gobiernos de Mariano Rajoy) para crear grupos fuertes y grandes que capturen financiación y compitan en un entorno global. La integración de estas instituciones es «funcional», sin fusiones ni extinciones. Este tendría que ser el modelo que debería imitar la Consejería de Salud, si su objetivo fuese potenciar la investigación.
Otro aspecto cuestionable de este nuevo Instituto Andaluz es que, según su organigrama, todos los cargos directivos serán políticos. Totalmente contrario a las instituciones investigadoras españolas y europeas, que han hecho de la autonomía del investigador o investigadora el eje fundamental de organización y funcionamiento, porque la investigación necesita creatividad y talento en un marco de plena libertad científica y académica. Y porque se ha demostrado que quienes investigan son mucho más eficientes y eficaces que quienes gestionan los recursos desde sus cargos políticos.
En cuanto a la eficiencia, se afirma que se pretende "optimizar", pero sin tocar la plantilla laboral ni las sedes de la EASP. Entonces, ¿qué se optimizará, las fotocopias? Cualquiera que gestione servicios públicos sabe que no se optimiza creando estructuras administrativas funcionariales, porque generan costes estructurales permanentes durante años.
Dícese que el nuevo Instituto tendrá "una pata en Granada y otra en Sevilla", obviando que es de "investigación", y lo importante no son las extremidades: es el cerebro. ¿Dónde estará el cerebro?
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