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ME pregunta un lector amigo: "¿Cómo es posible que sea usted el único articulista que no ha escrito sobre Florentino, siendo buen aficionado al fútbol?". Pues por eso, porque soy aficionado al fútbol, y siempre me gusta que gane el otro equipo que juega contra el de Florentino. Es algo más que un presidente de club de fútbol: es un negociante. Es también presidente de una empresa, pero a él lo que le gusta de verdad es vender camisetas. He leído que el fichaje de Cristiano Ronaldo lo ha rentabilizado ¡ya!, sí ya, con la venta de sus camisetas. Este hombre sería feliz en un mercadillo.
Pero sería más feliz como príncipe árabe. Un príncipe árabe o un emir llega a Marbella y lo primero que pide es que le manden medio Corte Inglés a su mansión y a varias artistas para reforzar su harén. Florentino llega a la presidencia del Madrid y lo primero que hace es preguntar por los dos más caros para ficharlos sin mirar. Lo importante no es que sean buenos, aunque lo fueran, sino que sean carísimos. Así se trae a Kaká, que será bueno, pero está flojito de glamour. Es un chico evangélico, formal, que ganó una Champions en 2007 con el Milán de Berlusconi, que es todo lo contrario que él: un gran golfo. A este angelito Kaká, que es muy bueno pero no ha ganado un título esta temporada, hay que contraponerle un demonio, como Cristiano Ronaldo, la figura del Manchester United, que se ha paseado por la Premier League en las últimas temporadas, y ganó un título de Champions en 2008 y perdió otro en 2009. Pero el crack CR7 vale 93 millones de euros y suena a cochazo de alta gama; y lo primero que hace cuando lo fichan es montar una fiesta en Los Ángeles para llevarse a Paris Hilton a un reservado. Éste promete ser un digno sucesor de David Beckham.
A Florentino no le interesan los títulos, los tripletes, ni esas vulgaridades. Lo suyo es la venta de camisetas y comprar a los más caros que haiga para acaparar las portadas de los diarios de Madrid todos los días. Si le gustara el baloncesto ficharía a Pau Gasol, que ha ganado la NBA con Los Ángeles Lakers, y antes el Mundial con España, y encima es catalán y del Barça. Pero el Real Madrid de baloncesto nunca le interesó demasiado a Florentino. Será que no venden suficientes camisetas.
El presidente madridista no está loco. Sabe perfectamente lo que hace. Encumbrado por la corte que lo jalea, ha construido una falsa realidad. Es capaz de aparentar lo que no existe. No ha ganado nada desde que ha vuelto y parece que ya tiene tres tripletes. Y le ha dado la vuelta al mejor anuncio de Media Markt, el del "Yo no soy tonto". Pues Florentino compra más caro que nadie en tiempos de crisis y encima no es tonto, sino el más listo.
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