La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha
El otro subí con unos amigos al Cerro de San Miguel. Lo hicimos por el carril que hay al lado de la muralla nazarí y en donde hay una enorme pintada con un palabro en inglés: ¡Fuck! Es una pintada que lleva allí muchos años y significa una grosería que se dice a menudo en las películas americanas cuando alguien quiere mandar a tomar por saco a un colega: ¡Que te follen! O algo así. La pintada se ha hecho parte del paisaje e incluso ya es arqueología. Pero no es la única. Hay muchas pintadas más. Y no en un sitio cualquiera, sino en una muralla que se levantó en la segunda mitad del siglo XIV para defensa de los barrios ubicados en el cerro San Cristóbal y en el Albaicín. Algo que nos debía dar respeto nada más mirarlo. Aunque tampoco es ese el único atentado grafitero que ha sufrido el cercado nazarí. Hace unos años el erario público destinó un montón de dinero para restaurar un paño de la muralla. Se le encargó el proyecto al arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas, que hizo un avanzado diseño a base apilar lajas de piedra y mármol rosado con huecos aleatorios desde donde podía ver la ciudad. Es verdad que tuvo su polémica, pero no dejaba de ser algo novedoso e innovador. ¡Pues quisiera que vieran ustedes cómo está ese paño de muralla! Si Jiménez Torrecillas viera lo que han hecho con su trabajo, se volvería horrorizado a su tumba. Los desalmados han convertido ese trozo del patrimonio de la ciudad en un meadero y cagadero y los grafiteros en una pizarra en la que pintar sus chorradas. Igual que en los alrededores de la ermita, donde algún inmaduro con espray ha pintado decenas de veces lo de ‘Free Palestine’ o ‘Free Gaza’, como si el mamarracho pintamonas pensara que con su mensaje se va a solucionar el conflicto en Oriente Medio.
En mi trayectoria como periodista he oído a varios a alcaldes decir que van a solucionar lo de las pintadas en Granada. La última fue la actual alcaldesa Marifran Carazo, que dijo durante la campaña electoral que iba a reforzar la limpieza en la ciudad y luchar contra las pintadas vandálicas. ‘Pintadas Cero’ se iba a llamar su plan de choque. Yo lo que dijo que, como en el cuento de Monterroso, los alcaldes pasan y el ¡Fuck! sigue estando allí.
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