Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Andaba dándole vueltas a qué escribir este martes poselectoral, entre diversos asuntos que rondaban por mi cabeza. Había pensado referirme a la necesidad de modificar la Ley Orgánica de Régimen Electoral General para impedir situaciones que han interferido en una campaña electoral ciertamente embarrada. No tiene sentido que se puedan entregar decenas de votos por correo sin acreditar la identidad individual de cada uno de los votantes, favoreciendo con ello la compra de votos, y tampoco tiene ningún sentido que se puedan realizar en plena campaña electoral actuaciones judiciales no urgentes que afecten a candidatos pues pueden condicionar, obviamente, el proceso electoral. Son sucesos que podrían evitarse con modificaciones de la ?LOREG. Por otro lado, también había pensado hacer un reconocimiento a Paco Cuenca pues ha perdido las elecciones cuando, a mi juicio, ha realizado una excelente labor como alcalde en el breve periodo en el que ha estado gobernando la ciudad, defendiendo su interés propio en todos los ámbitos y marcando nítidamente el modelo de ciudad para el futuro: Granada como ciudad de la ciencia.
Pero cuando estaba en esas cuitas, Pedro Sánchez ha ejercido el derecho de disolución presidencial que le reconoce el artículo 115 de la Constitución y ha convocado elecciones generales para el 23 de julio. Como conozco la forma de actuar del presidente del Gobierno, no me ha sorprendido demasiado. Ha demostrado en estos años ser un político valiente, que nunca se esconde. Por tanto, no iba a permitir que durante meses los potentes medios de comunicación de la derecha española lo situaran en el marco de un gobierno agonizante, sin apenas capacidad de reacción. Ha preferido asumir la responsabilidad por los resultados electorales y trasladar al cuerpo electoral la decisión sobre el futuro gobierno de España. En estas elecciones, la ciudadanía tendrá que elegir entre dos bloques. Por un lado, Feijoo, con el aliado inevitable de Vox, como vamos a ver en muchos municipios y comunidades autónomas. Por otro lado, Pedro Sánchez con Yolanda Díaz, siempre que la izquierda a la izquierda del PSOE no continúe su labor de autodestrucción que les ha costado tantos gobiernos municipales, y algunos autonómicos. En unas elecciones generales, con circunscripciones pequeñas, la división te lleva a la irrelevancia.
Ese es el nuevo marco en el que Sánchez ha situado el debate político. Nada de regodearse en un cambio de ciclo. En un par de meses, la ciudadanía deberá decidir de forma expresa qué gobierno prefiere para el futuro de España.
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