Cambio de sentido
Carmen Camacho
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Abandonada ya la idea de recuperar el esplendor cultural de Granada, vamos camino de destacar en algo mucho más prosaico y estimulante: el cultivo de cannabis. Ya lo dicen los noticieros: Granada es la provincia española en donde más se planta marihuana.
Andaba yo un verano de los noventa buscando temas alpujarreños para llevarlos al papel cuando un guardia civil me dijo que el de la marihuana podía ser uno. ¿Es que hay por aquí hay marihuana?, le pregunté con cierta ingenuidad. "¿Qué si hay? Para enterrar a cien cachalotes". Me contó el hombre que muchos de aquellos hippies que habían recalado en nuestra comarca más abrupta cultivaban y consumían maría como para parar un tren. De ahí el cultivo se pasó a los pueblos de la Vega y ahora a los invernaderos de la Costa, aunque dicen que aquella es una marihuana legal porque se utiliza como medicina. A Pinos Puente la llaman 'Villa María' por la gran cantidad de personas que se dedican al cultivo de esta planta. Allí entras, respiras fuerte y sales positivo en un control de drogas de esos que hace la Guardia Civil. Los chavales pineros ya no quieren trabajar de albañiles o fontaneros, quieren se cultivadores de marihuana, que da para más y se trabaja mucho menos. En Valderrubio se estaba celebrando el año pasado un concierto de música clásica y había tal olor a cannabis que se colocaron todos los asistentes. Eso sí, los músicos, dicen, tocaron como nunca. En Santa Fe hay un traficante que admira tanto a Pablo Escobar que se ha construido una mansión igual que la que el capo colombiano tiene en su país. Con su avioneta y todo en el tejado. En Almanjáyar, los terrenos que se encuentran en las plantas de marihuana y que son los responsables de su fragancia, están en el aire tan concentrados que ni con mascarilla doble puedes repeler su olor. Allí, por culpa de los enganches ilegales, se va la luz tan a menudo que nadie puede ver un anuncio de la tele completo.
Granada ya no huele a aceite de churros, a cocido de coles o a castañas asadas, huele a marihuana. Me lo dijo el pintor Juan Vida, que no es capaz de acabar un cuadro por culpa de los apagones: es lamentable, pero colapsado el turismo, la única industria que mueve dinero aquí y ahora es el narcotráfico.
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