A la sombra ?de los olmos
José Martínez Olmos
Todo repleto
La colmena
No hay encuestas ni oficiales ni oficiosas. Ni siquiera el CIS de Tezanos, con su amplio margen de equivocación, ha arrojado algún punto de partida sobre el que especular. Este domingo electoral, probablemente sea Granada una de las plazas más inciertas de todo el país.
El socrático "sólo sé que no sé nada" se ha instalado en los equipos de los principales candidatos con opciones de definir el tablero de la Plaza del Carmen. Tan igualadas están las posiciones, tan fragmentado el voto, que ni siquiera los que históricamente solían atreverse a lanzar una provocadora quiniela de resultados final son capaces de pronunciarse sobre quién va a ganar.
¿Los partidos o las personas? Sin este punto de partida no puede entenderse ni lo que ocurrirá en la capital cuando se cierren las urnas ni lo que marcará el tiempo de negociación en el complejo escenario de las cabeceras de comarca, en los principales pueblos del Cinturón y en los numerosos municipios que, siguiendo la estela de las grandes ciudades, también han enterrado el bipartidismo dando paso al frente de bloques. Porque son los ayuntamiento pero es también la Diputación y, aunque coinciden las municipales con las europeas, admitamos que, como suele suceder con el Congreso y el Senado, todas las contiendas suman pero Trono de Hierro sólo hay uno.
Estaríamos ante un duelo entre las derechas y las izquierdas si pusiéramos sobre la mesa los programas electorales y no el cabeza de cartel. Les animo a que repasen las "crónicas electorosas" que el director fundador de Granada Hoy, el veterano periodista Ramón Ramos, ha ido publicando estas dos semanas de campaña recuperando los paisajes más sorprendentes, inesperados y controvertidos de la vida municipal de estos 40 años de democracia. La conclusión es caprichosa: "todo es posible" en Granada y, por eso mismo, también todo lo contrario.
Recuerden, por ejemplo, el trascendental trueque de sillones del 79 entre Granada y Sevilla que protagonizaron Rojas Marcos, Luis Uruñuela y Miguel Ángel Arredonda -un error histórico que se acabaría convirtiendo en la primera hoja de defunción del PA- y rescatemos también la tormentosa historia del 'tripartito de Moratalla' del 99 -la que arrebató el gobierno local al PP de Díaz Berbel- cuando el andalucista Jesús Valenzuela determinó el bastón de mando en el Ayuntamiento de Granada y cuando, un par de años más tarde, estuvo a punto de hacerlo saltar por los aires en la minicrisis del 2001 que acabarían sofocando Antonio Cruz y José Antonio Aparicio. Y es que al final son personas, sí, con aspiraciones, con menos aciertos que errores y con una toma de decisiones no siempre acorde a los dictámenes de sus propios partidos ni ajustada a los intereses de la ciudad.
¿Dónde irá mi voto? Ya en las municipales de 2015, cuando Ciudadanos y Podemos se incorporaron como actores protagonistas a la política española y empezaron a marca las dinámicas en las instituciones, Luis Salvador pudo elegir el color del gobierno en la Plaza del Carmen: entonces pareció más pragmático un pacto PP-Cs (11 y 4) orientado a mantener a Torres Hurtado en la Alcaldía que resucitar el tripartito con una alianza a tres bandas apoyando a Paco Cuenca (8), Vamos (3) e IU (1).
Es curioso. En ese momento, nadie cuestionaba la legitimidad de Torres Hurtado como líder de la fuerza más votada - pese al batacazo de votos perdidos y sin atisbar aún su abrupta salida del Consistorio por la operación Nazarí- mientras que a Cuenca hasta se le cuestionaba que fuera a aguantar como líder en la oposición -los precedentes de sus antiguos compañeros en los mandatos anteriores aún pesaban en la ciudad-.
Cuatro años más tarde, nada tiene que ver con la fotografía de aquel domingo 24 de mayo. Ni siquiera con la fatídica mañana del 13 de abril que lo invirtió todo. Al ya líder socialista local nadie lo sitúa fuera de juego. Ni en el Ayuntamiento ni en el partido. Al contrario. Se ha reinventado, ha tomado las riendas de la agrupación en la capital y parte con el viento de cola del efecto Sánchez y un mensaje muy potente de "normalización" y "pragmatismo" en la gestión.
Pero ahora, ni siquiera manteniendo los 8 concejales que consiguieron retener en 2015 aun bajando en votos respecto a los comicios de 2011, puede que sea suficiente. No si por la izquierda el tándem Antonio Cambril-Paco Puentedura no logran revalidar los 4 ediles de entonces (3 de Vamos y 1 de IU) o incluso ganar uno arañando al centro, no disputándoselos entre ellos ni perdiéndolos en una suma de restos inútiles de las candidaturas que concurren por la izquierda.
En la derecha, la jugada previsible, pero sólo en apariencia, no tendría más interrogante que saber si finalmente será Sebastián Pérez o Luis Salvador quienes puedan orquestar una alianza a dos bandas -o a tres incluyendo al invitado forzoso de Vox- para extrapolar el tripartito andaluz a nivel local. Es decir, si en estos comicios se va a consumar el sorpasso de Cs.
Estos dos escenarios, sin embargo, sólo se sostienen sobre la lógica de los partidos. Si incorporamos la X de los candidatos, nos perdemos en un terreno ignoto de tierras movedizas. Sólo con que el exconcejal del PP Juan García Montero logre un escaño con Centrados en Granada, el panorama ya cambia: porque pueda condicionar que el tripartito de derechas lo encabece Luis Salvador (cobrándose la pieza de Sebastián Pérez al margen de los resultados) o porque prefiera acercarse a un gobierno de izquierdas con Cuenca y Cambril quedándose con una macroárea de Cultura-Turismo similar a la de Valenzuela de los años 90.
Si Marta Gutiérrez se mantiene con Vamos, ¿seguro que apoyará al actual alcalde después de la guerra abierta y manifiesta enemistad que han protagonizado estos últimos tres años? Incluso si su formación se convirtiera en llave de gobierno para inclinar la victoria en el bloque de las izquierdas… Y si Onofre Miralles consigue un buen resultado con Vox, conociendo su pasado como 'ex' del PP, su nulo feeling con Sebastián Pérez y su sorprendente moderación y perfil institucional, ¿seguro que apoyaría al PP aun si fuera la lista más votada o podría condicionar que fuera Ciudadanos? En algún momento hasta ha llegado a decir públicamente que podría apoyar puntualmente algún proyecto socialista si fuera clave y determinante para el futuro de Granada...
Después de dos semanas de campaña, nada ha pasado en Granada que cambie lo que ya se sabía al inicio de la carrera electoral. Llegamos a la cita con las urnas sin sobresaltos. Golpes de efecto relativos, salidas de tono sin mayores consecuencias y un perfil medido en todas las formaciones. Se mantiene la duda sobre el efecto que aún arrastre la jornada de voto de las generales -si será una revancha o un remate en segunda vuelta del 28-A- y un interrogante sobre el resultado final: porque votaremos, sí, pero sin saber muy bien hacia dónde…
No es casualidad que la bolsa de indecisos sea cada vez mayor y más determinante. Porque entra en juego la razón pero también el corazón y hasta la suerte. Como esa que necesitaremos esta noche en Los Cármenes ante el Cádiz para saber si tendremos un alcalde de primera o de segunda...
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