La Rayuela
Lola Quero
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público y privado
PARECE una pesadilla recurrente con la que de vez en cuando debemos enfrentarnos el que algunos y o algunas se atrevan por desconocimiento o interés a sustraernos parte de nuestro pasado. El desprecio por la historia me hace pensar en aquello de que si no la conocemos corremos el riesgo de repetirla.
El golpe militar del General Franco contra el Gobierno legítimo de la II República trajo a nuestro país una dictadura de cuarenta años, pero además una persecución de los vencidos en forma de asesinatos, violaciones, robos de niños y todas las formas de extorsión y persecución que se puedan imaginar. La equidistancia manifestada a través de qué en "ambos bandos" se cometieron tropelías no hace más que enmascarar una mentira profundamente injusta. Los crímenes del franquismo constituyen la crónica más negra de la historia de nuestro país hasta el punto de que algunos autores hablan del genocidio franquista.
Cuando se cumplen setenta y cinco años del golpe de estado del 36 es necesario hacer memoria frente a tanto olvido que denigra a las víctimas del franquismo y que nos arrebata con su memoria nuestra dignidad colectiva, no por revancha sino por justicia, no por remover nada sino por colocar a cada uno en su sitio, histórico al menos.
La aprobación de la Ley de Memoria Histórica de España el 31 de Octubre de 2007 supone un hito en nuestro país mediante el cual se reconocen y amplían derechos a las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, y pretende su "rehabilitación moral y jurídica". Aunque supuso un gran avance no satisfizo del todo las expectativas de las asociaciones y fue votada en contra por el PP, llegando incluso a decir Rajoy que la derogaría cuando llegara al gobierno.
A propósito del debate sobre la estatua de José Antonio Primo de Rivera en la Plaza de Bibataubín voy a reiterar lo que he defendido pública y privadamente: la exigencia de la retirada inmediata por parte del Ayuntamiento de ese monumento a la fealdad y a la barbarie fascista por razones estéticas, morales y de legalidad. La Ley de Memoria Histórica establece que deben ser retirados los símbolos de exaltación de la dictadura. "La retirada no será de aplicación cuando concurran razones artísticas (…) protegidas por la Ley". Ahora toca esperar a que se resuelva mediante sentencia y con las pruebas periciales correspondientes si se retira o no la repugnante figura.
A quienes representamos a la ciudadanía, y estamos en el primer nivel de las instituciones y el orden constitucional en el que se sustenta la democracia, nos corresponde exigir el cumplimiento de la ley y promover la justicia histórica honrando a las víctimas , a todas las víctimas, también a las ciento treinta mil de la represión franquista, cinco mil de ellas granadinas tal como ha publicado la Asociación de la Memoria Histórica de Granada y que hoy van a recibir un homenaje ciudadano en las tapias del cementerio donde tantas fueron fusiladas.
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