Lisboa creativa

Podrá con estos tiempos inanes que dejan paso a un tiempo nuevo que ya está en camino

28 de mayo 2024 - 00:15

Volver a Lisboa es tomarle el pulso al mundo durante unos días. Sorprende reencontrarse con la eterna y pujante esencia de aquella ciudad inagotable. Te renueva.

Hay ciudades que te regalan todo. Esta vez viajé para un simposyum de escuelas de escritura creativa europeas. Días de intercambio con escritores-profesores de esta nueva enseñanza artística que justo en esta semana lisboeta era incluida como tal en los planes de estudios ya en paridad con la enseñanza de la música, la danza, el diseño o el circo. Toda una mayoría de edad para ese ‘arte de enseñar a escribir’ en el que algunos militamos desde hace décadas.

Lisboa acoge y enciende el deseo de escribir. Visito la casa de Pessoa, el cementerio Dos Praceres, Belem y constato que algunos no sabríamos vivir sin poner las cosas por escrito. Ya ni me pregunto porqué. Es una necesidad. Fin. Luego, pasan los años, ves lo publicado y te sientes hasta satisfecho.

Luego, bajas por Alfama entre los tuk-tuk en pleno atasco y los miradores ahítos de ese turismo igual de apelmazado que en el Mirador de San Nicolás de Granada o en la escalinata parisina de Montmartre y comprendes que ser tan europeos nos hace más cosmopolitas pero globalizalizados y con el taxista lisboeta quejándose de que los ‘indostanos’ ya desplazaron a los chinos de las tiendas y de los air B&B, igual que en el Raval de Barcelona aunque a Granada aún no han llegado.

Capitales remozadas, más limpias por la inyección del dinero del turismo pero pagando factura en venta de identidad y pérdida de autenticidad en esta vulgarización comercial de experiencias culturales al kilo. En Roma, París, Madrid o en este Lisboa saturado hasta de despedidas de solteros compruebas que los males también se contagian entre países.

Pero si cruzas el río Tajo en barca y ves la ciudad al anochecer desde la otra orilla inmerso en un Portugal más real que capitalino vuelves a respirar tranquilo. El espejismo de este mundo igualizado se difumina y constatas la sana desconfianza portuguesa a la invasión de lo hispano de siglos, su calmo vernos desde su elegante distancia iluminados por esa luz atlántica que todo lo aclara. Lisboa remontó terremotos, revoluciones e incendios y podrá con estos tiempos inanes que dejan paso a un tiempo nuevo que ya está en camino.

stats