La esquina
José Aguilar
Sánchez dejará caer a Espadas
Hay veces en que ciertos sucesos parecen ser fruto de una conspiración cósmica. Eso fue lo que sucedió con el disco Omega, de Enrique Morente y Lagartija Nick, en el que se entremezclaban y se cruzaban los versos del Federico García Lorca de Poeta en Nueva York y las canciones de Leonard Cohen llevadas al territorio del flamenco.
Resulta curioso que Leonard Cohen hubiese decidido hacerse poeta y cantor después de descubrir, en la adolescencia, la poesía de Lorca. Y esa pasión por Lorca haría que, en 1986 tomara el rumbo de Granada para conocer la casa natal del poeta de la mano de Juan de Loxa. Cohen no sólo tocó el piano en Fuente Vaqueros o paseó por sus calles: en el granero decidió ponerse cabeza abajo y hacer el pino durante un buen rato. Era un sirsana de yoga. "Fue mi homenaje privado a Lorca... algo salvaje y un poco surrealista", recordaría años más tarde.
Pero lo bueno estaba por venir: en 1993 se encontró en Madrid con otro lorquiano apasionado, Enrique Morente que, a su vez, eran un tremendo admirador del canadiense. "Es el hombre con la voz más profunda que conozco", solía comentar el cantaor. Fruto de ese encuentro auspiciado por el traductor Alberto Manzano, Morente tuvo una idea descabellada: hacer un disco de flamenco, en castellano, con las canciones de Leonard Cohen. Durante los dos años siguientes estuvo trabajando en el proyecto junto al productor granadino Raúl Alcover. Pero llegó un momento en que todo se quedó un poco atascado. Morente necesitaba un algo que le diese sentido a todo aquello, si no, sólo sería un disco de versiones.
La figura de García Lorca ya revoloteaba por la cabeza de Enrique Morente para ese disco en el que estaba demorándose. Fue entonces cuando, por pura casualidad, aparecimos en su camino la banda de mi hermano Antonio Arias, Lagartija Nick, y yo. Yo llevaba muchos años obsesionado con un poema de Federico García Lorca de su época de Nueva York: Omega. Lagartija Nick eran unos devotos de Morente y estaban locos por hacer algo con él. Mi idea del poema Omega era utilizar una seguiriya flamenca morentiana sobre una nota monocorde, y luego un grupo de percusiones africanas estallando al último grito del poema, "¡¡¡Las hierbas!!!". Cuando le comenté la idea a Enrique se quedó entusiasmado y me pidió que le escribiera algo explicándole el poema. Pensé que serían dos o tres folios, pero me salieron 113.
Poco a poco comenzó a planear sobre nosotros el espíritu de Poeta en Nueva York. Fue entonces cuando un día, Morente, que acababa de verlo todo clarísimo como el agua, propuso: "¿Por qué en lugar de hacer sólo Omega no le metemos manos al libro de Lorca y lo mezclamos con Leonard Cohen?". Acababa de dar un hachazo. Así nació el germen de uno de los discos más rompedores y tremendos del flamenco, Omega. Era una locura en la que se mezclaban La aurora de Nueva York, con Primero tomaremos Manhattan, el Pequeño vals vienés con Hallelujah o Ciudad sin sueño con Sacerdotes.
El proceso fue duro, salvaje. Primero por la idea de mezclar flamenco con punk rock, luego por meterle mano al poemario más complejo de Lorca y, finalmente, por incluir las canciones de Cohen en aquella locura. De hecho, todo era un territorio tan nuevo que quedaron por el camino muchos temas grabados. El resultado fue un disco grandioso. Desde Canadá, Leonard Cohen se emocionó por aquel homenaje. Se lo diría personalmente a Lagartija Nick y Enrique Morente hace un par de años en Benicassim, cuando todos se encontraron, después de tantos años. Todos aquellos locos lorquianos...
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