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No hagas con los demás lo que no quieres que hagan contigo”. Esta frase que continuamente me repetía mi madre, es el principio fundamental que debe guiar los cuidados médicos. Hace poco hablaba y defendía el respeto hacia el personal sanitario en general. Ahora toca también decir algo “del otro lado”, del lado del paciente a nuestro cargo. Mucho se habla en la actualidad de la nueva corriente en boca de políticos, cargos directivos de sanidad y profesionales de la salud en general, acerca de “Humanizar la Sanidad o Humanizar los Cuidados”. Este es un objetivo muy loable, que, tras muchos años, por fin se pretende conseguir. La teoría es ideal, pero en la práctica queda aún mucho camino por recorrer. Empecemos pues por lo más simple. Los que cuidan, deben primero ponerse en el lugar de la persona que está enferma y que tienen a su cuidado. No debemos caer en la rutina y limitarnos a realizar nuestras tareas básicas, que repetimos diariamente, casi como autómatas. Hay aspectos muy elementales que se pueden mejorar con el mero hecho de ponernos en el lugar del paciente. Detalles como el silencio, algo ya casi inexistente en nuestros centros sanitarios. Hablamos en voz alta a cualquier hora del día, sin respetar el descanso de los enfermos; hablamos en los pasillos, en las salas de hospitalización, en la antesala de las consultas, en los quirófanos, en las UCIs, en la reanimación, en el hospital de día… A veces reímos a carcajadas comentando banalidades de nuestra vida cotidiana delante de personas que están sufriendo, que tienen miedo o que se sienten especialmente vulnerables por lo que les está tocando vivir. ¿En algún momento nos hemos puesto a pensar en ellos y ellas? Es verdad que los que cuidamos somos seres humanos con derecho a ser felices y expresarnos, pero no olvidemos que nuestro turno de trabajo dura sólo unas horas. Para algunos enfermos son días y días de padecimiento y a menudo de incertidumbre. Cuidar no es sólo hacer técnicamente bien nuestro trabajo, también es esmerarse en esos detalles que nos acercan al que padece. Respetar el descanso, escuchar, apretar una mano y consolar. Poco se aprende ya de esto en las prácticas clínicas de las distintas categorías de profesionales sanitarios. No podemos pedir a los usuarios del sistema sanitario que cuiden las formas, guarden silencio y nos respeten si nosotros mismos no damos ejemplo.
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