Enrique Novi

Morir matando VI

El termómetro

12 de junio 2015 - 01:00

A dos días de la fecha límite para que los ayuntamientos de España sean constituidos, los que quedaban ayer, las redes sociales se incendiaron merced al desalojo del Patio Maravillas de Madrid. Para los que no estén familiarizados, digamos que se trata de un edificio que llevaba años ocupado y que venía funcionando sin incidencias como centro cultural, lugar de encuentro social y centro neurálgico del movimiento ciudadano del que salió el 15-M y más tarde Podemos. De hecho dos de los concejales electos por la lista de Ahora Madrid son miembros procedentes de las asambleas que se celebraban en este emblemático espacio. Aunque la orden del desalojo no procede del consistorio sino que responde a una decisión judicial habría que ser muy ingenuo para no establecer alguna conexión entre la disolución del actual equipo de gobierno de la capital de España y la mencionada orden, en lo que parece el enésimo ejemplo que ilustra nuestra serie Morir matando.

El gesto de asestar un último golpe al enemigo radical es más que simbólico. Y aunque el desalojo en sí se desarrolló sin incidentes, a la hora de escribir estas líneas ya hay convocada una concentración para expresar la repulsa por la orden. Esperemos que tampoco ahí haya que lamentarlos, aunque el anuncio de ayer por la tarde del acuerdo alcanzado entre el Partido Socialista y la lista encabezada por Carmena para poner a esta al frente del Ayuntamiento madrileño no enturbie el acto ni encienda los ánimos de los policías a los que les toque mantener el orden. No olvidemos que el nombramiento como alcaldesa de Manuela Carmena va a suponer, si todo sucede como se ha anunciado, que la concejalía de la que depende la policía municipal de Madrid quede en manos de Podemos, algo que debe estar provocando úlceras estomacales no solo en los muchos dirigentes ultraconservadores que pueblan la militancia del PP, sino entre muchos de los propios agentes que conforman el cuerpo.

Uno, que es por naturaleza malpensado y que ya vivió con indignación y estupor el tamayazo, no se quedará tranquilo hasta que vea publicado en el Boletín Oficial del Estado el nombramiento, pues visto el nerviosismo expresado estos días por Aguirre, que ha recorrido todo el espectro de ocurrencias con tal de no admitir su derrota, o las disquisiciones de Rita Barberá, otra que parece que no está digiriendo muy bien su salida del consistorio, y las malas artes que son capaces de practicar los populares valencianos y madrileños, ha de mantener la cautela hasta el último minuto.

Y daría gustoso parte de la uña del meñique derecho por ver la cara de Torres Hurtado viendo como le arrebatan algo que considera suyo. ¿Lo retransmitirán por TG7?

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