Privatizar las plazas

Un amigo dice que solo falta que pongan mesas y sillas en la Plaza del Carmen, justo en la puerta del Ayuntamiento

15 de mayo 2024 - 00:15

En mis tiempos de infancia, esa patria perdida, que dijo Cesare Pavese, los niños éramos los dueños de las calles y las plazas, donde improvisábamos campos de fútbol con porterías hechas con piedras o con las carteras que llevábamos a la escuela. Nadie nos tosía. Todo el mundo tenía claro que los niños teníamos al menos el derecho al esparcimiento en la calle porque en las casas todavía no había llegado la televisión ni otras pantallitas. Si acaso se cabreaba algún municipal malafollá al que le molestaba los gritos de la chiquillería y que nos amenazaba con rajarnos la pelota. En los parques como el de la Cruz de Lagos o el del Tico Medina, han puesto carteles mediante los cuales prohíben a los niños jugar a la pelota. Tampoco pueden hacerlo en las calles porque están repletas de coche ni en las plazas porque están llenas de terrazas de bares. Es increíble cómo los espacios públicos están siendo ocupados por sillas y mesas de cafeterías, restaurantes y tabernas. Hay plazas en las que están totalmente atestadas de estas terrazas (Campillo, Bibrrambla, Mariana Pineda…) en las que te las ves y te las deseas para cruzarlas. Cuidado, no estoy en contra de las terrazas porque creo que dan vida a una ciudad y forma parte del decorado romántico de la misma, pero el Ayuntamiento debería limitar o vigilar con más severidad el espacio que estas estructuras de sillas y mesas restan a los peatones o usuarios de las plazas. El desmadre comenzó cuando gobernaba la ciudad Torres Hurtado, que practicó la manga ancha en este menester. Cuando gobernó el PSOE, Paco Cuenca tampoco le quiso poner el cascabel al gato porque, sin duda, es una medida que no cae bien al sector de la hostelería. Con el Covid de por medio pudimos entender la ampliación de las terrazas. Pero ahora que no hay pandemia que valga, parece que vayamos directamente a la privatización de las plazas. Al fotógrafo Juan Ferreras el dueño de un bar le impidió una vez el paso por una calle del centro de Granada que estaba atestada de mesas. Desde entonces ha llevado una campaña a través de las redes sociales en contra de esta ocupación silenciosa y total de espacios públicos por parte de negocios privados. Dice Juan que ya solo falta que pongan mesas y sillas en la Plaza del Carmen, justo delante de la puerta del Ayuntamiento. No les des ideas, Juan.

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