Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Al día siguiente de que las autoridades de Israel, el 14 de mayo de 1948, declarasen la creación de su Estado independiente, en base al acuerdo de la ONU del año anterior, daba comienzo la primera guerra con los países árabes limítrofes. Cierto es, por tanto, que Israel vive desde el minuto uno de su existencia bajo la posibilidad de ser eliminado del mapa, cierto es que Israel aceptó la propuesta de la ONU para crear en Palestina dos estados, tras la salida de la potencia colonial que gobernaba entonces allá, el Reino Unido, y cierto que la comunidad de países árabes rechazó esa propuesta y la división del territorio que se aprobó en la ONU. Y así, el 15 de mayo de 1948 comenzó la primera de las muchas guerras en las que Israel siempre ha conseguido salir victoriosa y hacer propios territorios que inicialmente no le habían sido atribuidos. El coste para su población siempre ha sido altísimo.
Desde la guerra de 1973, los estados árabes fronterizos con capacidad bélica real, Siria y Egipto, se han abstenido de ningún enfrentamiento abierto sabiendo que Israel cuenta con la mejor maquinaria bélica del mundo que le proporcionan países europeos y sobre todo Estados Unidos. Desde hace décadas, desaparecida la Unión Soviética y su apoyo a posibles terceros países, los enemigos de Israel se organizan en diversos grupos y coaliciones que usan el terror y la intolerancia religiosa. Solo un estado como tal sigue declarando que quiere eliminar a Israel, pero en realidad su capacidad armada es muy limitada. Israel posee capacidad atómica. Irán, hasta donde se sabe, no parece tenerla.
Hasta aquí, creo haber comentado lo que se puede consultar en las fuentes de la historia. Me pregunto, en esa finísima línea que es el presente, ¿qué ocurrirá en el mañana futuro?, ¿cuándo llegará eso de reconocer al otro estado que ya se propuso en 1947?, ¿cuándo, para los Estados Unidos de América y la Unión Europea, se darán las condiciones adecuadas para que los palestinos tengan un estado reconocido y reconocible?, ¿no es hipócrita decir que ahora no pues puede aumentar la tensión bélica?, ¿esperamos a que toda Gaza quede arrasada para hacer algún negocio al reconstruirla?, ¿seguimos vendiendo toda la tecnología bélica que Israel necesita para defenderse aunque en ocasiones se equivoque? y ¿admitimos que sus soldados hagan lo que quieran con las armas que les proporciona el mundo occidental? Parece que la historia del Holocausto siga pesando mucho en las conciencias pero mañana puede que no quede piedra sobre piedra para reconocer y seguramente la guerra terminará por alcanzarnos. Vale.
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